Un diagnóstico de cáncer golpea muy fuerte al paciente y a su entorno; transitar un tratamiento es un camino de emociones encontradas, con días buenos y otros no tanto. En el sube y baja anímico un solo gesto irradia luz y transmite energía en un espíritu cansado. Con la idea de acompañar al otro durante la quimioterapia surgió Guerreras y Solidarias Gualeguay, un servicio de amor transformado en gorros, turbantes y mantas.
Gualeguay: un abrigo esperanzador durante la quimioterapia
Por Dina Puntín
Gisela Álvarez es paciente oncológica y difusora de las actividades del grupo que se fundó en 2019 por iniciativa de Patricia Zair, que también transitó la enfermedad.
Ambas ya se conocían y en una situación de quimioterapia decidieron unirse.
"Guerreras y Solidarias se inició en 2019 por impulso de Patricia Zair después que terminó su tratamiento. Ella siempre cosió y empezó a hacer turbantes para su uso personal, después empezó a subir fotos, a la gente le empezó a gustar y comenzó a realizarlos para regalar. Se dio cuenta que era demasiada la demanda, que querían comprarles y demás y decidió pedir ayuda para coser. Así, sin querer queriendo se empezó a sumar gente, tanto pacientes (como es mi caso), familiares de pacientes que perdieron su lucha y familia de otros que todavía la siguen peleando, también gente común que quiere colaborar", explicó Gisela en diálogo con UNO.
Patricia había sido maestra jardinera del hijo de Gisela que hoy tiene 17 años. "La química surgió enseguida, me sumé en el 2020 después que terminé mi tratamiento. Como yo no sé coser, ni cortar, ni bordar, me hice cargo de las redes y de mostrar lo que se estaba haciendo, a qué lugares se estaba llegando, conseguir donaciones, hacer conocer este grupo que empezó de abajo y hoy sigue creciendo", describió.
Guerreras y Solidarias Gualeguay está integrado por mujeres que trabajan en sus casas, en sus ratos libres, cuando pueden coser. "Ellas me pasan las fotos de los trabajos, las subo a las redes y por ahí nos juntamos cuando alguna donación sale a destino, ahí charlamos mientras armamos las cajas, le colocamos el logo y escribimos la carta al destinatario".
Se han realizado entregas en Gualeguay, Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Rosario del Tala, Paraná (Hospital San Martín y Hospital Materno Infantil San Roque) y en Oro Verde (Centro de Medicina Nuclear y Molecular Entre Ríos).
Para llegar a más lugares necesitan donaciones. "Ahora estamos lanzando la campaña Otoño-Invierno y pedimos un metro de polar bajo el lema 'Ayudanos a abrigar con amor'. Con ese metro de tela se realiza una manta para taparse durante la quimioterapia o también salen 6 o 7 gorros para usar cuando se cae el cabello. Pedimos polar porque es más abrigado y puede ser usado por mujeres, hombres y niños; nosotros trabajamos la tela jersey todo el año para hacer turbantes, pero están más enfocados en la mujer, porque tiene otro tipo de formato. Esta campaña es para que puedan usarlos todos, desde abuelos a niños", señaló Gisela.
La gente habitualmente dona un metro de tela, también hilos o elástico. "Hay personas que por cuestiones de tiempo o distancia hace donaciones de dinero, si es en Gualeguay nos acercan el sobre, sino tenemos un número de cuenta donde depositar y por ello se pueden poner en contacto telefonico con el 3444 467393 (Patri) o 3444 441386 (Gise)", indicó.
Las Guerreras y Solidarias saben lo que es estar en una sala de quimioterapia. "Ayudar a los otros es devolver un poco el cariño que nos brindaron en situaciones de tratamiento. Esta es una enfermedad donde la contención es lo principal, la empatía, el afecto de la familia, los amigos. Creo que ésta es la manera, hacer algo por la gente que la está pasando como ya la pasamos nosotros; estamos en la piel de esas personas. Perder el cabello no es fácil, es una parte del cuerpo, es valioso, y enfrentar la vida, los días cotidianos, ser observada, es difícil hasta que perdés el temor y vas contra todo".
Testimonio
Una parte importante para llevar adelante el diagnóstico de cáncer es compartir. Descubrir testimonios de personas que pasaron por la enfermedad, la quimio o los rayos es una luz que propaga esperanza y motiva a seguir adelante.
La historia de Gisela Álvarez es seguramente muy parecida a la de muchas mujeres que hoy tienen en sus manos el resultado de una biopsia, se palparon un bulto en el pecho o un familiar en tratamiento.
"Me diagnosticaron cáncer de mama en 2019, me operaron y me hicieron 16 sesiones de quimio y 33 de rayos; tengo otras operaciones que se originaron entre los controles que me realizan cada tres meses. Hoy estoy con quimio oral, pastillas fuertes como la quimioterapia endovenosas pero con efectos no tan fuertes como fue la pérdida de total del pelo, es más tolerable. Sigo haciendo los controles, todos al pie de la letra como piden mis oncólogos, es fundamental tener buena relación con ellos para poder transitar esta enfermedad de la mejor manera", contó Gisela.
Para ella los pilares de su tratamiento son la familia, en primer lugar y también el deporte.
"La familia es fundamental, la mía está integrada por mi esposo Sebastián y mis hijos Valentino de 12 y Santino de 17 años. Cada uno enfrentó la enfermedad a su manera, con su personalidad, como lo pudo llevar y eso fue respetable porque todos somos distintos. Nunca dejaron de acompañarme, de estar, al contrario, esto nos unió más. Mis padres están en Gualeguayhcú pero estuvieron siempre, después de la quimio, al finalizar rayos, con los chicos, con la casa, porque de un día para el otro se te descompagina todo y tenés que ocuparte de vos, lo otro pasa a un segundo plano. Es un trabajo grupal, las amistades hacen su parte, están presentes con un mensaje, con un mandado, como digo siempre tengo un equipo de primera que no cambio por nada", enfatizó.
Sobre la parte deportiva, Gisela señaló: "Nunca dejé de hacer deporte, antes hacía un poco más pero ahora estas pastillas no me permiten tanto. Antes corría con un profesor todos los días, ahora solo cuando el cuerpo me da. Lo que sí sigo haciendo es softbol, este domingo tuve la sorpresa de un encuentro en Gualeguay que llevó mi nombre. Vino Sóftbol Play de Paraná y otro equipo de Berazategui; me hicieron una mención y se hicieron nuevas casacas con la pelota y el lazo rosa, fue muy gratificante. Llevo ocho años en el club, soy parte de la comisión y aún en mi peor momento ir a la Olla (cancha municipal de sóftbol), sentarme con el mate, ver el encuentro de afuera, participar desde otro lado, me ayudó mucho".