A inicios de 2019 Mauro Dobler se sumó a la estructura de la Selección Argentina de Fútbol. Invitado por Martín Tocalli el entrerriano se transformó en uno de los integrantes del de- partamento de entrenadores de arquero de la Albiceleste. El entrerriano comparte espacio de trabajo con Damián Albil, a quien tuvo de compañero en Estudiantes de La Plata en su etapa de futbolista, y Darío Herrera.
Fútbol: El entrerriano que da clases en la Selección
Por Matías Larraule
Dobler está a cargo del entrenamiento de arqueras del seleccionado femenino. Albil, por su parte, de los goleros de la masculina Sub20 y Sub23. Herrera, de las divisiones menores de los juveniles. Mientras que Tocalli trabaja junto a Lionel Scaloni con el seleccionado mayor. Aunque aclara que este proyecto es abarcativo.
“En este proyecto todos entrenamos a todos, unificamos el fútbol de la Selección. Somos un departamento de entrenadores de arqueros, que es un área en la buscamos la igualdad de criterios en nuestra área para corregirle lo mismo a Armani, a un chico de la Sub15 o a la del femenino. Buscamos el perfil que queremos para los arqueros y las arqueras de la Selección”, explicó Dobler, en diálogo con Ovación.
Su historia.
El amor de Mauro Dobler con el arco nació de casualidad. O tal vez el destino le tenía preparada una sorpresa. Comenzó en Central Entrerriano de Gualeguaychú, la ciudad donde nació el 3 de enero de 1983. Jugó en distintos sectores del campo de juego. Probó en la de-fensa, en el mediocampo y el ataque. En ninguna de estas líneas exhibía cualidades y el entrenador lo había relegado al banco de suplentes.
La puerta para retornar al equipo llegó a los 12 años de la manera menos pensada. El arquero del equipo se había llevado varias materias a diciembre. Esto motivó el malestar del padre, quien castigó a su hijo sacándolo del club. “Por necesidad me mandaron al arco en un partido por la Liga de Gualeguaychú y me encantó. Me volví loco. Ahí empecé a atajar todos los partidos”, rememoró Mauro.
Tres años más tarde surgió la posibilidad de dar un salto de calidad. Un buen rendimiento en un torneo provincial desarrollado en La Paz le abrió una puerta para afrontar una prueba en Estudiantes de La Plata. “El Bocha Flores, que era captador de talentos de Estudiantes, eligió a un par de jugadores. Fuimos tres días y el último día me comunican a mí y a mi viejo que había quedado. Al mes estaba viviendo en la pensión”, relató.
Su primer partido con la camiseta del Pincha fue en séptima división. En quinta división firmó su primer contrato profesional. Saltó al plantel de Primera División, pero tenía espacio solamente en reserva. Buscando experiencia bajó dos divisiones para jugar en la B Metropolitana. “Fui cedido a préstamo a Atlanta, donde debuté en Primera. Es un club donde tengo los mejores recuerdos”, resaltó.
Retornó a la Ciudad de las Diagonales para vivir momentos emotivos. Integró el plantel de Estudiantes que conquistó el Torneo Apertura 2006. “Ese torneo que le ganamos a Boca fue único. Hubo un momento en el campeonato que estuvimos mal, pero comenzamos a ganar, ganar y sabíamos que si jugábamos un desempate, éramos campeones”, aseveró Dobler, que también festejó la conquista de la Libertadores de 2009. Después de ese logro su etapa en el León culminó.
Su carrera continuó en Racing. Más allá que no jugó en Primera División, la Academia es una entidad importante en su carrera profesional. Mauro cerró su carrera como futbolista en el ascenso. Retornó a Atlanta. Luego continuó en Almirante Brown, Tiro Federal de Rosario y Santamarina de Tandil. En este último club se produjo el click en su cabeza.
“El club estaba mal, no estaba cobrando el sueldo, mi familia estaba en Buenos Aires, no estaba jugando. Ahí tomé la decisión de retirarme. Rescindí el contrato dos meses antes que finalizara”, recordó, Mauro, que indicó que en Tandil potenció su espíritu docente. “De chico pensaba que iba a jugar hasta los 40 años, pero ahí no sentía lo mismo. En los entrenamientos en Santamarina me la pasaba corrigiendo a los chicos que subían”.
Mauro retornó a Buenos Aires, donde comenzó a golpear puertas para iniciar su ciclo como entrenador de arqueros. La transición duró apenas tres meses. “En ese tiempo me capacité, hablé con entrenadores para observar entrenamientos. Y a raíz de una charla con Pablo Vercellone, que es el entrenador de arqueros que trabaja con el Cholo Simeone en Atlético de Madrid, recibí una oferta de Racing para trabajar en reserva y en las tres categorías mayores de las juveniles (cuarta, quinta y sexta división).
Un año después comenzó a defender el escudo de la Selección. “Es el sueño de toda persona. Todavía me cuesta creer adón- de estoy”, reconoció Mauro, que retrocedió en el tiempo al volver a su niñez. Entre risas recordó la ausencia de su compañero de equipo en Central Entrerriano de Gualeguaychú, cuando el padre lo castigó. “Hace un par de años lo crucé y me dijo que a él nunca le gustó el fútbol. Jugaba por su viejo. Hoy es músico”, concluyó.