Todas las semanas, a través de UNO, vecinos de Paraná visibilizan las distintas problemáticas que atraviesan en la capital provincial. Cuando los denunciantes son consultados por las soluciones que deberían ofrecer las autoridades municipales -pues para eso los elegimos cada cuatro años- en todas las ocasiones la queja también se dirige a la falta de respuesta de los funcionarios.
Paraná: mirar más allá de las plazas
Por Fedra Venturini
Considero peligroso que hayamos naturalizado el cansancio que conlleva el reclamo por algo como clausurar un local que vende comida en mal estado, una fábrica que expide humo tóxico en medio del ejido urbano, el desalojo de personas en situación de calle sin reubicarlas en lugares más seguros -a pesar de que esta es una problemática sumamente compleja, donde influyen factores más profundos- o, lo más grave, un poste de alumbrado público que se cobró la vida de una niña que sólo salió a jugar con sus amigos.
Algo tan sencillo como reclamar por un caño roto no debería equivaler a una odisea cuya conclusión queda en un descargo a través de las redes sociales o en el apartado “Buzón” de este medio. Este tipo de sucesos provoca cuestionarse en las prioridades que determina esta gestión municipal teniendo en cuenta el elefante en la habitación: las próximas elecciones.
Por otro lado, esta situación que presencio día a día desde mi lugar como comunicadora y periodista me generan el siguiente interrogante: ¿Cómo hacen los funcionarios de la Municipalidad de Paraná para permanecer tan tranquilos en sus puestos sabiendo que gran parte de la ciudad, la que está más allá de las plazas a medio renovar, se cae a pedazos? El servicio deficiente de transporte público, inseguridad, caños de agua que se rompen constantemente y dejan a gran parte de la ciudad sin el elemento vital, pozos mal arreglados o que pasan meses sin repararse y un largo etcétera conforman el listado de necesidades urgentes de los vecinos ya que estos “detalles” influyen en la vida diaria dentro de la ciudad.
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No obstante, la actual gestión muestra orgullosa las numerosas plazas que están siendo “puestas en valor” de forma simultánea y que casualmente muchas estarían listas en plena campaña electoral a pesar de que los vecinos, en su mayoría, expresaron abiertamente su disconformidad con estas decisiones ya que gran parte de estos proyectos involucran la remoción de espacios verdes o colocación de cemento, volviendo espacios de circulación -como la Peatonal- un lugar incómodo para recorrer la ciudad, especialmente en épocas calurosas donde la temperatura asciende exponencialmente en lugares sin la necesaria sombra que nos proporcionan los árboles.
Que no se me malinterprete. Amo esta ciudad, pues Paraná me brindó mi lugar de nacimiento, identidad y mi hogar donde pretendo permanecer por un largo tiempo y ojalá que toda mi vida, pero resulta indignante que las y los paranaenses gritemos, pero que ningún funcionario escuche cuando esa debería ser precisamente su función y, en muchas ocasiones, esa es una promesa que se repite cuando inician las campañas electorales.
Ante la consulta de los medios de comunicación a la hora de preguntar a los y las actuales políticos que ocupan cargos en la administración pública y que próximamente podrían postularse para mantener u ocupar nuevos puestos en el Estado, la respuesta general es “nos estamos concentrando en la gestión del ahora”, pero en el caso de Paraná muchos vecinos no estarían de acuerdo con esta frase.
“Errar es humano”, dice el dicho. Quizás es tiempo de que la actual gestión municipal admita las falencias al momento de realizar su campaña, si es que apunta a ser reelegida este año, y también dejar de solamente “comprometerse” a dar soluciones, pues los vecinos de Paraná exigimos sinceridad, una mirada global de la ciudad y principalmente ser escuchados por quienes están en ese puesto gracias a esas personas a las que, en este momento, están fallando.