La primera misión argentina en la Amazonía peruana es una realidad desde abril de este año. Entre los ocho misioneros que iniciaron esta travesía hay una religiosa entrerriana: la hermana Sara Dalzotto, mercedaria de 74 años de edad y con más de 50 dedicada a la congregación. Ella sintió el llamado de una iglesia argentina en salida y no dudó en comprometerse con el trabajo evangelizador.
Hermana Sara Dalzotto: espíritu inquieto para llevar la misión a los pueblos ancestrales
Por Dina Puntín
Sara Dalzotto
Presencia. La hermana Sara transita su segundo año de misión.
Sara Dalzotto
Fiesta de la Asunción de la Virgen. Es la patrona de la población Selva de Oro. El desarrollo de la festividad popular dura tres días. El sacerdote viaja para participar de la procesión, misa y administración de los sacramentos.
Sara Dalzotto
Compañeros de misión. Junto a la entrerriana Sara Rosa Dalzotto se encuentran Claudia Novarino, María Celeste Pereyra y el padre Juan Manuel Ortiz.
Sara Dalzotto
Selva amazónica. La población total estimada del vicariato apostólico es de casi 350.000 habitantes, diseminados en el extenso y fragmentado territorio de más de 150.000 kilómetros cuadrados.
Su lugar de residencia es el centro poblado de Mantaro de la región del Vraem, sigla que hace referencia al Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, un área muy grande y que desde hace muchos años padece el flagelo del terrorismo, el narcotráfico y la pobreza. Allí pidió el papa Francisco llegar con el impulso misionero preocupado por los pueblos indígenas.
Bajo la denominación “Iglesia Argentina: Amazonía es tu misión” se puso en marcha el proyecto misionero de manera conjunta por la Conferencia Episcopal Argentina y las Obras Misionales Pontificias. Con el apoyo económico de fieles católicos argentinos se solventa este envío al Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado. En este vicariato, en la parroquia de Pichari, un sacerdote tiene que atender a más de 189 pueblos y 209 instituciones educativas, la mayoría de cultura andina quechua, y unas cuantas de los pueblos originarios amazónicos matsiguenka y asahaninka. La población total estimada del vicariato apostólico es de casi 350.000 habitantes, diseminados en el extenso y fragmentado territorio de más de 150 mil kilómetros cuadrados.
Y esos pueblos se encuentran a grandes distancias entre sí, lo que complica el traslado y la visita de los misioneros a las distintas comunidades.
La hermana Sara Dalzotto -con su hábito mercedario- recorre valles, costas, selvas para visitar a los pobladores de la Amazonía peruana y algunas veces refleja costumbres de los habitantes en fotos que comparte entre sus contactos de whatsapp.
En esas imágenes se reflejan su espíritu misionero que la lleva a trasladarse de un lado a otro para conocer pobladores, tradiciones, deslumbrarse con los paisajes, acompañar al hermano que lo necesita, compartir ritos y acercar el amor a Dios.
En diálogo con UNO, la hermana Sara -nacida en Santa Juana (departamento Federación) y criada en San Jaime de la Frontera- describió su trabajo, como aún siguen integrándose a las comunidades y la esperanza en cada pequeño logro alcanzado.
"Estamos conociendo la zona, visitando comunidades, intensificando la presencia en algunas poblaciones más grandes. A muchas comunidades fuimos una vez y no hemos vuelto; en otras nos han pedido que volvamos, vamos poniéndonos en contacto y este contacto es muy rico, es sorprendente, en general nos reciben muy bien las comunidades de colonos y las comunidades nativas", expresó.
La religiosa del Instituto Terceras Mercedarias del Niño Jesús es maestra para la enseñanza primaria y profesora de Filosofía y Pedagogía. Tiene experiencia de 30 años en educación y en conducción institucional y está jubilada en las tareas docentes desde hace más de diez años.
Acostumbrada a trabajos de animación educativa y pastoral, busca la forma de llegar a todos los hermanos de su jurisdicción.
"En las poblaciones más grandes quizás cuesta un poco más encontrarnos y ver cómo comunicarnos, el whatsapp solo no funciona, habitualmente la forma de comunicarse en las poblaciones se denomina Formación e Información y consiste en convocar los domingos a las 6 o 7 de la mañana a los vecinos para contarles aspectos que hacen a la población o resolver una situación. Eso es bastante común, a esa hora bajan las distintas comunidades nativas y es la forma que tienen para ponerse al día con lo que sucede".
Antes de partir a Perú, la hermana le había manifestado a UNO: "Mis expectativas son integrarme, escuchar, estar abierta a esta cultura porque es una cultura diferente y hace mucho tiempo que no hay presencia explícita de la iglesia católica allí".
Y esa adaptación es día a día, conociendo la idiosincracia de los lugareños.
"Se usa mucho el boca en boca, la visita de las casas. Ahora tenemos la posibilidad de visitar una población que se llama Natividad y está preparando la celebración del 8 de setiembre -Natividad de la Virgen María- y queremos estar allí tres o cuatros días previos para visitar las familias. Allí donde estamos es misión, se anuncia con la palabra, con los gestos", contó y añdió: "La gente es muy reservada, quién más quien menos tiene el dolor de una pérdida. Nuestra tarea es visitarlos, darnos a conocer, conocerlos. Nos reciben muy bien. Compartimos la vida, la palabra. Los invitamos a que pasen por nuestra casa, eso les hace muy bien, estamos recibiendo a los pobladores en Mantaro".
La travesía de trasladarse y los costos que implica es una de las situaciones diarias a resolver para los misioneros.
"Nos preguntan mucho cuándo viajamos, no es fácil visitar porque que nos movemos en motocarro o camionetas que pasan por la ruta. Ahí se pagan 10 soles, 15 soles más o menos para ir a otro lugar. Si podemos vamos en la parte de adelante que caben 4 personas, sino en la tolva, en la parte de atrás de la camioneta. Ahí se llena, van 8 o 10 personas. A mí no me tocó viajar ahí atrás pero a los demás misioneros sí. A veces es una opción porque es a mitad de precio, gastamos mucho dinero y tiempo en cada viaje. Era un costo que no teníamos previsto y tampoco pensamos en que eran tan largas las distancias por caminos tan desmejorados", describió.
Los compañeros de ruta se sorprenden con la presencia de los misioneros.
"La gente con la que viajamos muchas veces nos preguntan y se admiran de que estemos dedicando nuestro tiempo y la vida aquí, que hayamos venido de Argentina dejándolo todo, eso les llama la atención y se quedan como admirados", dijo la religiosa.
La presencia de la iglesia Evangélica en la zona es muy fuerte y la misión católica intenta retomar la viviencia de la fe apostólica. En eso trabajan los obispos de la selva que buscan crear el Seminario Amazónico Intervicarial del Perú. De ahí que la presencia de los misioneros sea de vital importancia para acoplar los procesos de una iglesia sinodal.
"En la comunidad de Natividad, con esta preparación para la fiesta de la Virgen surgen personas que quieren bautizarse, casarse. Ya concretamos un matrimonio, tuvimos que ver papel por papel, ir resolviendo. Porque hay mucha movilidad de gente, los que vivían en la costa ahora están en esta zona; hay gente de Lima. Hay como un ir y venir de la población, de las chacras que hace que no se conozcan o no tengan a quién preguntar por sus papeles de bautismo, por ejemplo", explicó la religiosa y añadió: "Vamos haciendo esos caminitos incipientes pero necesarios".
Y contó que: "Hay niños evangélicos que todos los sábados van a la iglesia, ellos quieren bautizarse pero hay que hablar con las familias. Leen la lectura, se ofrecen para todo. La mayor parte de la gente tiene familiares directos evangélicos y aquí tienen una prédica muy fuerte , están muy instalados. Tenemos un señor que se prepara para casarse en los próximos días y tuvo toda una situación de familia, un litigio porque su papá es evangélico muy convencido, entonces estaba en el dilema de si lo invitaba al bautismo, le dijimos que sí, que participe".
Sobre la vida laboral de la comunidad contó que trabajan mucho. "Aquí se trabaja de las 6 de la mañana a las 18, habitualmente de corrido, tienen su negocio en el pueblo y luego vuelven a su chacra. Los docentes casi siempre vienen de otro lugar, también los profesionales, se quedan 15 días, 1 mes o 1 año en este lugar que es muy distante. Esa es una realidad hay gente que está pero no es de aquí".
La misión está en marcha, en principio de la Hermana Sara Dalzotto se quedará dos años aportando su carisma mercedario. Mientras tanto, en Argentina se preparan nuevos misioneros para tomar la posta y mantener el proyecto de sostener la fe y las prácticas religiosas de acuerdo a la identidad de los pueblos indígenas.
Compañeros de misión
Están destinados a la comunidad Mantaro -junto a la entrerriana Sara Rosa Dalzotto- Claudia Novarino, María Celeste Pereyra y el padre Juan Manuel Ortiz.
Claudia es laica misionera adgentes de 44 años, oriunda de la diócesis de Río Cuarto. Comenzó su formación en 2017 en el centro de formación misionera AG Región Centro.
Es licenciada en enfermería, con 25 años de trayectoria de trabajo en hospitales públicos, (internación, emergencia, pediatría, ginecoobstetricia, quirófano, inmunizaciones)
Tiene experiencia misionera Ad intra y Ad Extra (dentro y fuera del país). Realizó junto a otros misioneros un viaje de misión itinerante a Bolivia y parte de Perú, conociendo las distintas realidades pastorales, cultura, formas de vida.
En su experiencia pastoral se destacan el ministerio de música, jóvenes, niños, Consejo Pastoral, Misión Adgentes, Pastoral de adicciones, Pastoral de embarazadas y primera infancia, catequesis de adultos, Cáritas, acompañamiento familiar, UEAM (Unión de Enfermos y ancianos Misioneros), misión, acompañamiento en los barrios marginados de su comunidad, y Pastoral de la Escucha.
Por su parte, María Celeste Pereyra, de 49 años, es licenciada en Trabajo Social, con experiencia en pastoral aborigen y de adicciones. Coordina un centro de integración familiar.
Es misionera permanente en el Chaco argentino. Integrante de la fraternidad misionera diocesana de San Roque. Hace 25 años vive en comunidad en zona de monte de la diócesis de San Roque, animando las comunidades de los parajes del monte y acompañando grupos de jóvenes y niños aborígenes Wichi. Participa junto a su compañera de comunidad en la pastoral misionera animando organizando las misiones los encuentros la formación.
Junto a ellas se encuentra el padre Juan Manuel Ortiz de Rozas, de 43 años, sacerdote de la diócesis de San Isidro desde hace 12 años.
Estudió medicina hasta el cuarto año de la carrera. Estuvo siempre en parroquias en contexto de pobreza en el Gran Buenos Aires y participa activamente en la pastoral de adicciones de la diócesis y en la comisión nacional de drogadependencia. Durante seis años formó parte de la Comisión Nacional de Drogadependencia.
En su último destino pastoral fue párroco de Nuestra Señora del Carmen en San Fernando. Participó de diferentes misiones en las provincias de Buenos Aires, Neuquén, Catamarca, Salta, Corrientes y Chubut.
Hace cuatro años (febrero del 2017), con un sacerdote amigo, realizó una experiencia de 10 días en Yurimaguas, otra zona de la selva amazónica peruana.
Festival del Cacao y patronal de la Natividad
Autoridades y la población en general del Centro Poblado de Natividad organiza para la población picharina y del Vraem diferentes actividades costumbristas, agropecuaria, artesanal y agroindustrial del 5 al 8 de setiembre.
En esos días se desarrollará la festividad en honor al cacao, productos orgánicos y también a la Virgen de la Natividad. Allí estará presente la hermana Sara Dalzotto para compartir la celebración religiosa.
En articulación con la municipalidad de Pichari se realizará el XIII Festival del Cacao Orgánico y la Fiesta Patronal de la Virgen de Natividad, a fin de promocionar la feria agropecuaria, agroindustrial, gastronómica y artesanal, con el objetivo impulsar la comercialización de los diversos productos de la zona.
Entre las actividades que tendrán lugar en el centro poblado se difundió el motocross, derivados de cacao, Miss “Sumaq Cacao”, super rally (premios más de 20 mil soles), warmy qipiy, platos típicos, concursos de la cultura asháninka, campeonato deportivo, concursos agrarios y mucho más; mientras que para el día 6 de setiembre se anunció la presencia del Grupo Qorimanta.
Como todos los años se impulsa la presencia de turistas locales, regionales y hermanos de todo el Vraem.