La primera edición para aficionados de la emblemática Maratón Santa Fe–Coronda ya se palpita. Este sábado, desde las 8, se pondrá en marcha un desafío histórico que por primera vez abrirá sus aguas a nadadores amateurs de todo el país.
Juan Mesaglio se alista para un cruce cargado de emoción
A los 57 años, el nadador Juan Mesaglio unirá Santa Fe-Coronda en una prueba de gran exigencia física. “El sueño de toda mi vida”, dijo en charla con UNO.
Por Alan Barbosa
Juan Mesaglio se alista para un cruce cargado de emoción.
El recorrido tendrá un trazado especial que marcará la diferencia con respecto a la versión tradicional: la salida será en la costanera santafesina, frente al Parador Fortress Piedras Blancas, y la llegada estará ubicada en el balneario municipal de Coronda. Como ocurrió en la primera edición formal de 1961, los participantes no pasarán por el vado ni por la ciudad de Santo Tomé.
La prueba tendrá una duración máxima de diez horas, con horario límite a las 18. Los tiempos estarán condicionados por la altura del río —que marcó 2,75 metros en uno de los último registros hidrométricos— y por la evolución climática de las próximas semanas. Los especialistas del INA remarcan que cualquier variación dependerá del régimen de lluvias y de los aportes provenientes del sistema Paraná–Paraguay. Además, cada nadador vivirá un ritmo distinto: la franja etaria va de 16 a 70 años, por lo que las expectativas y velocidades serán dispares. Como sostienen los organizadores, esta versión amateur no se enfocará en la competencia, sino en el desafío personal de tocar el pontón de llegada.
Juan Mesaglio se alista para un cruce cargado de emoción
Entre los protagonistas estará Juan Mesaglio, un nadador de 57 años que vive desde hace 33 años en Entre Ríos, la provincia que lo adoptó y en la que construyó su familia, su trabajo y su identidad deportiva. Será uno de los representantes entrerrianos en una travesía que él mismo define como “el sueño de toda una vida”.
“Nací en Santa Fe, pasé ahí toda mi niñez y mi adolescencia. Crecí mirando esta carrera desde la costanera, soñando con ese río imposible. Para mí, esos nadadores eran héroes”, expresó a UNO al recordar el origen de la motivación que lo trajo hasta este momento. Mesaglio se reencontró con la natación en 2009, cuando comenzó a participar en pruebas de aguas abiertas en el río Uruguay y en el Paraná. En los últimos dos años sumó maratones largas como Concordia–Puerto Yeruá (22 km), Villa Urquiza–Paraná (21 km), Paso de la Patria–Corrientes (36 km), Chapetón–Paraná (34 km) y la exigente Hernandarias–Paraná, en la que completó los 88 kilómetros en 12 horas y 25 minutos. “Después de terminar la Capri–Nápoles sentí que estaba en mi mejor momento para enfrentar algo grande”, contó.
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Aseguró que afrontar esta edición amateur tiene un valor particular: “Une mis dos mundos: el chico santafesino que soñaba con la carrera y el hombre entrerriano que hoy puede cumplirla. A esta edad no estoy corriendo detrás del tiempo, estoy cumpliendo un sueño que maduró toda una vida”.
Sobre cómo combina su rutina cotidiana con entrenamientos tan exigentes, fue directo: “Un desafío así no entra cuando hay tiempo, hay que hacerle espacio”. Agradeció especialmente a su equipo de trabajo: su entrenadora Eliana Medina, el preparador físico Ismael Rosset, el Centro Integral de Natación, los kinesiólogos Juan y Vanesa Moullin, los grupos de entrenamiento en río y piscina, y a Edelmiro Morán, “quien marcó el camino en aguas abiertas”. También destacó el rol de su familia y amigos: “Esto no es individual, es un viaje colectivo”.
Mesaglio considera que la edición amateurs encaja en su etapa deportiva: “La competencia más difícil no es contra los demás, es contra uno mismo. No busco un tiempo ni un puesto. Busco vivir una experiencia intensa y demostrarme que puedo sostenerme durante horas”.
También habló de los imprevistos del río: “La lucha contra el entorno es inútil. Hay que adaptarse. En Hernandarias–Paraná me tocaron vientos durísimos; en Capri–Nápoles, olas interminables. La cabeza es tan importante como el cuerpo. Cuando el río cambia, ajusto la brazada, bajo la ansiedad y sigo”.
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Sobre el momento de llegar al pontón de Coronda, no dudó: “Cada vez que lo imagino se me hace un nudo. Creo que será cerrar un círculo. Ese niño que miraba la carrera desde la orilla por fin lo va a lograr”.
En cuanto a la estrategia para resistir hasta diez horas de nado, explicó que se basa en tres pilares: hidratación programada cada veinte minutos, una ingesta equilibrada y un ritmo parejo para evitar un desgaste temprano. “Las maratones largas me enseñaron que la resistencia es un equilibrio entre cuerpo, técnica, mente y corazón”, resumió.
La mirada técnica
Eliana Medina, su entrenadora, explicó cómo trabajaron para que el nadador llegue en pleno nivel a esta primera edición enfocada en la superación personal. “Hace casi dos años que venimos construyendo este proceso. Primero con carreras cortas de 3 a 10 km, después con distancias medias y la travesía de 88 km. Eso nos dio parámetros claros del tiempo real que puede sostener Juan en el agua”, detalló.
Sobre los indicadores que le muestran que un nadador está listo, fue concreta: “La disciplina es determinante. El trabajo físico y mental debe ser consciente, y la determinación, inquebrantable”.
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Para manejar cargas y ansiedad, Medina remarcó la importancia de escuchar el cuerpo: “Más allá del plan semanal, registramos cómo se siente cada día. Si hay algo para ajustar, se ajusta sin perder el objetivo”.
La entrenadora también subrayó la relevancia de la logística: alimentación precisa, hidratación impecable y un equipo de apoyo en lancha que garantice seguridad en todo el recorrido. “Eso no puede fallar. Es tan importante como el entrenamiento”, afirmó.
Finalmente, expresó qué espera que Juan experimente en su debut: “Que cumpla su sueño. Entrenó miles de kilómetros, con esfuerzo y disciplina. Se merece llegar a la meta. Estoy convencida de que así será”.


















