Dos autores y un instigador, podrían ser los tres hombres que se sentarán frente a un jurado popular que los deberá declarar culpables o no culpables del asalto al corralón Almafuerte de Paraná, e intento de homicidio de Pablo Ferreyra, el corredor inmobiliario que fue robado y baleado. Este miércoles se realizó la audiencia de remisión a juicio de la causa, ante el juez de Garantías Mauricio Mayer. El fiscal a cargo de la investigación, Mariano Budasoff, solicitó que los tres imputados sean llevados a esta instancia definitiva: Luciano Federico Cuatrín y Jesús Lemos, como autores del robo e intento de homicidio; y Ariel Marcelo Sione como instigador del robo.
Asalto al corralón: pruebas y conexiones para ir a juicio
Por José Amado
Análisis Digital
El hecho ocurrió el viernes 16 de julio del año pasado, cuando la víctima llegaba en su auto Audio A5 a la empresa de su padre con una mochila llena de dinero. Lo estaban esperando en un auto Citroën C4 blanco los tres ladrones. Dos de ellos se bajaron y lo abordaron cuando Ferreyra se bajaba de su vehículo. Budasoff asegura que eran Lemos y Cuatrín. Quisieron sacarle el botín a Ferreyra, quien se resistió y, en el forcejeo, Cuatrín le dijo a Lemos: “¡Ponelo, ponelo!”. El muchacho que tenía el arma calibre 38 disparó seis veces. Uno de los balazos impactó en el hombro de la víctima y el otro en la zona abdominal. Ferreyra estuvo 20 días en estado crítico en el hospital San Martín, al borde de la muerte, y finalmente pudo recuperarse.
No se pudo establecer quién era la otra persona que iba en el auto.
Sobre el dinero que había en la mochila, se precisó que se trataba de 30.000 dólares, producto de una parte del pago de la venta de dos departamentos que había hecho Ferreyra momentos antes en una escribanía de calle San Juan.
Sobre Sione, el fiscal sostiene la hipótesis de que este hombre, que integraba la barra de Patronato, tenía “pleno conocimiento de los movimientos dinerarios y de las acciones de Pablo Ferreyra”, por lo cual “determinó a Cuatrín, a Lemos y a otra persona no identificada” para que fueran a robarle a la víctima.
Las pruebas
Budasoff enumeró las evidencias que incriminan a Cuatrín y a Lemos, Budasoff. El auto utilizado en el hecho fue secuestrado y coincide en muchos aspectos con las pruebas reunidas. Por ejemplo, las huellas que dejó el vehículo al costado de la avenida circunvalación José Hernández, idénticas a las ruedas que tenía el vehículo, que está a nombre de un pariente de Cuatrín y se lo vendió pero no lo transfirió. En cámaras de vigilancia de calles Ambrosetti y 3 de febrero, se observa a un auto exactamente similar al C4, que sale del barrio hacia el lugar del hecho sin la chapa trasera, tal como lo vieron testigos y lo registraron cámaras de inmediaciones del corralón; luego, ese auto vuelve a la zona 3 de febrero y Mantegazza y lo captan saliendo de nuevo después de las 11 de la mañana, con la patente colocada.
En medio del ataque a Ferreyra, uno de los ladrones perdió una zapatilla que quedó en el lugar. Al revisar las redes sociales, los investigadores encontraron en el Facebook de la novia de Lemos una foto en la que este joven estaba con un calzado idéntico. La División Scopometría hizo un informe donde constató que la zapatilla secuestrada en el lugar (gris marca Puma) y la de la foto tienen “correspondencia extrínseca”.
“Además, cuando se requisa el auto C4 se toman cintas químicas del interior del vehículo, y la División Química Forense concluye que se hallaron rastros de químicos producto de los disparos de armas de fuego, de contaminación”, afirmó el fiscal.
Lo más contundente es la rueda de reconocimiento donde el hermano de la víctima, Andrés Ferreyra, que fue testigo presencial y vio a las personas que le robaron a Pablo, reconoció con contundencia a Lemos como el que disparó y a Cuatrín como el otro que estaba allí. Posteriormente, el mismo hombre asaltado en otra rueda dijo que Cuatrín era el que le indicó a Lemos “ponelo, ponelo”.
Conexiones peligrosas
La situación de Sione es más intrincada y no tiene tantas pruebas contundentes en su contra. Como casi siempre, el instigador de un delito es quien menos huellas deja en la trama delictiva. Budasoff mencionó los indicios que fueron conectando a este acusado con los demás imputados.
Sostuvo que “Lemos era empleado de Sione, quien está en la Unidad Penal, condenado por homicidio. Cuando accede al beneficio del Patronato de Liberados fijó como domicilio laboral la Pescadería de Sione”.
A su vez, refirió la declaración que había realizado César Núñez Guerrero, el paraguayo que estaba a cargo de las obras de Ferreyra y de su socio Torrealday, en particular la del edificio de calle Pascual Palma y 25 de mayo. Este contratista había sido acusado de instigador, pero luego fue sobreseído. En su relato, el hombre señaló que cuando estuvo detenido por esta causa en la Unidad Penal, fue alojado junto a los demás imputados, quienes lo amenazaron y le exigieron que se hiciera cargo del hecho. Señaló a Sione y a Cuatrín, entre otros que no pudo identificar, como quienes lo torturaban, lo asfixiaban con bolsas de nailon, para que se hiciera cargo del delito.
Además, el dinero que era manejado por la víctima y sus movimientos habían sido un tema de conversación de Sione con un conocido suyo y empleado en la obra del mencionado edificio, de apellido Vega, así como con Lemos. “Esto fue reconocido por Vega el 17 de agosto de 2021 en el marco de otra causa, el homicidio de Fernández a mano de Bobadilla, cuando le consulté a Vega con quién trabajaba, dijo que trabajaba con Sione”, recordó el fiscal.
Por otra parte, hay un informe de la División Robos y Hurtos sobre el entrecruzamiento de llamadas entre Sione, Lemos y Vega el día del hecho, aportado por las compañías telefónicas. Allí “se ve la cantidad de llamadas que hay antes y después del hecho, ese día”, entre esas personas. “El informe de Inteligencia Criminal muestra y grafica que también el 17 de julio de 2021 van impactando los llamados telefónicos”, agregó Budasoff, quien concluyó: “Hay una gran probabilidad de que Sione haya sido el instigador”.
Asimismo, mencionó que los obreros del edificio “estaban enojados con Ferreyra y tenían un lugar de encuentro en común con Sione, que tiene la pescadería, le iban a comprar pescado, solían comer, era un tema de conversación la plata de Ferreyra y cómo la manejaba”.
Por último, una prueba no menor es un testigo que declaró que una persona con las características físicas de Sione le había ofrecido realizar un robo de similares características al sufrido por Ferreyra.
Las “dudas” sobre Sione
Sobre Lemos y Cuatrín, los defensores de cada uno (Hugo Gemelli y Leonardo Kunzi por el primero y Claudio Berón por el segundo) no se opusieron a la remisión a juicio. Sí lo hizo el abogado Cristian Panceri, que representa a Sione, al considerar que no hay prueba suficiente para vincular al imputado al hecho que le atribuyen. Por ejemplo, planteó que Sione no podía saber que Ferreyra llevaba dólares esa mañana, y que el celular que le atribuyen estaba a su nombre, pero lo usaba otra persona. Además, lo distanció de Lemos, al sostener que este acusado había puesto la pescadería como domicilio laboral para su salida de la cárcel sin su consentimiento, negó que fuera su empleado, así como respecto a Vega, de quien era un conocido, pero está probado que este le haya contado cuáles eran los movimientos de Ferreyra con el dinero. Por esto, Panceri pidió el sobreseimiento de Sione por el beneficio de la duda.
Por otra parte, en la audiencia de ayer se solicitaron dos sobreseimientos. Por un lado, de Mario Godoy, quien estaba acusado de ser el conductor del auto Citroën C4; por otro, de Vega, sobre quien no se reunieron más evidencias para llevarlo a juicio. Sobre ambos casos, el fiscal adhirió y sostuvo que no se mantenían las imputaciones.