Decenas de alumnas de colegios femeninos fueron hospitalizadas hoy en cinco provincias de Irán tras un supuesto envenenamiento, informó la prensa local, en el último de una serie de ataques similares en otras partes del país atribuidos a opositores a la escolarización de las niñas, en una muestra atroz de la violencia de género que sufren las mujeres en ese país.
Irán: denuncian otra ola de envenenamiento de mujeres
Las intoxicaciones -ninguna de ellas de gravedad- fueron reportadas en las las provincias de Hamedán (centro), Zanyán y Azerbaiyán Occidental (noroeste), así como en la sureña Fars y en la norteña Alborz, informaron las agencias de noticias semioficiales Tasnim y Mehr.
El presidente Ebrahim Raisi afirmó ayer que había ordenado a los ministerios de Inteligencia y del Interior investigar estos casos, que vinculó a "una conspiración del enemigo para generar miedo entre la gente".
Según explicó un vocero de la Cancillería, Nasser Kanaani, hay una investigación abierta que es "una de las prioridades inmediatas del Gobierno para aliviar a las familias y que los responsables rindan cuentas", consignó la agencia de noticias Europa Press.
Esta misma semana se produjeron ataques similares en siete colegios femeninos en la provincia noroccidental de Ardabil y tres en la capital, Teherán.
Desde fines de noviembre, la prensa iraní ha informado cientos de casos por envenenamiento respiratorio de niñas de unos 10 años en escuelas de la ciudad santa de Qom, en el centro del país, algunas de las cuales debieron ser brevemente hospitalizadas.
Los casos se replicaron desde entonces en otros puntos del país y provocaron una ola de indignación entre los iraníes, que criticaron el silencio de las autoridades ante un número cada vez mayor de establecimientos afectados.
Los activistas comparan a los autores de estos ataques con los talibanes en Afganistán o los yihadistas de Boko Haram en África Occidental, opuestos a la educación de las jóvenes.
Amnistía Internacional apuntó a "ataques con gas en escuelas de niñas en Irán", mientras que Raisi ordenó la apertura de una investigación para "llegar a la raíz del problema lo antes posible".
Irán vive una ola de protestas desde que Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años, murió el 16 de septiembre pasado en un hospital de Teherán, tres días después de haber sido detenida por la policía de la moral porque presuntamente tenía mal puesto el velo que, según el código de vestimenta de la República Islámica, debía cubrir su cabello.
Cerca de 14.000 personas fueron detenidas desde mediados de septiembre, según la ONU, y 527 manifestantes murieron, según la ONG Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega.