Mientras aún persisten las restricciones que impone la cuarentena por la pandemia de Covid-19, las celebraciones religiosas se desarrollan de modo virtual. Si bien hubo algunos avances en determinadas jurisdicciones, la particular situación que atraviesa Paraná, siendo el foco de propagación de virus más alto de la provincia, dificulta la rehabilitación cada vez mayor de actividades.
Paraná: se inició la novena patronal en honor a San Miguel Arcángel
En ese sentido, más allá del cambio de aislamiento o distanciamiento, las manifestaciones multitudinarias continuarán impedidas.
Así, la Parroquia San Miguel Arcángel de Paraná inició ayer la novena patronal.
Bajo el lema “Hemos sido salvados en la esperanza”, se desarrollará hasta la celebración central del día 29. Durante los próximos días, a diario y por el Facebook de la parroquia, todos los días 17 se hará la adoración eucarística, y a las 18 se celebrará la Santa Misa.
San Miguel es uno de los grandes ángeles que Dios creó para que sean sus enviados y para proteger a todo el pueblo contra el maligno. Miguel significa quién como Dios. Después están los otros dos arcángeles: Gabriel fortaleza de Dios y Rafael, medicina de Dios.
La elección del patrono
En 1825 era tal la devoción por San Miguel y por la Virgen del Rosario que un cura de fuerte presencia en el curato, el deán Francisco Dionisio Álvarez acunó la idea de llamar a la feligresía a una votación para determinar cuál santo sería patrono de la provincia y cuál el patrono de la ciudad de Paraná: así se hizo el 1º de enero de 1825, con los resultados conocidos. La Virgen del Rosario fue desde entonces patrona de Paraná, y San Miguel Arcángel, patrono de la provincia.
Tres años antes se había levantado el primer templo en honor a San Miguel, que luego se conocería como capilla norte, que da a calle Ecuador de Paraná, declarado Monumento Histórico Nacional. Aunque tuvo corta vida para la liturgia. El 30 de noviembre de 1836 se colocó la piedra fundamental del actual edificio, aunque la obra debió suspenderse por falta de fondos en 1838, y se retomaron en 1854.
El Templo de San Miguel fue construido gracias a la iniciativa del cura Antolín Gil y Obligado, quien propuso un proyecto en 1822 dando cuenta de la necesidades religiosas de la parte norte de la ciudad, conocida como Barrio del Candombe o del Tambor. El edificio pudo ser construido gracias al aporte del vecindario y la ayuda oficial del por entonces gobernador Lucio Mansilla. La obra fue comenzada el 14 de mayo de ese año.