Cuando se hace referencia al cáncer y a la mujer enseguida se asocia el cáncer de mama por la cantidad de casos que año tras año se diagnostican y porque, además, existen herramientas para una prevención y tratamiento precoz que hace que las pacientes estén en alerta. Hay otros cánceres ginecológicos que requieren una consulta oportuna para alcanzar una sobrevida, tal es el caso del cáncer de ovario.
Cáncer de ovario: "El 80% de los casos llega en estado avanzado"
Por Dina Puntín
Imagen ilustrativa
Al respecto, UNO consultó al oncoginecólogo, doctor Mariano Leanza, para conocer más sobre esta enfermedad que cada año afecta a 250 mil mujeres en todo el mundo y cuya tasa de supervivencia se ubica entre las más bajas de los cánceres femeninos.
—¿Qué engloba el término cáncer ginecológico?
—Cáncer ginecológico está ligado al aparato reproductor femenino, engloba al cáncer de trompa y ovario, endometrio, cuello de útero y se podría incluir el de mama, pero su incidencia es mucho mayor a cualquier cáncer ginecológico. Por una cuestión de recursos no se puede hacer campaña cáncer por cáncer entonces se va a los más frecuentes por eso se hacen políticas de difusión, prevención de cáncer de mama, de recto, de cuello, de pulmón que son los cánceres más frecuentes entre hombres y mujeres. Además tienen métodos para un diagnóstico precoz. Las políticas de salud y promoción hacen hincapié en los tumores prevenibles, porque tenemos estrategias de prevención y métodos de screening (barrido) a toda la población.
Se denomina cáncer de ovario a cualquiera de los tipos de tumores malignos que afectan los ovarios y trompas de Falopio. Estas células se multiplican rápidamente y pueden invadir y destruir tejidos sanos del cuerpo.
—¿Qué debe saber una paciente sobre el cáncer de ovario?
—Lo primero que debe saber es que no hay un método de screening, de estudio. Porque está comprobado que si uno hiciera ecografías, resonancias, análisis de sangre con cierta frecuencia, se gastaría mucho dinero en insumos y no se detectarían más pacientes; sí se vio que al intervenir más las pacientes se angustiaban mucho, entonces se dejó de hacer.
—¿Presenta algún tipo de sintomatología a la que se puede estar atenta?
—El cáncer de ovario no tiene síntomas precisos. La mujer que tiene un dolor abdominal inespecífico, o distensión abdominal o pérdida de peso en la que se han descartados otras causas abdominales,y que está en la posmenopausia, es un diagnóstico esencial pensar en cáncer de ovario. En el 80% de los casos llega en estado avanzado.
—¿Qué estudios se le indican?
—Para comenzar, a la paciente se le indica una ecografía -que por el nivel de sensibilidad que tienen las imágenes acerca mucho al diagnóstico- y después se ve la complejidad de estudios que pueden seguir como análisis de laboratorio para marcadores tumorales, resonancia, entre otros. Hay que tener en cuenta que muchas mujeres al único especialista que ven anualmente es al ginecólogo, entonces llegan con dolor abdominal y puede ser otra patología. A nosotros nos piden que estemos atentos al cáncer de colon y les pidamos análisis de sangre oculta en materia fecal, y la que tiene factores de riesgo debe ser derivada al gastroenterólogo, porque sino las pacientes no van a ir. Después de descartar las causas intestinales que pueden estar relacionadas a las molestias abdominales que indican (vesícula, colon irritable), se piensa en cáncer de ovarios y se hacen los estudios.
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Para poder entender la complejidad de determinar el diagnóstico de cáncer de ovarios, el especialista explicó los síntomas que tienen otras enfermedades del aparato reproductor.
“El cáncer de endometrio afecta a las mujeres en la posmenopausia y entonces la pone en alerta, porque una mujer que no está menstruando hace unos años, tiene un sangrado y se da cuenta que algo no es normal. Esto permite un diagnóstico precoz, de síntomas tempranos. El cáncer de cuello de útero lo que tiene es que el sangrado no nos va alertar porque ocurre en mujeres que están menstruando. Entonces se hace énfasis en el control ginecológico (Papanicolaou) que es la forma de encontrar una lesión premaligna o un tumor en etapas tempranas. La verdad es que seguimos viendo con muchísima frecuencia -en la parte pública-, pacientes en estados avanzados. Una pena que hoy en día, que se puede diagnosticar cáncer de cuello de útero o de mama en etapas tempranas a través de los estudios y controles, se encuentren pacientes a las que se les reducen las posibilidades terapéuticas, es una tristeza”, explicó.
Al igual que en otros tipos de cánceres, la prevención está relacionada a los hábitos saludables. "Hacer los controles ginecológicos de rutina porque también el ginecólogo tiene que estar preparado para encuadrar a esas pacientes en el grupo de riesgo. Es importante el interrogatorio que uno hace a quien consulta, de sus antecedentes familiares, de otro tipo de tumores. Por ejemplo, el cáncer de mama está muy vinculado. Si uno tuvo un tumor de mama por debajo de los 50 años por mutación genética tiene una posibilidad que la predisponga a tener cáncer de colon o cáncer de ovario. Entonces esto lo tiene que preguntar el ginecólogo y no la tiene que agrupar con las pacientes que hacen el control de rutina una vez al año sino que la voy a tener más bajo la lupa, la voy a citar con cierta frecuencia o la voy a alertar de los síntomas, para que llegue a la consulta lo más pronto posible", manifestó y agregó: "El cáncer de ovarios no tiene prevención, más que mejorar el estilo de vida. Igual hay cuestiones genéticas que no se pueden controlar; aún sin fumar, ni tomar y haciendo ejercicios físicos hay cáncer porque otros factores pueden influir".
—¿Qué pasa después del diagnóstico? ¿Qué se indica?
—El diagnóstico necesita una biopsia, no hay grupo oncológico que inicie terapia sólo con imágenes, lo que se trata de hacer es una laparoscopía para determinar si el tumor es resecable o no. No hay dos pacientes con cáncer de ovarios que se hayan encontrado en la misma situación, en endometrio o cuello de útero es más regla, uno dice estadio 1 y es eso. Las imágenes en estos casos nos acercan una realidad más segura, en ovario no. Uno puede ver un quiste de 3 centímetros y el abdomen tener impactos por todos lados o por ahí uno tiene lesiones de 10 centímetros y el abdomen está libre, no hay dos situaciones iguales. Por eso es importante que al hacer la laparoscopía el equipo esté preparado para que si ese tumor impresiona que es resecable se proceda a limpiar todo de cualquier impacto tumoral, no sirve sacar un poquito. En otro caso, si en el abdomen uno ve que va a dejar enfermedad se toma una biopsia y hoy en día con el avance de la quimioterapia, terapias target (tratamiento que acciona en forma dirigida sobre blanco moleculares específicos localizados en la superficie o el interior de las células tumorales) muchas pacientes tienen una reducción importante, pero es persona a persona. Ni hablar, de que en caso de una mutación genética que la predisponga (BRCA 1 o BRCA 2) hay medicación que va directa y la respuesta es mayor.
—¿Cuál es el rol del oncoginecólogo? ¿Cómo se combina la especialidad ginecológica y oncológica?
—El especialista debe estar actualizado y preparado para este tipo de grandes cirugías o tener criterio de cuándo hay que hacer qué. La formación de un oncoginecólogo incluye conocimientos de anatomía patológica, imagen, oncología, radioterapia, uno es quien va a coordinar el equipo oncológico en cuanto a que tratamiento y tiempos. Igual, más para el cáncer de ovarios, hay que tener un equipo interdisciplinario. Esto no lo resuelve una sola cabeza, estos casos se deben plantear en equipo con un oncólogo, patólogo, psicooncóloga, médico del dolor, es un equipo grande. Porque obviamente como cualquier otro tipo de tumor la paciente piensa que se va a morir.
—¿Cual es la tasa de sobrevida?
—En la etapa 1 tiene un 80% de sobrevida, pero después cae. Como que no se salta del 1 al 2, sino que salta al estadio 3 o 4 y la supervivencia cae mucho. Ha mejorado, con estos tratamientos combinados se extiende en 2 o 3 años. Obviamente cuando uno tiene las oportunidades. Porque realizar el estudio genético es caro, muchas obras sociales no lo reconocen y la paciente que no puede pagarlo entonces no puede realizar la terapia dirigida. Porque sin ese estudio (BRCA 1 y 2) la obra social tampoco autoriza el medicamento que realmente es inalcanzable por su costo, así que el médico tiene que tener en cuenta muchas aristas.
—¿Qué estadísticas se manejan a nivel nacional y en la provincia respecto al cáncer de ovario?
—En la provincia estamos atrasados con las estadísticas, a nivel nacional están con las de 2019 o 2020. Más en cáncer de ovario que la paciente puede morir de otra cosa como oclusión intestinal, por ejemplo. Entonces si no apuntan bien, el cáncer de ovario no se registra. Hay 2.200 casos anuales en Argentina y 1.270 muertes al año. Tiene una alta mortalidad. En Estados Unidos, por ejemplo, que tienen mucho cáncer de ovario por la obesidad, en la incidencia por año el cáncer de ovario es el 10º en diagnóstico y tercero en mortalidad.
El cáncer de ovario se mantiene, no es un cáncer con incremento, tal vez uno lo tiene sesgado y por ser especialista ve más casos. Incluso hoy en día, relacionado a este tipo se ha visto una baja en mortalidad. Si se ven casos en mujeres más jóvenes, es donde se plantea otra cuestión que es la preservación de la fertilidad. Dentro del equipo multidiciplinario tiene que estar un especialista en fertilidad. Uno ve si se puede criopreservar óvulos, dentro de estadios iniciales de cáncer de ovario, son pacientes que hay que evaluar riesgo beneficio, muy charlado y discutido en un grupo.
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—¿De todos los avances que hay para tratar el cáncer (desde cirugías, vacunas, terapias, medicamentos), alguno lo sorprendió por los resultados alcanzados en un tratamiento contra el cáncer de ovario?
—Las terapias target o dirigidas creo que es lo que terminó de marcar una ruta y una ventana para un grupo de pacientes. Antes cuando las quimioterapias eran limitadas en tipos, se hacía eso y si no andaba se moría. Hoy en día hay escalones, una primera línea, si no responde hay una segunda línea, tercera, cuarta de quimioterapia. La paciente que no responde y va subiendo de línea quiere decir que no va bien, pero si tiene respuesta en esas otras líneas no se va a curar pero tendrá otra sobrevida.
El doctor Leanza también destacó la importancia de discutir los casos para buscar una mejor alternativa. “Además de los Ateneos del hospital, tengo reuniones con equipos en la parte privada y todos los viernes con un grupo de Rosario, el Grupo Gamma para presentar casos. Uno tiene que hacer participar más cerebros para definir el tratamiento a medida en cada paciente, hay que intercambiar opiniones porque cada caso es particular e impredecible y cada paciente responde a su manera”.