Los trabajadores de los medios de comunicación quedaron exentos del "aislamiento social, preventivo y obligatorio" que anunció el 19 de marzo por la noche el presidente de la Nación, Alberto Fernández . Por decreto el personal que se desempeña en los servicios de comunicación audiovisuales, radiales y gráficos continúan trabajando durante la cuarentena por lo que la edición gráfica de Diario UNO de Entre Ríos sale todos los días y el Departamento de Circulación tomó todas las medidas de sanidad para garantizar la salud de los canillitas.
La historia del canillita que madrugó al coronavirus
En este contexto de pandemia mundial, Mario Tossi continuó con la rutina laboral: a la una de la mañana ya tenía los diarios en el bolso y minutos después comenzaba con el reparto a los clientes de una amplia zona que abarca el centro paranaense, el Parque Urquiza, el barrio de la plaza Sáenz Peña hasta llegar al kiosco de revistas que está sobre Dean J. Álvarez, a pasos de avenida Ramírez, frente al edificio del instituto Cristo Redentor.
El tema es que Mario se encontró con que muchos de sus clientes le avisaron que no querían recibir el diario, sobre todo los adultos mayores, porque estaban viviendo con miedo. Rápido de reflejos decidió embolsar los ejemplares para entregarlos. Los paquetes de diarios llegan envueltos en papel film a "Circulación" y los trabajadores de UNO que los arman tienen guantes, barbijos, alcohol en gel y alcohol diluído en agua que rocían todo el tiempo.
El canilla guarda uno por uno los diarios en las bolsas y los tira por debajo de la puerta con tanta aceptación que comenzaron a llegar mensajes de agradecimiento en un momento en donde la circulación de las noticias es tan importante.
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Tossi pasó de perder clientes a recuperarlos ganando elogios en pocos días y ahora espera que se levante la cuarentena para que vuelva a funcionar el Registro Civil (vecino a la izquierda) y el Cristo (el establecimiento educativo que está enfrente al kiosco que genera movimiento mañana, tarde y noche). Hace 10 años que está a cargo de la parada que vende diarios y cada vez menos revistas.
Recuerda que a los 43 años una empresa de servicios de limpieza y mantenimiento le pidió la renuncia por enésima vez. "Me cansé de ser empleado, que me obliguen a renunciar para después tomarme en blanco otra vez", le contó a UNO sobre su última experiencia laboral antes de convertirse en canillita.
Luego de una década reconoció que puede vivir de las ventas aunque "no es para tirar manteca", pero tampoco se puede quejar. Enfrentando la vida con esperanza describió que hasta la caminata de dos horas que hace por la madrugada repartiendo los diarios le hace bien. "Hoy me puedo comprar un vehículo para repartir, pero no quiero porque me hace bien a la cabeza, me despeja, me cruzo con las personas que trabajan en la madrugada, me gusta hacerlo y ser mi propio patrón".
A las 5 de la mañana abre el kiosco de revistas en donde los clientes, hasta antes de la cuarentena, llegan para charlar sobre política y deportes como tópicos. Después vienen los policiales, entre los temas de la agenda diaria. "Tengo que leer las noticias porque la gente siempre viene y pregunta por los temas, tengo que estar al tanto", enfatizó.
Desde el puesto de diarios, reconoce que, cada vez son menos los jóvenes que llegan pidiendo algún ejemplar y por momentos se preocupa por el futuro laboral. También acepta que, los mayores, siguen firmes buscando las noticias en el diario de papel. Mientras tanto se mantiene alerta para seguir con un oficio que pasó varias "pandemias" a lo largo de la historia.