Luego de las fuertes señales de flexibilidad del Ejecutivo y la presentación de tres contrapropuestas de los bonistas, la perspectiva de un mayor acercamiento de cara a un acuerdo de reestructuación de la deuda externa toma forma.
Avanzan las negociaciones del Gobierno con los bonistas y se vislumbra un acuerdo
Sin embargo, cuando quedan solo cuatro días para el cierre de la oferta no quedan dudas de que la negociación se extenderá más allá del plazo estipulado.
Algunos medios económicos aseguraban ayer que fuentes oficiales confirmaron que el gobierno nacional no pagará los 503 millones de dólares de los bonos globales vencidos el 22 de abril, por lo que es casi un hecho de que el país entrará en default selectivo.
Igualmente en el equipo que conduce Martín Guzmán confían en que, con las conversaciones encaminadas, no habrá una avalancha inmediata de juicios en Nueva York.
Mientras tanto los bonos y las acciones de Argentina cerraron con amplias subas ayer, en la recta final de las negociaciones por la millonaria reestructuración de deuda soberana en moneda extranjera, con fecha límite para el 22.
Los principales bonos en dólares de referencia subieron un 6% en promedio, con alzas destacadas para el Bonar 2022 y el Discount 2033, que treparon un 12%, en medio de las señales positivas que impulsaron expectativas sobre las negociaciones de la deuda soberana.
En tanto, el riesgo país medido por JP Morgan restaba a las 17, al fin de los negocios bursátiles en Buenos Aires y Nueva York, 142 unidades, para quedar debajo de los 2.700 puntos básicos por primera vez desde el 6 de marzo.
La negociación
La propuesta del Gobierno argentini incluía, en términos generales, una quita de capital del 5,5% en promedio y del 62% para los intereses. Dos números que los acreedores rechazan.
Del análisis de las propuestas presentadas por los grupos de acreedores resulta que el valor presente neto para los títulos al que aspiran los bonistas se sitúa, en promedio, entre los 58 y los 60 dólares, es decir al menos unos 10 dólares por encima del valor máximo que estaría dispuesto a aceptar el país, según trascendidos, de los que se hicieron eco ayer los portales Ámbito e Infobae.
En lo concerniente al cupón promedio, los intereses esperados por los acreedores varían entre el 4,44% y el 5,03%, es decir aproximadamente duplican el rendimiento promedio del 2,25% propuesto inicialmente por la Argentina.
Diferencias centrales
Entre las diferencias centrales se encuentra el período de gracia y los intereses acumulados durante ese lapso. Los tres grupos de acreedores plantearon sólo un año de espera, contra los tres que aspira el Gobierno, y el pago de intereses contra el canje de títulos, mientras que la Argentina planteó no efectuar desembolsos hasta 2023. Más allá de estas diferencias, en el Gobierno el ánimo es positivo, según señalaron fuentes de la Casa Rosada.
“Nuestra intención es negociar y acordar. Llevará tiempo, y el 22 de mayo no vamos a pagar. Pero será un default forzado sólo por el calendario. Los bonistas entienden que pagar va contra una negociación dura. Y si todo termina en nada, ellos aún tendrán el derecho de ir a los tribunales americanos”, aseguró un integrante del gabinete económico que fue citado, palabras más, palabras menos, por todos los portales especializados en temas económicos.
Ayer Guzmán inició la segunda fase de la negociación con los acreedores privados. Las negociaciones son secretas y por videoconferencia. Y los resultados finales se conocerán cuando concluya la semana. Hay vocación para acordar, en ambas partes, pero están en juego 66.000 millones de dólares. Tanto en el entorno del ministro Martín Guzmán como en el de los grandes fondos señalan que “no hay clima de ruptura” sino de una “mayor predisposición” de ambas partes a negociar.