Aunque la crisis económica fue la mecha que detonó el estallido de 2001 en Argentina, es necesario hacer foco en el plano político y las expectativas frustradas del gobierno de la Alianza UCR-Frepaso, que finalmente sólo terminó acentuando los lineamientos del gobierno neoliberal que la antecedió.
Algunas caras nuevas y muchas figuras repetidas
Por Luciana Actis
La avasallante victoria de la Alianza en el 99’ pronto se vería opacada. En octubre de 2000, la sorpresiva renuncia del vicepresidente Carlos Chacho Álvarez, quien consideraba al presidente Fernando de la Rúa como un político conservador. Tras esta ruptura, el capital político del gobierno se fue devaluando a pasos agigantados. Un año más tarde, el eslogan “que se vayan todos” reflejaba una fuerte impugnación social a la dirigencia política que desembocó en una masiva crisis institucional y concluyó con un desfile de cinco presidentes por la Casa Rosada en el lapso de 13 días.
Y a pesar de que el “que se vayan todos” resonaba fuerte y prometía ser un ultimátum definitivo, nadie se fue del todo. Es más, mientras que algunos recién comenzaban a dar los primeros pasos en la senda política, otros aguardaron hasta que pasara la tempestad guarecidos en las cavernas del mundillo del poder para volver a las andanzas años después, vendiéndose como la novedad ante una sociedad y opinión pública desmemoriadas.
A continuación, un repaso en el que recordaremos dónde estaban y qué hacían hace 20 años algunos hombres y mujeres que al día de hoy están en el mapa político del país y la provincia.
Figuras nacionales
No se puede comenzar este recorrido sin recordar a uno de los principales responsables del estallido de 2001: Domingo Felipe Cavallo. Artífice de la convertibilidad peso-dólar como ministro de Economía de Carlos Saúl Menem, en 2001 fue convocado por Fernando de la Rúa para ocupar el mismo puesto en su gabinete. El 3 de diciembre anunció limitaciones a la extracción de los depósitos bancarios que pasaría a la historia como el tristemente célebre “corralito”. Lo demás es historia conocida: la furia social lo hizo abandonar el barco un día antes que De la Rúa. Y el impacto de sus medidas económicas todavía sigue golpeando a la mayor parte de la población. A pesar de que se le inició una serie de causas penales, ninguna prosperó y hoy sigue siendo consultado en medios de comunicación que para nada le cuestionan la responsabilidad que tuvo en la ruina del país. A diario ofrece recomendaciones económicas que son consideradas remedios novedosos por algunos de sus admiradores confesos, como Mauricio Macri y Javier Milei, entre otros.
A la par de Cavallo, podemos ubicar a otro recomendador serial: Federico Sturzenegger, quien a sus 35 años fue designado secretario de Política Económica, cargo que le permitió ser artífice del megacanje de deuda de 2001 que fue investigado por la Justicia, pero que para nada obstaculizó su carrera política de la mano del PRO, llegando a ser diputado nacional (2013-2015) y presidente del Banco Central (2015-2018)
Lo mismo ocurre con Ricardo López Murphy, exmilitante de la Unión Cívica Radical y poliministro del gobierno de De la Rúa: de Defensa, de Economía y de Infraestructura y Vivienda. Su gestión en Economía fue apenas una muestra más de la debilidad del gobierno: aunque estuvo frente a esa cartera solo durante 15 días, fue tiempo suficiente para que aplicara un drástico plan de ajuste: recortes a jubilaciones, becas estudiantiles, programas sociales y subsidios, más el despido de miles de trabajadores estatales y el aumento del IVA. Este 2021 fue el año de su gran regreso de la mano de Juntos por el Cambio resultando electo diputado nacional.
Otra de las figuras de 2001 rescatadas por la alianza cambiemista es Patricia Bullrich, La Piba, conocida por su trayectoria política oscilante no sólo a nivel partidario, sino ideológico. Durante el gobierno de De la Rúa encabezó los ministerios de Trabajo y de Seguridad Social, desde donde impuso un anticonstitucional recorte salarial de trabajadores públicos y de las jubilaciones. Nada de ello le impidió continuar con una exitosa carrera política: logró ser diputada a partir de 2007, hasta que en 2015 Macri la reivindicó completamente al designarla como ministra de Seguridad. Gracias a su defensa de la “mano dura contra los delincuentes”, se convirtió en una de las funcionarias más mediáticas y mejor valoradas. Ya fuera del gobierno y con un notorio viraje hacia la ultraderecha, fue elegida como presidenta del PRO y es una de las férreas predicadoras del gatillo fácil.
Finalmente, aunque no formó parte del gobierno de la Alianza, también vale la pena recordar qué hacía el ahora presidente de la Nación, Alberto Fernández, en 2001. Tiempo antes, en los años 90, fue uno de los fundadores del Grupo Calafate, un think tank peronista del que fue coordinador y desde el cual apoyó las candidaturas presidenciales de Eduardo Duhalde en 1999 y Néstor Kirchner en 2003. En 2000 fue elegido legislador de la Ciudad de Buenos Aires por la alianza Encuentro por la Ciudad, liderada por el entonces exministro de Economía Domingo Cavallo y Gustavo Béliz. Aunque la fórmula perdió, Fernández consiguió una banca para la Legislatura porteña. Renunció a su puesto como legislador el 25 de mayo de 2003 para unirse al gobierno de Kirchner como su jefe de Gabinete.
Entrerrianos
A mediados de los años 90, el hoy gobernador Gustavo Bordet fue electo concejal en Concordia. Al terminar su mandato hubo un impasse en su carrera política, y en aquellos violentos días de diciembre de 2001 trabajaba en su estudio contable y también como contador en el casino de Concordia. “La noche de aquel 19 de diciembre entré al casino y la desolación era absoluta. Me tocaba hacer el reemplazo de la gerencia. Mis compañeros de trabajo me manifestaban el miedo por la integridad física ante el riesgo de sufrir un saqueo. Llamé a Paraná con la idea de preguntar qué hacer. Pero no obtuvimos ninguna respuesta en el Iafas. Entonces tomé la decisión de cerrar el casino. El personal policial que hacía adicionales me sugirió eso mismo. Asumí personalmente la responsabilidad. Después me volví rápidamente con mi familia. Al día siguiente se desataron los hechos que conocemos tristemente. Fueron jornadas de una profunda angustia. Todos sentíamos muy injusto lo que nos pasaba como sociedad. Creo que esos días forjaron en muchos de nosotros la necesidad de hacer algo”, recordó el actual primer mandatario.
Por su parte, la vicegobernadora, Laura Stratta, en aquel entonces tenía 25 años y era tesista de la Licenciatura en Comunicación Social de la Facultad de Ciencias. Al terminar el cursado de la carrera se fue a vivir a la ciudad de Buenos Aires e hizo la práctica curricular en el Centro de Estudios de Opinión Pública (Cedop) de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Al poco tiempo comenzó a trabajar en la Consultora Julio Aurelio. Desde entonces, comenzó a especializarse en investigaciones cuantitativas orientadas a la comunicación política. En 2001 se desempeñaba como asesora de Graciela Bar en el Senado de la Nación.
Otra figura fuerte de la política entrerriana es la exintendenta de Paraná y actual diputada nacional Blanca Osuna, quien ya desempeñaba el mismo cargo cuando tuvo lugar la crisis de 2001. Asumió su labor parlamentaria en 1999 presentando numerosos proyectos con temáticas diversas: educación, previsión social, derechos humanos, cuidado del medio ambiente y los recursos naturales, defensa del consumidor, entre otros. Tras el estallido, hizo de nexo para gestionar planes alimentarios y de empleo para la provincia.
En tanto, el flamante diputado nacional por Entre Ríos Rogelio Frigerio, en 2001 estaba abocado a la actividad privada, aunque ya había tenido una incursión importante en la política. En 1998, durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, con tan sólo 28 años de edad, fue designado al frente de la Secretaría de Programación Económica y Regional del Ministerio de Economía de la Nación. En 1999, con el cambio de gobierno, finalizó su gestión. En enero de 2000 fundó la consultora Economía & Regiones, abocada a elaborar una suerte de índice inflacionario no oficial. Su regreso a la política se dio en 2011, como legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por el PRO.
La gran figura fuerte de la política entrerriana es Jorge Pedro Busti, militante peronista y referente en la década del 70, cuya gran entrada en la política tuvo lugar con el regreso de la democracia, cuando fue electo intendente de Concordia, cargo que alternó con el de gobernador hasta 1999, cuando fue electo diputado nacional. Cuando se produjo el estallido de diciembre de 2001, Busti era senador nacional electo. Continuó desempeñando su labor legislativa hasta 2003, año en que inició su tercer mandato como gobernador de Entre Ríos. En 2011 compitió en las elecciones contra Sergio Urribarri –su antiguo pupilo–, pero quedó en tercer puesto. Desde entonces, se ha abocado a promover nuevas generaciones de cuadros políticos y conduce el Frente Entrerriano Federal. Actualmente, su estado de salud es delicado y permanece internado en Buenos Aires.
También es pertinente mencionar a la actual ministra de Gobierno y Justicia de Entre Ríos, Rosario Romero. Abogada de trayectoria y con conexiones políticas, su nombre comenzó a resonar fuerte en 1999, cuando participó como precandidata a vicegobernadora de las internas del Frepaso y triunfó. Según pactos previos con la Alianza, Romero debería haber sido compañero de fórmula de Sergio Montiel, sin embargo, el caudillo radical quebró los acuerdos y dispuso que Edelmiro Pauletti fuese quien lo acompañara. Recién en 2003 integra la lista del Partido Justicialista de candidatos a diputados nacionales y ganó. Al finalizar su labor legislativa comenzó a ocupar diversos puestos ministeriales claves.