Los jardines maternales privados de Paraná, a los que habitualmente asisten niños que tienen entre 45 días y 3 años de edad, tuvieron que cerrar sus puertas el 16 de marzo, cuando el gobierno nacional anunció las primeras medidas ante el avance del Covid-19.
Los jardines maternales privados atraviesan una situación desesperante
Desde entonces, la mayoría no tiene ingresos, ya que no hay ninguna disposición que obligue a los padres a seguir abonando la cuota mensual si sus hijos no concurren. Algunos pocos lograron acordar con los progenitores un pago de un monto mínimo para seguir sosteniendo el lugar al que los chicos podrán regresar cuando termine la pandemia, pero no alcanzan para cubrir los salarios de las docentes que trabajan en estos espacios y menos los costos fijos que se siguen generando a pesar de no desempeñar actividades.
Son alrededor de 36 los establecimientos habilitados en la capital entrerriana y si bien estuvieron esperanzados en poder volver a abrir sus puertas cuando comenzó a flexibilizarse la cuarentena, ya que cuentan con un protocolo diseñado, saben que con la creciente proliferación de casos de coronavirus en la capital entrerriana esto será imposible, al menos por ahora.
Analía, la directora de un jardín ubicado en calle Alsina, contó a UNO que hace 23 años se dedica a la actividad y recordó que son muchas las exigencias para abrir un jardín maternal, tanto desde el municipio como desde el Consejo General de Educación (CGE), que les autoriza las planificaciones. “Con gran esfuerzo abrimos este jardín, cumplimos con todo, y ahora hace casi cuatro meses que no podemos trabajar”, lamentó.
A su vez, contó a UNO que entre sus pares crearon un grupo de WhatsApp para compartir los inconvenientes que están sufriendo y ver qué pueden hacer para subsistir en medio de la crisis económica que atraviesan. Visiblemente angustiada, explicó: “Nos estamos apoyando emocionalmente, pero nada más que eso podemos hacer hoy. Tenemos muchas cargas sociales, que posiblemente van a derivar en conflictos con nuestro grupo docente”.
“Estoy todo el día en el jardín, desde la mañana hasta la noche, porque son vidas las que cuidamos. A veces se dejan de lado cosas, no me he tomado vacaciones, y hoy en día, y después de 23 años que estoy en esta actividad, nos quitan la fuente laboral”, reflexionó, y afirmó que no han tenido ayuda para poder seguir adelante, aún cuando se han reunido con referentes del CGE y de los gobiernos municipal y provincial. “No tenemos ayuda del gobierno, pero nos siguen cobrando todos los impuestos”, indicó.
En este marco, refirió: “Los papás hicieron lo que pudieron, pero muchos quedaron sin trabajo, otros están aislados. Hay quienes no pudieron abonar, otros que se asustaron con todo esto. Nosotros no tenemos una reglamentación que les exija pagar, ellos abonan la cuota cada mes y ya en marzo muchísimos venían atrasados porque cobraban tarde su salario y directamente no pagaron, porque el anuncio de que teníamos que cerrar se hizo el 15 de ese mes”.
Analía aseguró que desde esa fecha se están endeudando y señaló: “Venimos pidiendo prestado a nuestros familiares, todo el que pudo nos ayudó; hubo conocidos que nos dieron una mano para comer. No tenemos sueldos hoy ni las docentes ni las directivas”.
Acto seguido, aclaró que es un rubro en el que se vive el día a día, por lo que tampoco cuentan con ahorros para afrontar esta difícil situación.
Según mencionó, alguna vez intentaron armar una agrupación que nuclee al sector, pero se finalmente se disolvió. Sobre esto, sostuvo: “No nos queda margen para organizar una asociación, ya que los directivos estamos abocados todo el tiempo a cuidar a los chicos y a nuestros docentes”.
En el caso del jardín a su cargo, son tres las docentes que prestan servicio, pero hay otros jardines que tienen entre seis y nueve personas trabajando, y pagar los sueldos se les hace cuesta arriba a todos. Solo unos siete u ocho jardines pudieron acceder al programa Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), a través del cual el gobierno nacional se hace cargo de pagar una parte del sueldo a trabajadores en blanco. Analía confió que esperan que esta ayuda se extienda, ya que no puede seguir pidiendo dinero prestado para afrontar los próximos meses. En este contexto, manifestó que además tienen otras obligaciones y precisan apoyo económico: “Nosotros cumplimos con la normativa de la Gobernación, sabemos que estamos en una pandemia y no podemos abrir, pero pedimos que nos ayuden económicamente, o que nos contemplen dentro del CGE para que no desaparezcan los jardines de infantes. O al menos que nos ingresen dentro de la normativa de los jardines municipales, aunque sea para poder cubrir el pago de sueldos mínimamente y nos despreocupemos con las personas que hoy están pasando las mismas dificultades que nosotros”.
Respecto a los créditos anunciados para las empresas, aseveró que tienen “bastantes inconvenientes para sacarlo” y subrayó: “Estamos todos iguales en los jardines privados, con la angustia de no saber hasta cuándo continuará esta situación, esto se nos está yendo de las manos, porque no tenemos cómo sostenerlo sin ingresos”.
Por su parte, Noemí Demartín, propietaria y directiva de un jardín maternal privado de calle Corrientes, quien lleva casi 20 años en esta actividad, comentó que en su caso pudo acordar con varios de los padres que abonen una cuota mínima, que es sensiblemente inferior a la monto mensual que se cobra en tiempos habituales en que los niños puede concurrir al establecimiento. No obstante, observó que este mes hubo entre 10 y 15 papás que no abonaron ese importe reducido.
“La mayoría alquilamos y tuve que ir a hablar con la inmobiliaria. Tengo las empleadas en blanco y por más que su sueldo sea de un 75% tampoco alcanza. Al ATP nos lo dieron un solo mes y no sabemos si va a continuar. A eso hay que sumarle los costos de la luz, el gas, el agua y los impuestos de cada empleada”, comentó, y afirmó: “El mes pasado pagué la obra social para que no se la corten, pero ya este mes se me complicó. Con todos los impuestos estamos atrasados”.
Noemí analizó que “muchos padres dejan de pagar porque tuvieron que buscar una niñera” y aseguró: “Hay propietarias de jardines que empezaron a vender empanadas para poder tener un ingreso y cumplir con algunas obligaciones, pero lo que pueden obtener no alcanza ni para pagar un sueldo”.
“Nosotras somos cuatro docentes en el jardín, porque yo también tengo una sala a cargo, pero hay otros jardines que tienen más chicas, y a todas nos pasa igual. No podemos robar un banco para pagarles los sueldos y nos duele, porque ellas tiene su familia y es toda una cadena”, analizó, y aclaró: “No es que no les queramos pagar, sino que no podemos por no tener ingresos, y lo mismo nos pasa con el alquiler”.
“Juro que no duermo, porque no sé qué voy a hacer. La verdad es que es una situación que me está perjudicando la salud”, remarcó, a la vez que contó que ya cerraron dos jardines maternales en Paraná por esta crisis, y mencionó que además incluyeron en el grupo de Whatspp a sus pares de Viale, Cerrito, Crespo y Nogoyá, que sufren los mismos inconvenientes.
“Se está diciendo que en Santa Fe los jardines maternales privados van a abrir el próximo lunes, aunque no tengan autorización. Pero nosotros en Entre Ríos no vamos a hacer eso y con más casos de coronavirus no creo que nos autoricen a abrir ni siquiera en agosto. Sí estábamos organizando una marcha desde la Municipalidad hasta Casa de Gobierno para manifestarnos con carteles, pero a raíz de los últimos contagios lo suspendimos, porque como educadoras tenemos que dar el ejemplo”, concluyó.