En Chicago, Estados Unidos, se realizó el Congreso Mundial de Oncología (ASCO, por sus siglas en inglés), allí participaron expertos de todo el mundo en un programa que abarcó diversas temáticas bajo el lema: "Asociarse con los pacientes: la piedra angular de la atención y la investigación del cáncer".
Cáncer: Chicago fue el epicentro de la innovación oncológica
ASCO 2023
Imagen ilustrativa
Tres pilares conformaron la misión de la Sociedad Americana de Oncología Clínica, la principal del sector: terminar con el cáncer a través de la investigación, la educación y una atención equitativa. Puntos compartidos por el resto de la comunidad oncológica, que se propone no dejar atrás a ningún paciente de ningún país.
En los paneles -que también se transmitieron online– se profundizó en el cáncer de mama, de tiroides, en las terapias locales para el tratamiento del sarcoma, el mieloma múltiple, entre otros. En tanto, algunos de los sponsors fueron BMS; AstraZeneca; Merck; Abbvie; Astellas; Eli Lilly y Novartis. Asimismo, entre los laboratorios nacionales que fueron parte del evento con stand propio figuran Varifarma, con su socio Blanver, de Brasil; Elea; y Adium. También estuvieron Slacom; y Biomakers, la startup argentina de medicina de precisión especializada en testeos genéticos y moleculares oncológicos; entre otras.
Por su parte, como cada año, la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC) realizará su clásico post ASCO, en Salta. Allí, entre el jueves 29 y el viernes 30 de junio, los expertos locales intercambiarán sus experiencias en el congreso y se presentarán trabajos. El encuentro tendrá como directores a Facundo Argañaraz; Federico Cayol; y la doctora Verónica Vilchez.
El congreso ASCO 2023 sirve como punto de intercambio de los avances en la investigación, que apuntan hacia tratamientos menos invasivos o hacia una mayor precisión en el uso de los conjugados de fármacos y anticuerpos. Se han presentado más de 5.500 resúmenes, en los que las combinaciones de fármacos de nueva generación, como inmunoterapia y terapias dirigidas, con otros convencionales, como la quimioterapia, se posicionan como avances clínicos para intentar contener a tumores prevalentes, como mama y pulmón, pero también a otros menos frecuentes.
Por otra parte, en las personas con cáncer de ovario avanzado recientemente diagnosticado y sin mutación en el gen BRCA a las que a su tratamiento habitual se le añadieron los fármacos durvalumab y olaparib tienen una supervivencia sin progresión de la enfermedad mejor que quienes recibieron solo la terapia estándar (37,3 meses frente 23). Solo el 20 % de todos los casos de cáncer de ovario se detectan a tiempo. Y cuando la enfermedad se localiza en el estadio III o superior, las tasas de supervivencia pueden ser tan bajas como el 30 %, según el ensayo clínico DUO-O, en fase II, financiado por la farmacéutica AstraZeneca.
Inteligencia artificial en cáncer
La investigación en cáncer acelera sus avances con una herramienta clave: la inteligencia artificial. Forma parte del día a día del sector y augura un futuro en que avatares digitales de los pacientes permitan optimizar y personalizar el tratamiento y su resultado.
El abanico de posibilidades de la inteligencia artificial en el cáncer es tan amplio como su potencial y su objetivo es no limitar esa tecnología a los ensayos clínicos, el diseño de fármacos o el diagnóstico, sino que vaya también de la mano en ese último paso crucial, el de la terapia en sí.
El congreso anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica reflejó que la práctica médica puede confiar en la inteligencia artificial (IA) para mejorar todas las fases del proceso: desde las pruebas y el diagnóstico hasta la predicción y selección de los tratamientos y la detección de recaídas.
La oncóloga Arsela Prelaj, del Instituto Nacional del Tumor de Milán, reconoció en ese encuentro en Chicago, el principal del sector, que el momento actual es de transición.
“Le debemos mucho a cómo hemos podido usar hasta ahora la masa de datos, pero nos hemos topado ya con el muro. La inteligencia artificial y el aprendizaje automático proporcionan los medios para derribarlo y reconfigurar nuestra caja de herramientas para mejorar su eficacia”, dijo en una de las muchas ponencias que desde el pasado viernes y hasta este martes convirtieron a Chicago en la ciudad en epicentro de la innovación oncológica.
La inteligencia artificial permite llegar al punto deseado “más rápido y con mayor precisión” y en última instancia facilita mejores resultados para los pacientes de cáncer.
Pero según Dean Ho, director de The Institute for Digital Medicine y jefe del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad Nacional de Singapur, todavía quedan “años” antes de que esa tecnología se explote al máximo para optimizar y adaptar el tratamiento a lo largo de toda su duración.
“Todas las personas somos diferentes y un paciente es distinto a otro, pero el hecho es que un mismo paciente puede cambiar conforme pasa el tiempo. En ese caso (la inteligencia artificial) ofrece la posibilidad de ajustar de forma dinámica la evolución de la dosificación para mantener un tratamiento optimizado en todo el proceso”, explicó.
La inteligencia artificial permite mejorar la selección del fármaco y de la dosis necesaria o asignar a los pacientes a las terapias que más les convengan. Pero también tiene como retos su uso en más tipos de cáncer y una mayor personalización. En ese último punto entran en juego sus “avatares digitales”, alter egos de un paciente que están siendo sometidos todavía a ensayo clínico.
En todas esas etapas la tecnología no minimiza la necesidad de la intervención humana y quienes tienen en su mano su desarrollo ven imprescindible también una buena selección de los datos utilizados por los algoritmos, para evitar predisposiciones que perjudiquen a ciertos colectivos.