Este 26 de junio el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, una fecha que tiene como principal objetivo concientizar sobre el grave problema que representa el flagelo de las drogas para la sociedad, que afecta a millones de personas en el mundo. En este marco, hoy de 16 a 18 estarán realizando actividades en conjunto la Municipalidad y diferentes ONG en la plaza Sáenz Peña, e invitan a la comunidad a acompañarlos. Habrá una radio abierta, stand de salud y demás.
Día de lucha contra las drogas: la valiosa labor de los dispositivos de contención
Casa Lázaro y el Hogar de Cristo son dos espacios que, bajo la órbita de la Iglesia, trabajan para ayudar a personas afectadas por el flagelo de las drogas
Por Vanesa Erbes
Hacer visible esta problemática es clave, ya que en numerosas ocasiones quienes atraviesan una instancia de consumo problemático de sustancias se enfrentan a la estigmatización y la discriminación. Abarca a distintas edades y ámbitos sociales y muchas veces su complejidad lleva a que a la persona que atraviesa esta situación, y también a su entorno, se les haga muy difícil encontrar ayuda.
En este marco, son insuficientes los dispositivos de atención que pueden brindar un tratamiento a esta enfermedad, que debe ser reconocida como tal como punto de partida para iniciar un camino de recuperación. Con distintas modalidades de funcionamiento, en Paraná hay distintos espacios que redoblan sus esfuerzos para ayudar a quienes están en este proceso, sostenidos por ONG o alguna comunidad religiosa, con pocos o nulos aportes del Estado.
La labor de Casa Lázaro ante el flagelo de las drogas
Uno de ellos es Casa Lázaro, que abrió sus puertas bajo la órbita del Arzobispado el 17 de diciembre de 2016 en calle Caputto 1158, por iniciativa de un grupo de religiosos y de laicos preocupados por el estado de vulnerabilidad de tanta gente sin recursos y con serios problemas por el consumo de sustancias. En este momento son 20 los jóvenes a los que esta institución alberga; y ante la necesidad abrieron otro hogar en 2018 en Santa Elena, al que nombraron como El Buen Samaritano, donde hay siete personas alojadas. Además de brindarles contención, educación, techo y alimento, se les ofrece una vida en comunidad, donde realizan diferentes tareas, se educan, participan de talleres, aprenden un oficio, y acompañan solidariamente a quien lo necesita. Sostienen esta obra con donaciones que reciben, con trabajos que realizan para generar ingresos o con lo que hacen en la panadería que abrieron hace tiempo y ellos mismo atienden, elaborando los productos y atendiendo al público. A veces no es fácil, pero siguen adelante sin claudicar y gracias a eso muchos jóvenes pudieron recuperarse y transformar sus vidas.
No obstante, ante la compleja realidad actual la demanda creció de manera abismal, y hay casos que no pueden atender. En un comunicado de la Delegación Arquidiocesana para la Pastoral de Adicciones de Paraná manifestaron: “Acuden a nuestras casas y dispositivos cada vez más personas con síntomas psicóticos, situación de calle, víctimas de la violencia, del abuso, de la marginación, casi sin posibilidades de inserción laboral, familias destruidas y cansadas, sin esperanzas”.
En este marco, precisaron: “En nuestra arquidiócesis se viene trabajando arduamente hace mucho tiempo, sin bajar los brazos, en el acompañamiento de adolescentes, jóvenes y familias enteras, todos atravesados por el amplio espectro problemático del consumo y la vulnerabilidad social. Pero cada vez es más desbordante la demanda. Y por ello volvemos a decir que es una responsabilidad común. Por ello proponemos dos acciones concretas que podemos hacer todos: oración y prevención comunitaria”.
Al respecto, Jorge Achor, coordinador de Casa Lázaro, señaló a UNO: “Casa Lázaro y el Hogar de Cristo van a estar presentes hoy en la plaza Sáenz Peña, comentando lo que hacemos, visibilizando los soportes que tenemos en estos distintos centros, cómo es posible entrar y en qué condiciones, porque realmente no podemos abordar todo”.
Instan a no ser indiferentes
En este sentido, Achor se hizo eco de lo que expresaron desde la Pastoral de la que forma parte: “Este día no podemos ser indiferentes a una problemática que nos necesita a todos. Por ello, seamos creativos para sensibilizar y visibilizar el tema, propiciando espacios de escucha, reflexión y pensamiento crítico sobre expresiones, ideas, hábitos y prácticas, así como también estrategias de cuidado al prójimo, promoviendo estilos de vida llenos vinculados al Evangelio, de fraternidad, de vida digna para todos, poniendo a la persona integralmente en el centro. Necesitamos involucrarnos más como comunidad organizada, prevenir el consumo problemático en todos los ámbitos, y no podemos mirar hacia otro lado o ser tibios pensando que ´los otros se deben ocupar´, porque acá se juega el futuro de los que vendrán”.
La labor de contención del Hogar de Cristo
Otro de los lugares que ofrece contención es el Hogar de Cristo, que funciona en calle 25 de Junio 826 desde el 14 de febrero de 2018, pegado a la capilla de Lourdes. Este proyecto se gestó a partir de la propuesta del padre Pepe Di Paola, para brindar acompañamiento a los jóvenes atravesados por el consumo problemático de sustancias y también a quienes necesitan apoyo ante múltiples necesidades y adversidades. El padre Horacio Correa, a cargo de esta iniciativa, explicó: “El Hogar de Cristo Nuestra Señora de Lourdes y la Casa de Mujeres Santas Perpetua y Felicidad, ambos dispositivos de día que están en Paraná, como también el Hogar de Cristo San Francisco de Asís que está en Diamante, pertenecen a la Federación de Hogares de Cristo, que está a lo largo y a lo ancho del país”.
A su vez, refirió: “Como comunidad organizada, siempre queremos recibir la vida como viene. Esto quiere decir sin juzgar, sin condenar, sin señalar, sin estigmatizar. Las personas que generalmente se acercan a nuestros hogares ya han sufrido la indiferencia, el descarte, el rechazo. Están en situación de calle o de vulnerabilidad, y a veces por su aspecto han experimentado el rechazo de la sociedad. Entonces lo primero que hacemos es poner a la persona en el centro, y evitando todo prejuicio intentamos abrazarla y acompañarla”.
El sacerdote contó que “muchos son los que se acercan estando en situación de calle, otros son provenientes de barrios marginales o villas, asentamientos al costado de un arroyo, sin agua potable, sin lo necesario para la vida cotidiana, y necesitan sobre todo esto de empezar de nuevo y aprender muchas cosas desde cero, como el sentarse a una mesa y compartir la sobremesa; el poder asumir roles en el ámbito del hogar, sea lavar unos platos, disponerse a cocinar o poder lavar un baño, aprender un oficio, poder terminar la escuela Secundaria o la Primaria, poder también tener su DNI”.
“Son muchos aspectos que se acompañan en el Hogar. No son solamente materiales, sino también espirituales. Se ayuda con los profesionales y con los acompañantes a redescubrir lo valioso que es cada uno, lo único e irrepetible, y también irreemplazable. Que todos tienen capacidades y dones para aportar y para hacer un mundo mejor. Que nadie está de sobra, que todos somos valiosos para Dios”, dijo.
Visibilizar esta problemática es fundamental
Por último, el padre Correa concluyó: “Hoy queremos visibilizar una realidad que muchas veces se minimiza o se deja de lado, y que debe estar presente en el diálogo en nuestras familias para poder prevenir este flagelo de la droga. Hay cosas que se escuchan en la calle, en el barrio, en el club y en distintos ámbitos, como por ejemplo´no te va a pasar nada grave si consumís alguna sustancia; es probar y pasarla bien; es como el mate y no te genera nada´. Y esas palabras que minimizan el consumo y que hoy se propician también por el consumo medicinal, distorsionan la gravedad y el daño que causan estas sustancias. Ha proliferado la plantación de plantitas de marihuana y esto también ha traído muchos problemas”.