En Paraná son alrededor de 100 artesanos, de los más variados rubros, nucleados en cuatro ferias: El Ceibal, Carlos Álvarez; Inti, y el Centro de Artesanos. Ellos mismos aclaran que la actividad que realizan es diferente a la de los microemprendedores, completando el circuito de producción y comercialización de una manera distinta.
Artesanos presentaron protocolos pero siguen sin respuestas
La situación para muchos de ellos es adversa, ya que vendían exclusivamente en las ferias a los particulares, ajustándose a su capacidad de elaboración y viviendo prácticamente al día, hasta que la pandemia restringió la labor de diversos sectores y no todos lograron reinventarse.
Aquellos que no pudieron adaptarse a la virtualidad casi obligada que impuso el Covid-19 son los que esperan con más ansias regresar al ágora para poder ofertar sus artículos en un mano a mano con la gente. Pero también, quienes encontraron la veta en Internet para seguir vendiendo y les está yendo medianamente bien, coinciden en que la dinámica propia de las ferias de artesanos debe recuperarse cuanto antes.
Para eso ya presentaron hace tiempo una nota a la Municipalidad de Paraná, junto a estricto protocolo, solicitando la apertura de algún espacio donde puedan vender aquellas piezas únicas e irrepetibles que elaboran con sus manos.
Sin embargo, la respuesta ha sido escasa o directamente nula. Y frente a la proximidad del Día de la Madre, una fecha fuerte para el sector debido al movimiento que se genera, volvieron a pedir esta semana que consideren sus propuestas y pedidos a través de una nota dirigida al intendente, Adán Bahl.
Marina Giménez es la referente de El Ceibal y contó a UNO que ni bien se declaró la pandemia se presentó un pedido a nivel nacional para que se atendieran las necesidades del sector, y tras algunos intentos de poder intercambiar ideas con las autoridades para volver a trabajar, solo lograron algunas reuniones por Zoom y que desde la Dirección de Cultura de la comuna les entregaran solo 10 bolsones de alimentos, que fueron destinados a quienes tenían mayores necesidades.
No todos tuvieron acceso al Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) ni a otros auxilios, y en una situación laboral precaria siguen impulsando la apertura de un espacio. Sobre este punto, Giménez señaló: “Nos llamaron de Cultura del municipio. Nosotros pedíamos, por medio del protocolo que presentamos, poder exponer nuestros productos, y nos ofrecieron en el Parque Gazzano”.
La asignación de este lugar causó disconformidad, ya que no registra una circulación importante de personas y resulta inviable para poder vender. Y sin que se pudiera avanzar en una alternativa, el lunes entregaron nuevamente un petitorio y aguardan que los llamen.
“Los artesanos vivían antes exclusivamente de las ferias de Paraná o recorriendo el país, y hoy es un rubro al que le va a llevar mucho tiempo que emerja de nuevo, como le pasa al turismo”, evaluó Giménez, y agregó: “Hay artesanos que venden a negocios, aparte de las ferias, y les está yendo bien. Otros se las arreglan con las redes sociales. Pero el que no tiene el producto para venderlo al por mayor, con una producción masiva o a lo grande, no tiene la misma suerte y la está puchereando”.
Propuesta
En su caso, Giménez hace mates y tiene una demanda que le permite seguir adelante, aggiornándose a las modas y los requerimientos de los clientes, pero remarcó: “A nivel general se necesita trabajar, y la nota está presentada, al igual que el protocolo, y esperamos una solución”.
En este cotexto, la dirigente de El Ceibal aseguró: “Las ferias eran masivas y sabemos que eso no va a volver, al igual que las carpas, pero mínimamente pedimos un espacio en algún lugar donde sea vendible lo que hacemos, porque desde diciembre no se labura”.
Según comentó, ofrecieron hacer una feria solo con artesanos de Paraná en las veredas diagonales de la Plaza 1° de Mayo, de jueves a domingo o menos días; o en el playón peatonal situado en calle San Martín, entre Gardel y La Paz. “Y lo que hicieron fue mandarnos al parque Gazzano”, lamentó”.
Acerca del protocolo, refirió que se basaron en uno que se hizo a nivel provincial, que fue el que implementó Colón, y aclaró: “Obviamente fue con modificaciones en base al espacio que tenemos, donde atienda una sola persona, haya un espacio en el que se enmarquen la entrada y la salida con la sanitización correspondiente y el uso de tapabocas y demás, y se controle el ingreso de la cantidad de gente”.
La ventaja es que la feria sería al aire libre y consideran viable realizarla, considerando además otras cuestiones que contempla el protocolo, como son respetar el distanciamiento social de dos metros, cerrar con nailon los espacios de los stand, y garantizar la disponibilidad de baños con una constante desinfección.
Por otra parte, sostuvo: “Hay algunos artesanos que en este tiempo empezaron a hacer barbijos para subsistir, otros desayunos; hay casos en que nos ayudamos, como por ejemplo yo, que vendo mates, ofrezco como complemento la bombilla que hace otro artesano, y así”.
Si bien son varios los que mantienen la esperanza de que los autoricen a trabajar previo al Día de la Madre, algunos ya están resignados a plantear que les habiliten una feria aunque sea en diciembre. Al respecto, manifestó: “Somos conscientes de la cantidad de casos de coronavirus que hay, pero también hay que saber convivir con este virus, porque la economía y la vida siguen, y para eso presentamos los protocolos que nos permitan comercializar y solo con artesanos locales. Serán 30 o 40 como mucho, porque hay artesanos que pertenecen a los grupos de riesgo y no van a ir”.
Por su parte, Gustavo Petrussi, vicepresidente del Centro de Artesanos, destacó que logró armarse un colectivo de artesanos al principio, sobre todo para asistir a los compañeros más necesitados, y que se consiguió una mínima ayuda alimentaria que se repartió.
En el caso de la institución a la que representa, cuentan con un mercado físico para exhibir su producción, en la Casa de la Cultura -en la intersección de las calles Carbó y 9 de Julio- y no deben depender exclusivamente de la habilitación de los espacios públicos, pero aclaró: “Igual se nos complica muchísimo la apertura, porque mucha gente pertenece a los grupos de riesgo. Así que ahora estamos buscando la forma de hacer un evento para el Día de la Madre en la propia Casa de la Cultura”.
Por último Petrussi, que es artesano en madera, reflexionó: “La mayoría le estamos buscado la vuelta a través de medios electrónicos y redes sociales, trabajando de esa forma porque no nos queda otra, pero no es lo mismo que vender en el circuito de las ferias. Ya perdimos la de Semana Santa y la del invierno, que son muy importantes para nosotros, y nuestra cuestión es poder trabajar en las fiestas de Navidad y Fin de Año”.