Sin dramatizar, hacer pie lo antes posible antes que sea demasiado tarde y el barco se hunda debe ser la misión de este Patronato modelo 2023 en su próxima presentación, que en este caso, corresponde a la fecha 5 del Torneo Nacional. El Rojinegro viene de perder sin atenuantes la Supercopa Argentina ante Boca Juniors por 3-0 en Santiago del Estero. En este cotejo las diferencias de categoría se notaron claramente más allá del aceptable primer tiempo del equipo de Paraná. Una vez que el rival, que no brilló, marcó en la red contraria, la estrategia se desmoronó y el partido se rompió en favor del equipo de La Ribera.
Patronato: empezar a ganar para encontrar oxígeno
Por Andrés Martino
El conjunto orientado de Walter Otta fue entusiasmado a este cotejo, a intentar disfrutarlo y meter el batacazo, pero se vino con las manos vacías.
De todos modos este juego puntualmente no debería ser motivo de una preocupación extrema ya que el foco está, inevitablemente, en otro lado, en el certamen de ascenso donde aún no se ganó y quedaron más cosas en el debe que en el haber. Acá si hay que prestar atención.
El Santo disputó cuatro compromisos en lo que val del año en la B, de los cuáles empató en tres de ellos y perdió uno en casa ante San Martín de San Juan (Hizo 3 goles). Para los que pensaban que este periplo sería sencillo por venir de Primera y ser campeón de la Copa Argentina, se equivocaron. El Nacional es un certamen durísimo donde cualquiera le puede ganar a cualquiera. Parece una frase hecha, pero es así y a Patronato le pasó.
Era favorito ante Guillermo Brown como local en el Pedro Mutio (juega allí hasta que el Grella esté listo para la Copa Libertadores) y empató sin goles; era superior en los papeles al CADU y terminó 1-1 ante un recién ascendido a la divisional.
Con los sanjuaninos párrafo aparte porque San Martín es un equipo grande del interior que conoce la B y estuvo en Primera en varias oportunidades. Se perdió como local y era algo que podía pasar. Obviamente lo mejor era que no pasara, pero pasó y ya está.
Después llegó el momento propicio para levantar cabeza y rápido, pero se falló desde el resultado y desde la producción. Partido flojito e igualdad ante Flandria a poco del final.
Ahora se viene Alvarado de Mar del Plata (lunes en cancha de Paraná) que también no sabe lo que es festejar en la competición (empató los tres juegos). ¿Entonces? Fácil hay que ganar o ganar mpás allá de jugar bien. Esa debe ser la meta. Un triunfo le puede dar oxígeno para seguir trabajando en reafirmar los conceptos que persigue el DT, que son interesantes, pero que hasta el momento se plasmaron poco y nada. Se trabaja regularmente bien en la zona defensiva, pero del medio para arriba aún hay cuestiones por pulir y mejorar.
Este equipo, que es totalmente nuevo y este no es un dato menor, por nombres, puede jugar mejor.
En cambio si no se gana, un mal resultado no sería lo ideal para el ámbito laboral ya que las dudas comenzarían a sentirse más en el plantel que las certezas y eso no es lo mejor. Le puede pasar a Patronato y le pasa a cualquier equipo que se arma para una meta y que en el andar muestra lo contrario.
Hoy el Rojinegro es el rival a vencer, porque se lo ganó, pero debe comenzar a levantar para revalidar esa chapa. Y además un buen andar en la B Nacional le puede dar confianza para la cita internacional. La Copa Libertadores debe ser un disfrute, una enriquecedora experiencia, peor ojo, no un papelón porque malos resultados pueden después hacer eco de manera negativa en el Nacional y eso tampoco debería ser conveniente.
Esto recién arranca, falta mucho camino por transitar, pero el triunfo debe llegar así los jugadores y el cuerpo técnico logran sacarse esa mochila de encima y continuar con más alivio. ¿Podrán?