Un juez ordenó en febrero de 2017 la detención del expresidente peruano Alejandro Toledo, imputado por recibir más de 20 millones de dólares en sobornos de la constructora brasileña Odebrecht. En mayo de 2018 el gobierno peruano solicitó su extradición a Estados Unidos, donde reside. La tarde del lunes el equipo de fiscales encargados de investigar las ramificaciones de la trama de corrupción en Perú, acusó formalmente al expolítico y a su esposa, Eliane Karp, de lavado de dinero. El Ministerio Público pide 16 años y ocho meses de cárcel para cada uno y reitera la petición de extradición.
Perú: Piden 16 años de cárcel para expresidente Toledo y su esposa
Toledo es el segundo exjefe de Estado peruano juzgado por su vinculación a la constructora brasileña. Hace poco tiempo la Fiscalía peruana pidió 20 años de prisión para el expresidente Ollanta Humala y su esposa por lavado de activos.
Los Toledo y el dinero
Los fondos que Toledo y su entorno blanquearon, según la acusación, proceden de la caja B de Odebrecht. Las pesquisas comenzaron en 2013, cuando el diario Correo reveló unas millonarias transacciones inmobiliarias a nombre de Eva Fernenbug, suegra del exmandatario. El fiscal Rafael Vela, coordinador del llamado Equipo Especial Lava Jato, ha pedido además condenas de 10 años de prisión para Fernenbug; 16 años y ocho meses para Avraham Dan On, exguardaespaldas de Toledo; 13 para Shai Dan On –hijo de Avraham–; y 13 años para David Eskenazi, quien fue apoderado legal de la suegra de Toledo. Asimismo, solicita a la juez Aracely Baca que los acusados paguen al Estado, entre todos, más de 11,4 millones de dólares por reparación civil.
El caso es conocido en Perú como Ecoteva, el nombre de la firma off shore que Fernenbug registró en Costa Rica para comprar en 2012 propiedades en Lima por casi 4,7 millones de dólares. En febrero de 2013, Toledo explicó que su suegra, de nacionalidad belga, compró los inmuebles con el dinero que recibía por ser víctima del Holocausto. “Ha acumulado el dinero de toda su vida. Hay una compensación inicial y una mensual que recibe hasta ahora no solo por ella, sino por su mamá. Recibe también porque (los nazis) se llevaron a su papá, a su esposo y a su hermano”, dijo el expolítico en 2013 desde Stanford (California), donde trabaja su esposa. Sin embargo, poco después, cuando la prensa de su país reportó que las indemnizaciones no alcanzaban para tanto, Toledo modificó su versión, y mantuvo que su suegra hizo las inversiones con un préstamo de Josef Maiman, un hombre de negocios peruano-israelí muy amigo del exjefe de Estado. Maiman se convirtió en colaborador del caso Ecoteva en marzo de este año y con las pruebas que aportó el Equipo Especial Lava Jato pudo terminar la investigación.“Maiman ha entregado toda la ruta del dinero de Odebrecht y Camargo Correa desde el soborno hasta las adquisiciones inmobiliarias de la pareja Toledo-Karp. Odebrecht pagó a Maiman vía el departamento de operaciones estructuradas (el área encargada de los sobornos)”, informó Vela a El País de España.
Según el diario El Comercio, la acusación señala que durante el Gobierno de Toledo, entre 2001 y 2006, los pagos para la licitación de la carretera Interoceánica Sur generaron fondos ilícitos que se depositaron en cuentas “a nombre de personas jurídicas constituidas en el exterior para evitar su vinculación con el expresidente y su rápida identificación”. Los Dan On y Maiman abrieron firmas off shore en Panamá y Costa Rica para recibir las coimas de las constructoras brasileñas y luego transfirieron los capitales a Ecoteva Consulting Group, que presidía la madre de la exprimera dama.
La acusación presentada por Vela sostiene que los fondos de Ecoteva también fueron usados en pagar la hipoteca de dos casas del matrimonio Toledo-Karp. Es decir, el expresidente y su esposa habrían sido los “beneficiarios finales” de las transacciones inmobiliarias.
Una fuente diplomática indicó a El País que si ahora la Cuarta Sala Penal de la Corte Superior aprueba el pedido de extradición, esto constituiría una “ampliación” del expediente ya entregado en 2018 a Estados Unidos. El gobierno peruano contrató en febrero de este año a un despacho estadounidense para el trámite de extradición.