Alberto Bonus nació en Libertador San Martín, pero se instaló en Gualeguaychú hace varias décadas. A pesar de tener una carrera relativamente corta, poco menos de 15 años, este artista plástico –ganador de los Premios Escenario en dos oportunidades– ha sido merecedor de decenas de distinciones, incluyendo el Primer Premio del Salón de Artistas Plásticos de Entre Ríos en 2010.
Alberto Bonus, un artista que no deja de investigar y crear
Autor de pinturas figurativas y abstractas, de esculturas y grabados, poseedor de un gran dominio del cromatismo, actualmente se encuentra cumpliendo con la cuarentena y produciendo arte, aunque a menor escala.
“El tema de la pandemia es complicado para todos; dominar la ansiedad y la angustia que produce esto a veces sirve para tomarte el tiempo para crear y hacer cosas nuevas, pero también quedás atado a que no puedes moverte mucho. En mi caso tengo el taller en el mismo lugar donde desarrollo mi negocio de cartelería y eso me limita. Como está todo restringido, da un poco de angustia por el tema económico, pero a su vez da lugar a tener ideas nuevas”, contó a Escenario.
—¿Tenés una rutina a la hora de crear o necesitás estar inspirado?
—En realidad no tengo una rutina de trabajo sino que hay momentos en los que creo que tengo tiempo para arrancar una obra o continuarla y lo aproveché. Cualquier horario cualquier día puedo pasar 4 o 5 horas trabajando de un tirón, y por ahí pasa un día o dos en que no toco esta obra. No tengo ni un método especial ni una rutina, a medida que voy haciendo el trabajo van apareciendo las ideas
—¿Cómo es tu proceso creativo?
—El proceso creativo depende qué tipo de obra estoy haciendo. Tengo un sistema de trabajo variado porque estoy enfocado en varias disciplinas paralelamente: pintura, dibujo, grabado, escultura. La idea es la misma, más allá de que la expreses a través de diferentes disciplinas, no varía en mí el hacer una obra u otra. Arrancó las obras en general directamente sobre el soporte y quizás lo que es grabado o escultura lo planifico un poco más, con algún diseño previo o boceto, sobre todo en escultura donde hago alguna maqueta chica para ver cómo va a quedar el trabajo final y después lo trabajo con caño estructural, soldadura y lo termino con esmalte. Pero las otras disciplinas van saliendo sobre lo que voy aplicando en el soporte, es algo más intuitivo.
—¿Estás trabajando en algún proyecto en particular en este momento?
—Tenía programada una muestra individual en el museo de La Paz para mediados de año, justo estaba preparando una serie de pinturas y quizás dos o tres esculturas. La técnica que estoy trabajando ahora desde hace algunos años es la aerografía y la base es la abstracción geométrica, con mucha preponderancia de lo cromático. Estaba trabajando unas 15 obras nuevas y pensaba llevar eso. Y veremos ahora si se reprograma o la podemos llevar a cabo.
—¿Cómo comenzó tu vinculación con el arte?
—Mi vinculación con el arte viene desde hace muchos años, de chico me interesaba mucho el dibujo y la pintura. Terminé la secundaria en Santa Fe y me fui a Buenos Aires para estudiar la carrera de odontología, la cual dejé. Y mientras tanto estuve haciendo ilustraciones en revistas y editoriales, hasta que después tuve la oportunidad de ingresar a la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Ahí hice primer el año, pero la cuestión económica estaba complicada y tuve que volver a Entre Ríos. Creo que el haber vivido en Capital Federal me dio la posibilidad de vincularme con el arte, porque uno salía a caminar y se encontraba con miles de galerías de arte y los mejores museos. La escuela de Bellas Artes fue uno de los puntos más importantes a la hora de meterme en el arte, el poder compartir con gente que tenía mis mismos intereses.
—¿Y cómo fue tu recorrido?
—Paralelamente a la carrera de odontología estaba realizando un curso de diseño publicitario. Me fui formando en lo que es manejo de los colores, fueron dos años en los que había mucha práctica más que teoría y que me dieron un respaldo para desarrollarme, tal es así que conseguí trabajo como ilustrador. Trabajé mucho con aerógrafo y otros materiales como lápices y pasteles. Lo que me ayudó mucho mi trabajo particular haciendo cartelería, que me mantuvo interesado en el tema durante época en que hice un impasse con el arte que duró varios años. Pero llegando a los 50 decidí que de alguna forma me iba a hacer el tiempo para hacer arte.
—¿Y en cuanto al estilo?
—El estilo va saliendo con el trabajo, de observar otras obras, elementos que te capta la atención. Para mí cada obra es distinta, hago lo que me gusta. No me interesa seguir una serie; si se da se da, pero voy más al sentimiento que tengo en el momento. Y el estilo se va encontrando a medida que se va haciendo el trabajo. También en base a la obras que has visto, que me inspiraron y dejaron alguna huella.
—¿Algún terreno en el que quiera incursionar o sientas que te falta explorar?
—Quizás lo que me falta explorar profundidad tiene que ver con la pintura al óleo. No la he utilizado mucho y es un material sumamente noble, muy versátil y te da posibilidades quizás como ningún otro material. Eso sí me interesa explorar más. El grabado también es algo muy amplio siempre aparecen cosas nuevas y podés utilizar una gran variedad de elementos. Pero en todos los rubros en los que trabajo me interesa seguir explorando y probando cosas nuevas. Hay épocas en que estoy interesado más en un tema y después me canso, paso a otra cosa y luego vuelvo. Es que al que le gusta no lo hace porque tiene que cumplir un horario o una meta, sino porque le gusta. Por eso siempre trato de aprender de otros artistas, investigar y crear.