"Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía" decían nuestros queridos viejos años atrás, cuando éramos gurises detrás de la pelota.
Fútbol, TV y pesos
Por Gerardo Iglesias
4 de septiembre 2016 · 10:15hs
Hoy, grandes y con pantalones largos, nos quedó la pelota solo como juego, para disfrutarla viendo las habilidades de otros, más jóvenes. Y para eso tenemos la televisión, que nos trae casi todos los días el juego al TV del hogar.
El fútbol argentino se puso en marcha tras tres meses de ausencia, por reclamos de los clubes y de los jugadores. Y se arregló previa intervención de AFA y con el Gobierno metiendo mano en los contratos de televisación. Y ahí aparecieron los dinerillos para que se destrabe todo y comience el juego.
Todos reciben dinero. Pero acá aparece la desconfianza. Porque van cerrando el círculo para terminar vendiendo el fútbol de los clubes a la parte privada. Acorde a los tiempos mercantilistas que corren, donde todo es ganancia, es negociable, vendible, comerciable. Los clubes terminarán acorralados por el poder que baja desde el Gobierno y por la billetera de los monopolios, que van por la gran torta televisiva.
Hoy disfrutan de una parte de ganancias que generan. Pero es una pequeña limosna para que el andamiaje se ponga en marcha nuevamente y no pierda el valor para las grandes ganancias que vendrán otra vez.
Ahí están los "cinco grandes" repartiendo la torta en pedazos elegidos por ellos, con el resto esperando una porción para poder sobrevivir mientras hacen de segundos protagonistas, a la vez que alimentan a esos grandes con sus mejores jugadores. Y esos grandes le están abriendo la puerta a las cadenas televisivas extranjeras y locales, para que, desde enero, se queden con las transmisiones de los encuentros y tengamos que volver a los bares a compartir el codificado del domingo. O simplemente observar las tribunas, como hace más de 15 años.
Hasta los clubes del Federal A recibieron un aumento, merecido, lógico y obvio. Pero esta limosna encierra lo que se viene. Fútbol restringido, superliga de 20 equipos manejados por cuatro o cinco que se llaman, engañosamente, poderosos; y partidos por sistemas codificados. El resto, el "sabalaje" de siempre, el que aguanta la pasión y sostiene los clubes, estaremos en la mesa de las migajas que nos dejen. Aguantando con seis atrás y esperando salir de contra.