El Congreso de la Nación, con una mayoría inédita, había aprobado una Ley de Reforma Previsional que implicaba un aumento (moderado pero necesario) para los golpeados bolsillos de nuestros jubilados. Sin embargo, el Presidente Milei vetó la ley, usando palabras ofensivas hacia los legisladores.
El bloque de Senadores del PJ entrerriano criticó a Javier Milei por el veto
“No tiene patriotismo quien no cuida al compatriota”, se titula el artículo desde el cual criticaron el veto de Milei a la Reforma Previsional.
Celebró luego que no se lograra la mayoría necesaria para rechazar su veto, agradeciendo “a los 87 héroes que le pusieron un freno a los degenerados fiscales”. Estas declaraciones nos interpelan profundamente como argentinos que creemos en un país que incluya a todos.
A la luz de este veto, es crucial reflexionar sobre el deterioro de nuestra conversación pública. Hoy, lamentablemente, vivimos un clima donde la convivencia democrática está cada vez más enrarecida. Esto no es solo una cuestión política, sino un golpe a los pilares mismos que sustentan nuestra república, ese delicado equilibrio entre poderes que tiene como objetivo el bienestar de los argentinos.
Frente a las expresiones de desprecio hacia el adversario, ¿dónde quedó el legado de figuras como Raúl Alfonsín, Antonio Cafiero u Oscar Alende, cuyos discursos, siempre llenos de pasión, jamás cayeron en el agravio o la descalificación? Ellos comprendieron que en democracia las formas son el fondo, y es nuestra responsabilidad como ciudadanos y dirigentes preservar ese legado.
Más del texto enviado por los senadores entrerrianos
Lo ocurrido en el Congreso no fue heroísmo, fue una muestra de especulación, de acuerdos inconfesables, y de insolidaridad. Quienes avalaron el veto, o cambiaron su postura sin explicación alguna, demostraron muy poco patriotismo. Como bien decía José Hernández en el Martín Fierro: “no tiene patriotismo quien no cuida al compatriota”.
Esta ley vetada incluía un artículo vital para nuestra provincia de Entre Ríos, ya que reponía la transferencia automática de recursos a nuestras cajas provinciales de jubilaciones, transferencias que el Gobierno de Milei había suspendido. Resulta insólito que, mientras nuestra provincia reclama judicialmente estos fondos, se apoye un veto que nos perjudica directamente.
Esta es una contradicción que nos duele. Y más duele ver cómo, una vez más, el hilo se corta por lo más delgado. El gobierno nacional ha optado por una receta que ya conocemos: ajusta sobre los jubilados, destruyendo el poder adquisitivo de quienes han trabajado toda su vida. Esto es lo que la historia nos ha demostrado, desde la crisis de 2001, donde ajustes similares llevaron a una grave crisis social.
Pero si algo nos enseña nuestra historia es que los momentos difíciles nos obligan a mirar hacia adelante. Hoy debemos reconstruir el pacto social que permita que Argentina funcione como la república que siempre soñamos. Un país donde el trabajo y la producción sean la clave del progreso, y donde los jubilados tengan una vida digna.
Tenemos la obligación ética y la responsabilidad de ser constructores de una esperanza que dé futuro a toda nuestra comunidad, sin exclusiones ni privilegios.
Desde Entre Ríos, y desde cada rincón de nuestro país, tenemos la obligación de construir una esperanza nueva. Solo fortaleciendo el diálogo, rompiendo con las divisiones que nos han debilitado, y apostando a acuerdos que privilegien a los más postergados, podremos avanzar hacia una patria verdaderamente justa. No podemos desviar ese camino.