Entre Ríos vivió en los últimos días una situación absolutamente atípica, con dos arribos presidenciales en apenas 96 horas que engalanaron a su capital histórica y a su ciudad cabecera actual. Alberto Fernández buscó imprimir a cada una de las visitas una imagen de gestión sólida y optimista, y así lo transmitió en sus discursos.
Las "escapadas" de Alberto Fernández a Entre Ríos
Por Ramiro García
El viernes en Concepción del Uruguay se centró en el turismo. Recalcó las cifras récord de la temporada en todo el país, el inédito millón de personas que visitaron Entre Ríos desde el comienzo del verano y la idea de que las filas de comensales en las puertas de los restoranes probaría que no hay crisis económica. O que la malaria que millones sienten en sus bolsillos no es tan grave.
En Paraná el caballito de batalla fue la política de vivienda, a propósito del motivo oficial de su visita, que fue la inauguración del complejo Procrear de calle Espejo y la entrega de la casa número 85.000 de su gobierno. Además, junto al gobernador Gustavo Bordet destacaron que entre Provincial y Nación “se están construyendo más de 6.000 viviendas en Entre Ríos”. Y, para beneplácito del intendente Adán Bahl, anunciaron 700 unidades más en la ciudad. En ambos actos oficiales, asimismo, se firmaron obras de pavimentación e infraestructura.
El mandatario aprovechó el micrófono en la capital entrerriana para cruzar a Mauricio Macri. “No ando besando el asfalto”, dijo Alberto. Ironizó así con aquel acto de 2019 en el Paseo del Bajo porteño cuando el entonces presidente se agachó para tocar el pavimento y dijo “esto es real, no es relato”. El líder del PRO en su momento quería diferenciarse del kirchnerismo. Ahora el ¿jefe? del Frente de Todos buscó distinguirse de su antecesor.
Pero al usar el “asfalto” para ensalzar su administración, Fernández puede caer en las críticas que el propio kirchnerismo le hacía a la gestión del PRO y la UCR, cuando la inflación volaba, la pobreza crecía y le enrostraban al gobierno macrista que “el cemento no se come”. El actual mandatario puede jactarse de haber terminado con la estafa de los créditos UVA y haber recuperado la esencia del Procrear, con el Estado financiando el derecho a la vivienda (“ninguna de estas casas se podría haber construido con la lógica del mercado”, distinguió Alberto en Paraná). Pero la situación económica es asfixiante en lo cotidiano para millones de argentinos y las entregas de casas o los balances de destinos turísticos, aunque sumen, no cierran la ecuación a favor.
En rubros esenciales como combustibles, tarifas de energía y alimentos el gobierno peronista decidió liberar los precios a la regulación del “mercado” o ensayar limitaciones bastante laxas, en vez de frenar la voracidad de los dueños de siempre de la riqueza en la Argentina con medidas contundentes y firmes. Claro que no ayudan las exageradas reacciones de los medios, las cámaras empresarias y los dirigentes opositores ante cada mínima medida de control, pero cada uno decide a quién escuchar. El verano 2023 vino bastante cruel para el bolsillo del trabajador (y ni hablar del desempleado): Alberto se refugia en lo que puede mostrar.
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Políticamente, el presidente también se sintió cómodo en sus “escapadas” a la provincia. Bordet le dio una muestra de lealtad en días que el mandatario es torpedeado desde el kirchnerismo, lo que es a esta altura ya es costumbre. “Este proceso político que comenzamos juntos lo continuaremos juntos”, le prometió el entrerriano y lo invitó a seguir viniendo: “Alberto, Entre Ríos es tu casa, muchas gracias y que vuelvas pronto”, lo convidó.
No hay duda de que Fernández está recorriendo provincias durante el verano. La cuestión es si lo hace por vocación federal o porque lo maltratan mucho en Buenos Aires.
En busca de algo de paz en la coalición gobernante, antes de viajar a Paraná anunció que armará la reclamada mesa política del Frente de Todos, con la premisa de delinear estrategias para el año electoral en ciernes. Y al hablar de candidaturas no descarta la suya ni la de nadie.
A este paso, el problema del Frente de Todos no son tanto las diferencias entre sus funcionarios y posibles candidatos, sino las semejanzas con el gobierno que perpetraron sus rivales.