A medida que se aproximan las celebraciones de fin de año, muchas personas experimentan ansiedad al pensar en compartir reuniones con familiares o conocidos con quienes mantienen diferencias o relaciones tensas. En algunos casos, la Navidad y el Año Nuevo son motivo de malestar y discusiones.
Cómo evitar las discusiones en las cenas familiares de Navidad
La Navidad es una excusa para encuentros familiares en los que no es raro que surjan comentarios inoportunos o actitudes negativas.
Cómo evitar las discusiones en las cenas familiares de Navidad
En estos encuentros, no es raro que surjan comentarios inoportunos, actitudes negativas o una falta de consideración hacia el familiar en cuestión. En este contexto aparece una pregunta central: ¿cómo manejar estos vínculos complejos sin provocar discusiones durante la cena familiar?
Sabina Alcarraz, psicóloga clínica y psicoterapeuta y María Paula Preve, licenciada en Psicología explicaron los desafíos emocionales que surgen en la época navideña, cuando las reuniones representan una fuente de tensión para muchas personas.
La licenciada Alcarraz explicó que desde noviembre, numerosos pacientes consultan por el malestar que anticipan ante las celebraciones tradicionales, “donde la obligatoriedad de compartir con familiares distantes, con quienes existen conflictos o poca afinidad, genera presión social y cultural. En todas las familias ocurren rispideces, vínculos que no son tan saludables ni fluidos ”, indicó la psicóloga.
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Política, religión y fútbol
Durante las cenas de Nochebuena y de Año Nuevo, suele evidenciarse la falta de afinidad entre algunos integrantes, especialmente por los temas de conversación: política, religión y fútbol suelen desencadenar discusiones. También influyen acontecimientos recientes dentro de la familia, como el fallecimiento de un ser querido, una enfermedad, una celebración importante, un casamiento o una separación, explicó Alcarraz.
“Distintas personas empiezan a tomar partido o a generar críticas hacia quienes no están presentes, creando un ambiente poco armonioso”, detalló la especialista.
Luego de las fiestas, relató la psicóloga, la mayoría de las personas refieren haber tenido una experiencia negativa y mencionan síntomas físicos del estrés, como dolor de cabeza o contracturas, inclusive en sus propios hogares, describió la experta.
La envidia tiene un peso considerable en estas reuniones, según Alcarraz. El fin de año estimula balances y la exposición de logros personales, lo que puede despertar incomodidad o sentimientos negativos en quienes no lograron sus metas. “Es común la dificultad para disfrutar de los logros ajenos o para conectarse con la satisfacción de otro. En vez de alegría, surgen la frustración y el enojo”, señaló.
Otra situación frecuente en las fiestas corresponde a los comentarios malintencionados o provocadores durante las reuniones. Alcarraz recomendó analizar quién emite el comentario y cuál es su objetivo. “Si respondemos de forma impulsiva, probablemente generemos más malestar. No hay que otorgar poder ni jerarquía a palabras o personas que no lo merecen”, sostuvo.
Cómo reaccionar
Ante estos episodios, algunas alternativas son ignorar el comentario o, si persiste, responder con calma y preguntar: “¿Qué me estás queriendo decir con esto? No entiendo a qué viene este comentario”. Lo importante es restarle importancia cuando no constituye una agresión grave. Posteriormente, se evaluará si conviene conversar con esa persona o dejarlo pasar como un acto de alguien que busca involucrar a otros en una dinámica poco saludable, explicó la licenciada.
“La indicación es cuidarnos, mantener distancia afectiva y evitar entrar en discusión. Hay que responder de forma pensada y racional, no desde la reacción impulsiva”, aconsejó Alcarraz. Lo esencial es aprender a regular las emociones y responder de forma deliberada: “Siempre habrá quien critique o provoque, pero no debemos darles mayor importancia de la que tienen. Si alguien busca agredir, seguramente no se trata de un vínculo saludable”.




















