Durante los meses que ha durado la pandemia por el coronavirus, se han multiplicado las recomendaciones sobre el uso de barbijos, el distanciamiento social y la higiene, sobre todo el lavado de manos. Ahora un grupo de científicos desde un artículo en la revista Science insta a los funcionarios de salud pública de todo el mundo a que indiquen con claridad la importancia de trasladar las actividades al exterior, mejorar el aire interior utilizando la ventilación y la filtración, y mejorar la protección de los trabajadores de alto riesgo.
Coronavirus: el mayor riesgo está en espacios sin ventilar
Los científicos consideran que existen “pruebas abrumadoras” de la transmisión aérea del SARS-CoV-2, el coronavirus que desata la COVID-19.
En el artículo de Science, los científicos Kimberly A. Prather; Linsey C. Marr; , Robert T. Schooley; Melissa A. McDiarmid; Mary E. Wilson; y Donald K. Milton machacan en que “existen pruebas abrumadoras de que la inhalación del coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) representa una importante vía de transmisión de la enfermedad coronaviral 2019 (COVID-19)”.
Afirman que en su opinión ”existe una necesidad urgente de armonizar los debates sobre los modos de transmisión del virus en todas las disciplinas a fin de garantizar las estrategias de control más eficaces y proporcionar una orientación clara y coherente al público”.
Al respecto proponen “aclarar la terminología para distinguir entre aerosoles y gotitas utilizando un umbral de tamaño de 100 μm (picómetros), no el histórico 5 μm (picómetros)” y aseguran que “este tamaño separa más eficazmente su comportamiento aerodinámico, la capacidad de ser inhalado y la eficacia de las intervenciones”.
“Los virus en gotitas (más grandes que 100 μm) típicamente caen al suelo en segundos a 2 m de la fuente y pueden ser rociados como pequeñas balas de cañón sobre los individuos cercanos“, y abundan en que “debido a su limitado alcance de desplazamiento, el distanciamiento físico reduce la exposición a estas gotitas”.
Sin embargo apuntan que “los virus en aerosoles (menores de 100 μm) pueden permanecer suspendidos en el aire durante muchos segundos u horas, como el humo, y ser inhalados” así como que “están altamente concentrados cerca de una persona infectada, por lo que pueden infectar más fácilmente a las personas que están cerca”. Aseguran que “los aerosoles que contienen virus infecciosos también pueden viajar más de 2 m y acumularse en el aire interior mal ventilado, lo que conduce a eventos de superdifusión”, del coronavirus.
En la revista Science los científicos apuntan que “los individuos con COVID-19, muchos de los cuales no tienen síntomas, liberan miles de aerosoles cargados de virus y muchas menos gotitas al respirar y hablar” y consideran que “por lo tanto, es mucho más probable que uno inhale aerosoles que que sea rociado por una gota y por lo tanto el equilibrio de la atención debe cambiarse a la protección contra la transmisión aérea“.
Por todo ello, insisten en que “además de los mandatos existentes sobre el uso de máscaras, el distanciamiento social y los esfuerzos de higiene, instamos a los funcionarios de salud pública a que añadan una orientación clara sobre la importancia de trasladar las actividades al exterior, mejorar el aire interior utilizando la ventilación y la filtración, y mejorar la protección de los trabajadores de alto riesgo”.