Al igual que en Mendoza, por la Supercopa (2-0 Martínez y Scocco los goles), los dirigidos por Marcelo Gallardo volvieron a vapulear al clásico rival, sin contemplaciones, tal vez sin brillo pero con actitud y compromiso. Idéntico resultado y también goleadores en el torneo doméstico, que se jugó en La Boca, para relucir el trabajo del DT, y anticipar lo que se vendría.
En la primera final, sin la presencia de Ponzio y Scocco por lesiones, estuvo dos veces en desventaja y se supo reponer, para salir de un reducto difícil con un 2 a 2. Fue toda una señal, un impulso para la revancha. Algo había claro, todo se definía en el partido de vuelta.
En Madrid también arrancó abajo, pero en el complemento y con Quintero en cancha apareció el fútbol y River cambió la historia. La salida de Ponzio, capitán y emblema de este equipo, demuestra a las claras que a Napoleón no le tiembla la mano para sacar nombres o modificar esquema. Sea quien sea. Todo en bien del equipo, y quedó una vez más refrendado.
Metió mano, y en el banco de los relevos estaban las soluciones para dar vuelta el marcador y ganar el partido más importante de la historia. Es el sello Gallardo, esa capacidad para decodificar los partidos. Por eso los cambios: el ingreso de Juan Fernando Quintero resultó vital para la remontada, y hasta se dio el lujo de poner en cancha a un juvenil de 18 años, el delantero Julián Álvarez, con un puñado de partidos en Primera.
Gallardo está en todos los detalles, acompañado por gran cuerpo técnico y un plantel que lo entiende a la perfección, así conquistó nueve títulos como entrenador.
El Muñeco llegó a River como entrenador a mediados de 2014 y no paró de acumular títulos. Ese año logró la Copa Sudamericana. Después, a comienzos de 2015, se alzó con la Recopa Sudamericana ante San Lorenzo. Ese año también sumó la primera Copa Libertadores e inmediatamente la Suruga Bank.
Ya en 2016, Gallardo festejó nuevamente la Recopa Sudamericana y luego sumó la primera de las tres copas nacionales, la Copa Argentina 2015-16. Al año siguiente se coronó bicampeón de la Copa Argentina. Y a principios de este año le ganó la Supercopa Argentina a Boca. Ahora, el noveno título, la Copa Libertadores ante su clásico rival. Como jugador Gallardo ganó ocho títulos en Núñez (Cuatro torneos Apertura y dos clausura, una Copa Libertadores y una Supercopa Sudamericana). Gallardo es un hijo de River que lleva 17 conquistas y que va por más.
El Muñeco es auténtico y además simple. Ayer luego de ganar la Copa dijo: "Sí, hoy me siento pleno porque va más allá de la felicidad de haber conseguido un logro tan importante, sino por lo que venimos haciendo y lo que todavía queda por hacer". Y agregó: "No tengo ningún problema de estar y seguir gestionando este plantel. Para mí es un verdadero placer, una enorme responsabilidad, pero con gusto me levanto a la mañana y disfruto lo que hago y en el lugar donde estoy. Mientras sienta eso lo voy a seguir haciendo, y cuando no lo sienta más, será Rodolfo (D'Onofrio) el primero al que le voy a decir 'es el momento de parar'. Tal vez lo discutiremos en su momento", reflexionó el exitoso entrenador Millonario. Ahora se viene el Mundial de Clubes y Gallardo buscará sumar más gloria para él y su River. Identificado con el Millonario desde siempre. Primero hincha, después jugador talentoso y ahora entrenador multicampeón. Una gloria para la entidad que vale la pena poner en la mayor consideración.