No hay edad para empezar a descubrir nuevas pasiones. Así le pasó a Betina Bonnin que si bien siempre realizó siempre actividad física y al aire libre, fue a los 45 años que se propuso competir en desafiantes carreras. Diario UNO la contactó a días de haber logrado el tercer puesto en la competencia internacional Aconcagua Ultra Trail, que le representó subir al podio después de recorrer 100 kilómetros por el Centinela de América.
Desafiante: Betina Bonnin corrió los 100k del Aconcagua
Por Dina Puntín
Egresada de la facultad de Arquitectura y Urbanismo como Arquitecta en 1996 y de la facultad de Ciencias Económicas como Magíster en Administración y Dirección de Empresas y Negocios (MBA) en 2009, es docente, investigadora y su rica historia de superación y motivación la ubica también en el panel de divulgadora de la vida saludable.
—¿Cómo se vive la experiencia de correr en una montaña tan mística como el Aconcagua?
—Primero –al inscribirte– es intimidante la altura a subir y en mi caso la distancia a recorrer (100 kilómetros). A medida que uno se prepara para la distancia, va haciendo posible y tangible la concreción de este sueño. Ya en los días previos, desde el vehículo, lo pudimos ver, era imponente. Pero fue durante la carrera que logramos darle real magnitud y enamorarnos de esa montaña. Ingresamos al Parque Nacional Aconcagua a las 5 de la mañana aproximadamente, tuvimos la suerte de ver el desfile de satélites sobre el cielo oscuro y con ese fondo. Y a partir de allí fuimos viendo como el sol lo fue iluminando de a poco, una sensación indescriptible. Creo que solo llegando al lugar donde llegamos, poniendo el físico de manera exigente en ello, se puede apreciar y aprender la montaña.
—¿Cómo fue la preparación?
—Para hacer ultras distancias no hay una preparación específica, se llega luego de años ininterrumpidos de entrenamiento, que en mi caso son 9 (corro desde 2011). Se debe ir creciendo en distancia en forma progresiva. El año pasado, por ejemplo, corrí en Catamarca 100 millas (165 kilómetros) pero en etapas y luego en Paraná 50 kilómetros. Además participo en carreras de bicicleta y de calle (solo algunas puntuales). Ese entrenamiento permanente es reforzado a medida que se acerca la carrera sumando cantidad de horas de entreno ininterrumpidos, en mi caso intercalando bicicleta y trote, buscando resistencia. Respecto a las cuestas, las entreno en mi barrio (barranca de 4,5 metros) y en las escaleras de mi edificio, subiendo y bajando durante muchas horas.
—¿Estaba dentro tus expectativas alcanzar la tercera posición?
—Dado que hay que postularse para participar, sabemos que quienes llegamos a largar estamos preparadas para el desafío (y aun así, largamos siete mujeres y completamos solo tres los 100 kilómetros). Este requisito para ingresar hace que el nivel sea común a todas. En mi caso, conocía a la chica que salió segunda, Sofía Cantilo por su participación por ejemplo en carreras de 200 millas en Estados Unidos, carrera que ganó. Así que al saberme delante de ella durante 70 kilómetros de la prueba y que haya arribado solo media hora antes que yo es para mi un gran orgullo. Respecto a la ganadora María Silvina Pérez, es realmente de un nivel superior, también la conocía previamente. Esta atleta es profesional, ha participado y tenido desempeños muy importantes a nivel internacional.
—Arquitecta, motivadora, pero también una apasionada por las ultramaratones. ¿Cómo se fue gestando tu amor por el deporte?
—Comencé a correr como una forma de canalizar la ansiedad para dejar de fumar, aunque siempre desarrollé actividades al aire libre. Y descubrí entonces que correr era mi pasión. Por ello, a los 45 años (hoy tengo 48), decidí que quería competir, no solo participar de carreras. Este sueño se convirtió entonces en mi motivación, en la guía de mi plan en el cual trabajo diariamente. Decidí competir, fortalecerme, crecer pero no solo físicamente sino también mentalmente. Y así descubrí mi segunda pasión: divulgar la importancia de la vida saludable. En esta tarea ocupo mis condiciones naturales para la escritura y las habilidades que me ha brindado mi educación. En este sentido mi principal logro fue la charla TEDx que dicté el pasado año en Concordia bajo el título “Lo normal de correr 100 millas”.
—¿Se necesita una planificación mental en las ultramaratones?
—Las ultramaratones son distancias en las cuales la preparación mental y emocional es más importante que la física. Si bien puede imaginarse que el pensamiento negativo durante la prueba se circunscribe a “¿Qué hago acá, por qué no me quedé en mi casa?”, los pensamientos que pueden afectar negativamente el rendimiento son cientos. Poder gestionarlos y reconvertirlos es lo que diferencia a un corredor de desempeño normal de un atleta de Elite. Esa capacidad de sostener la motivación, gestionar el cansancio y las situaciones adversas, persistir en el enfoque y la concentración, mantener conversaciones positivas con uno mismo, son herramientas que se diseñan y entrenan en forma paralela al entreno físico, a lo largo de meses. Además, la extensa duración de la prueba hace que pasemos por muchos estados emocionales. Y si bien existe la solidaridad y el compañerismo, uno está solo para enfrentar tremendo desafío. Por todo esto, sólo aquel atleta preparado en estos aspectos larga con su mochila mental repleta de recursos que le permitirán un óptimo rendimiento. Esta preparación debe planificarse, creando hábitos adecuados. Porque estoy convencida que creando los hábitos adecuados, todos los desafíos son posibles, en todos los órdenes de la vida.
—¿Cómo se conjuga trabajo, familia y deporte?
—Trabajo normalmente jornadas extensas, dos días de 12 horas y tres días de 7, en mi Estudio profesional de arquitecta y en la Universidad de Concepción del Uruguay. Tengo dos hijos, Clara de 22 años, técnica universitaria en Turismo, que ya no vive conmigo, y Franco, 13 años, deportista también, juega al básquet. Mis entrenamientos son normalmente de una hora y media por día, y generalmente se duplican en extensión los días sábado y domingo. A esto se le suma horas dedicadas a la recuperación del entrenamiento, alimentación, planificación, lecturas, redacción de escritos para publicar en diferentes medios, entre otras actividades. Por todo ello, es evidente que lograr un equilibrio es casi más difícil que correr 100 kilómetros en el Aconcagua.
BetinaxBetina
Betina Bonnin nació en Pronunciamiento un 7 de marzo de 1972.
Si bien comenzó a entrenar en forma intermitente en 2007, su carrera de deportista de alto rendimiento la arrancó unos años después.
Progresivamente fue avanzando en distancias y logros, volcándose hacia el trail (carreras pedestres por senderos). Durante los siguientes años, entre 2011 y la actualidad participó en carreras locales, regionales (todo Entre Ríos), nacionales (Jujuy, Salta, Neuquén, Catamarca, Córdoba, Misiones, Tierra del Fuego, Buenos Aires) y también en el vecino país Uruguay.
Extenso currículo posee Betina que parece no cansarse a pesar de que sus días comienzan muy temprano e incluyen entrenamiento físico y mental.
En 2019 fue incorporada al Programa “Entre Ríos Deportes. Iniciación, formación y recreación deportiva”, del Ministerio de Desarrollo Social del Gobierno de Entre Ríos, a través de su Secretaría de Deporte y tuvo el aval de la Secretaría de Cultura, Turismo y Deportes de la Municipalidad de Concepción del Uruguay como Deportista Destacada. En 2018 fue reconocida por su trayectoria por la Municipalidad de La Histórica, por el Comité Olímpico y por la Asociación de Periodistas deportivos siendo nominada en la Terna Pedestrismo de la fiesta anual del deporte. Es atleta de la Universidad de Concepción del Uruguay desde 2013.