La Hermana Mercedaria del Niño Jesús, la entrerriana Sara Dalzotto, partió el lunes rumbo a su nuevo destino pastoral: la Amazonía peruana. Como ya informó UNO, la religiosa integra el primer grupo de misioneros que vivirá por tres años el proyecto “Iglesia argentina, Amazonía es tu misión”, impulsado por Obras Misionales Pontificias Argentina con el apoyo de la Conferencia Episcopal.
La Hermana Sara partió a su nuevo destino pastoral
Por Dina Puntín
Junto con la religiosa de 74 años partieron Claudia Novarino, Flavia Cuadro, María Celeste Pereyra, y el matrimonio de Alejandra Aqueveque y Néstor Castro, hacia el Vicariato de Puerto Maldonado.
El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, presidió en la mañana del domingo, en la catedral metropolitana de Buenos Aires, la misa de estos misioneros argentinos. Concelebraron la Eucaristía el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMcap; el obispo de Gregorio de Laferrere, monseñor Jorge Torres Carbonell; el obispo de Azul, monseñor Hugo Salaberry SJ; el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Alejandro Giorgi; el padre Jerzy Marian Faliszek SVD, director nacional en la Argentina de las Obras Misionales Pontificias (OMP) y sacerdotes vinculados a la misión.
En su homilía, monseñor Ojea expresó la inmensa alegría que significa para la Iglesia en este envío misionero “a estos misioneros que también manifiestan por ser la mayoría mujeres, laicas, matrimonios, religiosas, sacerdotes, la diversidad de los carismas de nuestra Iglesia”.
Dirigiéndose a los misioneros, el obispo de San Isidro expresó: “Ustedes han vivido un encuentro profundo con Jesucristo, y eso hizo posible que el Señor le contagiara a cada uno de ustedes su ardor misionero”.
“Nosotros sabemos, como nos enseña Aparecida, que la vida se acrecienta dándola, y se debilita en el aislamiento y en la comodidad. De hecho, los que más disfrutan de la vida son los que dejan la comodidad de la propia orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás, cruzando a la otra orilla”, advirtió.
En ese sentido, les pidió: “Nosotros vamos con ustedes, llévennos. Tienen todo el respaldo de la comunidad de la Iglesia argentina, que también quiere enriquecerse con ustedes, porque sabemos que al enviar misioneros, obtenemos una enorme riqueza para nuestras diócesis y para nuestras Iglesias particulares. Llévennos con ustedes, nosotros vamos a estar con ustedes, siéntannos muy cerca”, exhortó.
“Al enviarlos a esa región, que es como un pulmón del mundo, pero que se encuentra en una crisis gravísima, la Iglesia argentina sabe que va a recibir a través de ustedes, que responden valientemente a este llamado del Espíritu, muchos bienes”, aseguró monseñor Ojea.
Por eso, en nombre de la Iglesia, deseó “de todo corazón, que sean muy felices respondiendo a este llamado, que puedan experimentar aquella alegría de la que nos hablaron nuestros obispos en Aparecida”.
“Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona, haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos pasó en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y con nuestras obras, es nuestro inmenso gozo”, sostuvo.
“Que la Virgen misionera, que supo recibir en su corazón la Palabra de Dios, porque estuvo siempre abierta a ella, que supo además guardarla en su corazón, meditarla y rumiarla, que supo también ponerla en práctica y llevarla a su prima Isabel para dar testimonio del amor de Dios, los acompañe en cada paso que van a dar, para que puedan vivir este inmenso intercambio de bienes que sólo la Iglesia es capaz de darnos como una fuente constante de nuestra alegría vivida en profunda comunión”, concluyó.
Historias
Cada misionero tiene una historia de vida y lleva a las comunidades su espiritualidad y dones.
La entrerriana Sara Rosa Dalzotto es religiosa del Instituto Terceras Mercedarias del Niño Jesús, tiene 74 años y pertenece a la Congregación de Derecho Pontificio. Recibió su formación pastoral y catequística en institutos eclesiales. Estará destinada a la localidad de Mantaro y allí aplicará sus conocimientos en la enseñanza primaria y los profesorados de Filosofía y Pedagogía. Si bien está jubilada de la tarea docente, tiene experiencia de 30 años en educación y en conducción institucional.
La monja que vivió en San Jaime de la Frontera, realizó trabajos de animación educativa y acompañamiento a equipos de conducción y de animación pastoral educativa hasta antes de viajar a Perú. Participó en varias misiones específicas en tiempos de receso escolar, organizadas por tres años consecutivos en el mismo lugar, en la Argentina.
Claudia Novarino, laica misionera adgentes de 44 años, oriunda de la diócesis de Río Cuarto. Comenzó su formación en 2017 en el centro de formación misionera AG Región Centro.
Es licenciada en enfermería, con 25 años de trayectoria de trabajo en hospitales públicos, (internación, emergencia, pediatría, ginecoobstetricia, quirófano, inmunizaciones)
Tiene experiencia misionera Ad intra y Ad Extra (dentro y fuera del país). Realizó junto a otros misioneros un viaje de misión itinerante a Bolivia y parte de Perú, conociendo las distintas realidades pastorales, cultura, formas de vida.
En su experiencia pastoral se destacan el ministerio de música, jóvenes, niños, Consejo Pastoral, Misión Adgentes, Pastoral de adicciones, Pastoral de embarazadas y primera infancia, catequesis de adultos, Cáritas, acompañamiento familiar, UEAM (Unión de Enfermos y ancianos Misioneros), misión, acompañamiento en los barrios marginados de su comunidad, y Pastoral de la Escucha.
María Celeste Pereyra, de 49 años. Es licenciada en Trabajo Social, con experiencia en pastoral aborigen y de adicciones. Coordina un centro de integración familiar.
Es misionera permanente en el Chaco argentino. Integrante de la fraternidad misionera diocesana de San Roque. Hace 25 años vive en comunidad en zona de monte de la diócesis de San Roque, animando las comunidades de los parajes del monte y acompañando grupos de jóvenes y niños aborígenes Wichi. Participa junto a su compañera de comunidad en la pastoral misionera animando organizando las misiones los encuentros la formación.
Padre Juan Manuel Ortiz de Rozas, de 43 años, sacerdote de la diócesis de San Isidro desde hace 12 años.
Estudió medicina hasta el cuarto año de la carrera. Estuvo siempre en parroquias en contexto de pobreza en el Gran Buenos Aires y participa activamente en la pastoral de adicciones de la diócesis y en la comisión nacional de drogadependencia. Durante seis años formó parte de la Comisión Nacional de Drogadependencia.
En su último destino pastoral fue párroco de Nuestra Señora del Carmen en San Fernando. Participó de diferentes misiones en las provincias de Buenos Aires, Neuquén, Catamarca, Salta, Corrientes y Chubut.
Hace cuatro años (febrero del 2017), con un sacerdote amigo, realizó una experiencia de 10 días en Yurimaguas, otra zona de la selva amazónica peruana.
Irán a la Comunidad Chirumpiari el matrimonio de Alejandra Susana Aqueveque de Castro y Néstor Edgardo Castro, miembros del Equipo Diocesano de Misiones como delegados de Familias Misioneras.
Néstor Edgardo Castro tiene 49 años y es técnico en construcción, y Alejandra Susana Aqueveque de Castro tiene 48 años, es profesora de educación inicial con postítulo en gestión y conducción educativa.
Ambos se formaron en el seminario catequístico diocesano (3 años de duración), hicieron el curso bíblico de la Universidad Kerygma (2 años de duración), y los cursos de la Universidad de Cuyo: "Querida Amazonía" y "Discípulos misioneros". Participaron en los 5 Comina y en el CAM 1 (Paraná).
Ambos poseen experiencia pastoral como catequistas de iniciación y confirmación, en la liturgia de la música, son profesores de formación cristiana en escuelas católicas privadas, coordinadores de grupos misioneros y de jóvenes.
También tienen experiencia en misiones de verano en distintas provincias de la Argentina. Estuvieron durante un año de misión en Angola (África), misiones en zonas rurales.
Flavia Andrea Cuadro los acompañará en la comunidad Chirumpiari. Tiene 49 años y es oriunda de la arquidiócesis de Córdoba. Es madre, laica y misionera. Su experiencia es de 35 años de pastoral en grupos misioneros, familias misioneras.
Además es catequista, y en pastoral misionera ha servido en diversos grupos: Scouts, carismáticos, catequesis, fue coordinadora juvenil, trabajó en la mesa social zonal, en la astoral de Coro y canto, Legión de María, Cáritas, economía social y solidaria, Liga de Madres y misiones rurales.
Es profesora en nivel elemental, estudió psicopedagogía y posee formación en asistencia a la víctima del delito, familias ensambladas y divorcio, prevención de riesgos y emergencias.
Recibió una diplomatura en violencia de género, prostitución y Trata de personas, estudió misionología y formó parte de la Infancia y Adolescencia Misionera.
La hermana Mayra Lorena Monsalve, por su parte, también estará en Chirumpiari. Tiene 43 años y es religiosa de la Congregación de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas.
Es profesora de Ciencias Sagradas. Trabajó en la Coordinación y animación en Pastoral Educativa. Fue Integrante del equipo de Animación Misionera en la congregación (Referente de la Misión Sur), del Movimiento misionero “Piedras Vivas” animación solidaria con niños, jóvenes, universitarios y adultos en Córdoba, Río Cuarto, Buenos Aires, Villa María, Villa Nueva y Chile.
Realizó acompañamiento espiritual y asistencial en Hogar Pereyra, con niños judicializados en Lomas de Zamora, Buenos Aires, y en los Centros de rehabilitación “Hogar Nazaret” y “Fazenda de la Esperanza”. En Villa María y Villa Nueva, trabajó junto a jóvenes y familiares en prevención de las adicciones y consumo de narcóticos y estupefacientes.
En el asentamiento Villa del Sur, realizó promoción y trabajo con mujeres, y en el Hogar Niño Jesús, acompañamiento espiritual para mujeres de la tercera edad, talleres de espiritualidad, arteterapia y música.
Realizó trabajo en red con Cáritas diocesana y CAJ (Centro de Asistencia Jurídica) Villa María y animación del proyecto Solidario Misionero en merendero “Madre Tránsito” para gente en situación de calle y migrantes en Santiago de Chile.