Salir de casa para trasladarse a otros de sus hogares. Con la indumentaria que luce desde muy pequeño. Para defender el escudo de Patronato que lo formó, de la que es hincha, la que lleva impresa en la piel. Es la felicidad por ingresar nuevamente a uno de los habituales escenarios de trabajo. Con nuevas pautas de trabajo fijadas en el protocolo sanitario elaborado por la Asociación de Fútbol Argentino (AFA). Con escaso contacto físico con sus pares. Pero con la felicidad de siempre.
Patronato: La alegría por volver a la vida cotidiana
Por Matías Larraule
Volver a los entrenamientos grupales significó dejar atrás 154 días eternos sin pisar los campos de juego donde vivió momentos de suma alegría, pero que, por la vorágine de la vida, naturalizó esos pasajes. El largo paréntesis le brindó una lección a Lautaro Comas. Un aprendizaje que lo llevó a valorar los pequeños momentos. Los cotidianos. Los que forman parte de la rutina diaria. El itinerario lo traslada nuevamente al campo de deportes donde se reencuentra con la felicidad plena. Volvió a conectarse con los compañeros, con aquellos que comparte plantel desde temporadas anteriores como con quienes que se integraron para darle vida a este proceso.
El segundo día de trabajo había finalizado. Antes de ubicarse frente al monitor para observar la semifinal de la Liga de Campeones entre Bayern Munich de Alemania y Olympique Lyon de Francia, Comas atendió el llamado telefónico de Ovación para brindar su testimonio.
estar tanto en el estadio como en Capillita. Es disfrutar como podemos y tratar de ponernos a punto para el torneo”, remarcó.
Durante cinco meses el contacto de Lauti con los lugares de trabajo fue a través de imágenes audiovisuales. “Fue muchísimo el tiempo sin entrenar en grupo. Desde hace varios años que llevo adelante la rutina de ir a La Capillita o al estadio. Se hizo muy larga la espera. Esta pandemia nos hizo dar cuenta de lo feliz que éramos en el predio y en el club”, valoró.
La abstinencia se cortó una semana antes de volver a vestir la pilcha del Rojinegro. Los estudios médicos a los que se sometieron los integrantes de la estructura profesional de Patronato elevaron la ansiedad. “Tuve un poco de miedo cuando me hice el testeo. Si bien había hecho las cosas bien, podía dar positivo. Por suerte en lo personal y en lo grupal los resultados dieron negativos. Eso fue un envión para arrancar con todo”, describió.
La modalidad de trabajo impide los momentos que llevan al fortalecimiento del grupo. La convivencia es más fría. Los empleados tienen que estar concentrados para evitar caer en la tentación que los lleve a violar las pautas fijadas en el protocolo. Asimismo la alegría es plena. Esto hace todo más agradable. “Es rara la forma en la que estamos entrenando, pero el hecho de tener la ropa del club y estar en el predio hace que la pasemos lindo. Es disfrutar del momento y esperar que todo esto pase para volver a juntarnos. Cuando estamos saliendo del predio cruzamos algunas charlas con algunos compañeros, que es lo que más extrañé”, reconoció.
Luego amplió: “Antes de la pandemia cuando finalizaban los entrenamientos nos quedábamos pateando, tomando mate y hablando con el grupo. Son momentos que quizás antes no sabía que eran tan importantes y ahora, que tenemos que entrenar, subirnos al auto y regresar a casa rápido le damos mayor valor. Por eso quiero que pase todo esto rápido para volver a sentir ese disfrute que teníamos cuando no estaba la pandemia”.
Desde el inicio del proceso el cuerpo técnico cuenta con una base importante del plantel. “Hay que rescatar el esfuerzo que hizo el club para sostener los jugadores que pretendía el entrenador. A mi gusto no veníamos haciendo mal las cosas en el torneo que veníamos transitando. Si bien estábamos en zona roja sabíamos que teníamos plantel para salir adelante. Ya con los compañeros nuevos trataremos de llevar adelante la misma idea. Ahora, con mayor tranquilidad, lo podremos lograr”, se entusiasmó, en el cierre de la nota.