Hace pocos días una docente santafesina subió una foto a su Facebook donde se veía a una niña descalza buscando a su hermanita del jardín. Tenía zapatillas, pero no las quería mojar porque luego se las debía poner para ir a la escuela.
Pies descalzos en el Bicentenario
El lunes lluvioso en Paraná, tres hermanitos corrían por la vereda de calle Pellegrini. Dos de ellos, algo abrigados y con zapatillas, y una niña con sus pies descalzos y sin campera.
El día después que Lionel Messi renunció a la Selección Argentina, un abanderado misionero participó del acto por el Día de la Bandera con sus piecitos al aire, pero orgulloso de portar la celeste y blanca.
Esas fotos provocaron miles de sensaciones efímeras: tristeza, indignación, pero muestran la cruda realidad de la pobreza, la exclusión, la vulneración obscena de los derechos humanos.
A punto de cumplir 200 años de la declaración de la Independencia, la realidad de millones de personas de nuestro país es muy angustiante. Resulta difícil pensar qué es la Patria para aquellos condenados al olvido y la postergación: si solo es la imagen de Lionel Messi con la camiseta 10, o también esa construcción colectiva que los excluye.
Mientras las imágenes de niños descalzos golpean las retinas y se multiplican por las "asombradas" o "conmovidas" redes sociales, la dirigencia política le escapa a la responsabilidad y se entretiene en lo que más le gusta: acusaciones, denuncias, y poca responsabilidad en la construcción de una nueva realidad. Juan Pueblo, entonces, organiza una colecta, o benefactores –como la Cámara de la Industria del Calzado, en un gesto a la comunidad del joven misionero– tienden una mano ante la necesidad acuciante, que no puede esperar la lenta o inexistente reacción de las políticas gubernamentales.
De la era del relato con "la estigmatización de la pobreza" que versaba el exministro de Economía Axel Kicillof para esconder los índices, a la distinción de clases con frases aberrantes como "la visión de que hay gente que muere de hambre no es real" del asesor del presidente Mauricio Macri, Durán Barba, o la duda de "qué tan pobres son los pobres" del extitular del Banco Central Javier González Fraga.
En el umbral del Bicentenario, el país está mucho peor que en su Centenario, cuando con un destino promisorio recibía a inmigrantes. Hoy, la pobreza estructural, el trabajo informal y la falta de educación Secundaria obligatoria, alcanza a casi la mitad de la población.
Las imágenes de los pies descalzos de niños de distintas partes del país son elocuentes de la escandalosa y vergonzosa indiferencia por la infancia actual, que es lo mismo que decir, por el futuro de la Nación.