Aun con marcados errores, Patrón se empecina en sostener su proyecto en el fútbol de Primera con un trabajo de inferiores que lejos está de nutrir con valores propios al plantel profesional, pero que le permite ir formando jugadores con otro tipo de roce, en una competencia de otro nivel imposible de divisar en otra entidad.
¿Qué sucedería con los clubes entrerrianos profesionalizados a partir de un recorte importante del apoyo estatal? A la luz de los resultados las pruebas están a la vista.
Patronato fue el único capaz de sostenerse en el mismo nivel. Así como tuvo capacidad de administrar la plata dulce proporcionada por esferas gubernamentales hoy se sostiene en la vidriera grande primeramente por el compromiso de algún dirigente al que la pasión lo lleva a poner lo que sea para ver a su club codeándose entre los grandes y en menor medida porque el estar entre los mejores lleva a empresarios a invertir en Patronato. Cuanto más abajo caigas menores serán los aportes públicos y privados. Y eso ya lo tienen en claro en la institución.
No tener competencia entre los límites que marcan los ríos Paraná y Uruguay no es lo mejor que le puede pasar al Santo. Que ninguno le haga sombra no es lo mejor que le puede pasar, hasta le puede limitar el crecimiento, ya que la competencia siempre enriquece a las entidades porque las lleva a mantenerse siempre alertas y pensando en el futuro.
Que nadie se sienta ofendido por esta redacción, es apenas un tema más de un debate muy amplio como el fútbol y sus actores. Mis argumentos quedan impresos y me llevan a creer que en lo futbolístico, como dicen sus hinchas: "Patronato es el más grande de Entre Ríos".
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