El 24 de junio se celebra el Día del Cantor Nacional en homenaje a una de las voces más emblemáticas del Tango en Argentina, el Río de la Plata y en el mundo: Carlos Gardel. La fecha fue elegida porque hace 89 años fallecía el músico que logró popularizar este género musical tan característico de nuestro país.
Carlos Gardel: día del Cantor Nacional en homenaje al Zorzal
Este 24 de junio se cumplen 89 años del fallecimiento del mítico cantor Carlos Gardel sigue siendo una de las voces más emblemáticas del Tango en la Argentina.
Fue en 1991 cuando en Congreso de la Nación decidió proclamar este día en su honor para rememorar su obra y recordar su trabajo con las nuevas generaciones.
El lugar de nacimiento de Carlos Gardel es disputado por Francia, Argentina y Uruguay, pero lo que resulta innegable es su arraigo a Buenos Aires. Pasó gran parte de su infancia en la Calle Corrientes porque acompañaba a su madre a su trabajo en teatros. Entonces desde muy chico comenzó a cantar y a codearse con el mundo del espectáculo. En 1911 se unió a José Razzano, con quien interpretó sus primeros temas.
Compuso 85 canciones y participó en 21 películas, pero murió en un trágico accidente cuando la aeronave en la que se encontraba chocó con un avión en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, en Colombia.
Su origen
El 4 de noviembre de 1920, ya famoso y aclamado por el público, Carlitos recibió el documento de identidad argentina. ¿Pero, cómo era el país y la ciudad, sobre todo, que lo vio llegar cuando aún usaba pañales?
“Para entender el desarrollo del fenómeno Gardel tenemos que remitirnos a la Buenos Aires de principios del siglo XX y a los cambios originados con la inmigración, multiplicados con tal fuerza y masividad, que inauguraron una dinámica social y un mestizaje con un vuelo que sólo el tango fue capaz de mostrar y expresar”, invita a pensar Walter Santoro, presidente de la Fundación Internacional Carlos Gardel.
Al momento de su llegada, en la Capital Federal el 7% de la población era de origen extranjero; para 1914, la cifra alcanzaba el 50 por ciento. Además, en Buenos Aires había una gran porción de migrantes llegados de otras provincias y apenas un tercio eran porteños de nacimiento. “El cambio que tuvo la nación fue de una magnitud inusitada: la nueva situación generó cambios en los ejes culturales sobre los que pivoteaba nuestra sociedad y los arquetipos sociales derivados de la cultura variaron radicalmente”, destaca.
Como lo hicieron otros miles y miles de inmigrantes llegados a esta tierra, seguramente Berta eligió Argentina porque era la nación prometedora de grandes oportunidades. Los motivos reales son desconocidos, pero de sobra están demostrados los sentimientos que Gardel tenía por este suelo, y sus tangos dan fe de ello.
Durante su infancia, el pequeño Carlitos fue cuidado por distintas amigas de Berta mientras ella trabajaba en tareas domésticas, lavando y planchando ropas a cambio de un poco de dinero, el suficiente para los platos de comida. “Cuentan los hijos de Rosa Corrado de Franchini, que compartieron su infancia con el pequeño, que ‘desde muy chiquito soñaba con ser cantor. Él mismo lo decía. Muchas veces, de noche, cuando se acostaba, lo veíamos en la cama con un pequeño palo, a manera de guitarra, y cantaba las canciones de la época. A los siete años se sentaba en las puertas de calle a cantar, y enseguida lo rodeaba un mundo de muchachitos y por intermedio de ellos, muchas familias se lo llevaban a sus hogares, durante días enteros’”, revive Santoro, uno de los grandes estudiosos de la vida y obra gardeliana.
Según contó su propia madre, cuando tenía 12 años le pidió las llaves de la puerta de calle porque “esa noche tenía un programa”. A esa edad, daba recitales amateurs en casas de familia y donde lo llamaran a cantar. Talento innato.
El adolescente Carlos y su madre Berthe
Su adolescencia no fue distinta a la de otros niños humildes y solía pasar buena parte del tiempo rebuscándosela para hacerse de un dinero: iba de timba, apostaba y hasta tuvo alguna actitud que le valió vérselas con la policía. “Ese tipo de vida era una obsesión para aquel muchachito morocho, peinado con raya al medio, bastante gordito y de andar desenfadado”, repasa el también coleccionista de objetos gardelianos.
“Doña Berthe ya había perdido las esperanzas de retenerlo a su lado y la calle pasó a ser su casa. En diferentes ocasiones, durante días e incluso meses, se ausentaba de su hogar. Es conocida su detención en Florencio Varela por vagancia o fuga del hogar, en 1904, por la Policía de la provincia de Buenos Aires. Por lo que sabemos, estos encuentros con la policía habrían sido frecuentes. Esto describe la compleja situación socio-económica en la que vivía; situación que supo sortear por su inteligencia y tenacidad, cualidades que fueron un eje fundamental para encarar los desafíos futuros”, explica Santoro quien además publicó un libro en el que recopila desconocidas fotografías de la historia de Carlos Gardel y su época, “Gardel en imágenes”.
Su carrera, aunque no de manera profesional, comenzó en el café de los Traverso y en el comité conservador de la calle Anchorena al 600. Más tarde, en 1927, se mudó con su madre a la casa de Jean Jaures 735, la única que pudo comprar y que actualmente es la Casa Museo Carlos Gardel.
En esa primera etapa, se vestía con ropas de gaucho y payaba. Se le discutía que no era muy hábil para improvisar sus propios versos a medida que cantaba (característica decisiva para el éxito de los payadores), pero su voz comenzaba a hacer latir todos los corazones y además a abrirle camino en el mundo de la canción.
A comienzos de 1911, conoce al uruguayo José Razzano con quien inicia su carrera musical, en la casa de un amigo en común, en la calle Guardia Vieja, cerca del Mercado de Abasto. Gardel ya cantaba a dúo con Francisco Martino, y se suma Razzano y poco después el cuyano Saúl Salinas. Había iniciado una de las etapas más conocidas del tango.
Su carrera comenzó a crecer de manera exponencial y en 1931 conoce a Alfredo Le Pera, con quien ya había empezado a tener contacto el año anterior. Para entonces, Gardel ya estaba en el apogeo de su carrera musical ya actoral, pero la dupla con Le Pera la disparó al resto del mundo: juntos compusieron los tangos más reconocidos y que los catapultaron a la fama internacional. Estaban juntos con sus guitarristas cuando el 24 de junio de 1935 murieron en el trágico accidente de Medellín.