Los influencers muestran su vida feliz y casi perfecta a través de las redes sociales, pero ¿lo que vemos es la realidad o es pura ficción? El documental Fake Famous (Falsos Famosos), que está disponible desde ayer en HBO y HBO Go, busca desarrollar un experimento social para ver si tres personajes anónimos pueden llegar a ser estrellas de Instagram jugando al juego que propone el sistema. ¿Puede cualquiera convertirse en un personaje célebre en Internet? Esa es la pregunta que intenta responder el periodista Nick Bilton, productor y director de este documental, que se dedicó a estudiar el tema durante los años en que escribió en la sección Tecnología del diario New York Times.
HBO: documental revela cómo se fabrica un influencer
Para su experimento, Bilton eligió en un casting a tres jóvenes anónimos, que apenas tenían seguidores en las redes, y puso a su servicio todos los medios posibles para convertirlos en estrellas de Instagram: desde un equipo de estilistas para concebir la imagen pública perfecta para cada uno hasta sesiones de fotos en escenarios falseados o la compra masiva de seguidores y me gusta en granjas de bots.
Los protagonistas son Dominique, una aspirante a actriz que trabaja en un negocio de deportes; Wiley, asistente de un poderoso broker inmobiliario; y Chris, un recién llegado a Los Angeles que quería salir a toda costa de Arizona. Todos creen que siendo influencers sus vidas mejorarán en cierto grado: impulsarán sus carreras, se harán más populares y cumplirán su destino de ser alguien.
El filme ensaya distintas maniobras para convertirlos en bloggers conocidos, como comprar seguidores falsos y bots para interactuar con sus cuentas de redes sociales. Se pueden comprar 7.500 seguidores por el precio de 119 dólares, o alquilar una mansión para hacer sesiones de fotos glamorosas y cambios de estilo para lucir “cool”. Otra maniobra bien conocida de los influencers son las fotos falsas en jets privados. El documental de HBO muestra que literalmente hay una habitación preparada para simular el interior de un jet de lujo. Se alquila por 50 dólares la hora y casi siempre está completamente reservada.
Como resultado, Dominique Druckman, la aspirante a actriz, se convierte de la noche a la mañana en la nueva instagramer de moda en Estados Unidos. Y las grandes marcas, a cambio de una mención en sus redes, comienzan a enviarle todo tipo de artículos y experiencias gratuitas: anteojos de sol, entrenamientos en gimnasios privados, zapatos, sesiones de crioterapia, cruceros por el Caribe, comida orgánica, kits de higiene dental y de depilación, productos de belleza, chucherías, colonias, botellas de vino y electrodomésticos.
Nick Bilton explicó su objetivo a la revista Vogue: “La cosa era que no quería elegir a alguien del tipo de un jugador de básquet que ya estuviera jugando en los Harlem Globetrotters, o una cantante de ópera que hubiese cantado en el Carnegie Hall. Quería mostrar claramente que vos o yo podríamos meternos en esto y ser esas personas que íbamos a convertir en falsos influencers”.
Durante el desarrollo del experimento, los tres protagonistas alcanzan diferentes grados de éxito en el mundo influencer. Y hay uno que, claramente, se hace más famoso que el resto. “Creo que al final todo se reducía a lo que estabas dispuesto a hacer para ser percibido como un influencer famoso”, dijo el director. “El que lo logra es porque de verdad se presta a todo. Le decíamos: ‘A ver, vas a ir a Las Vegas en un viaje de influencers y tenés que aparentar que tenés 180.000 seguidores’, y decía, ‘Genial, lo hago’. Pero uno de nuestros sujetos no quería hacer nada que no representara su ‘marca’. Y otro tenía una ansiedad enorme”, reveló.
El periodista y realizador reconoció que, mientras aumentaba su exposición en las redes, los protagonistas empezaron a experimentar problemas de salud mental. “Los afectó mucho, la verdad. Hubo muchos momentos que no filmamos porque no queríamos convertirlo en un reality. Pero lo pasaron muy mal. Cuando mirás los números del aumento de suicidios y de depresión en adolescentes, el aumento del acoso, ves que todos los gráficos coinciden con el ascenso de las redes sociales. No hay duda de que están vinculados entre sí”, aseguró.
En un principio, los participantes del documental dicen que quieren ser famosos en Instagram. Pero después, cuando empiezan a lidiar con tantos seguidores y a ser personajes públicos, se dan cuenta de que no es para nada lo que querían. “La gente ve la fama como una vía rápida hacia esa vida maravillosa”, comentó Bilton. “Ven a estas personas ‘famosas’ y parece que tienen un estilo de vida alucinante. Están de vacaciones todo el tiempo. Tienen cuerpos estupendos. Les dan un montón de cosas gratis. Intentamos demostrar con la película que todo eso es mentira”, afirmó.