En Paraná, mañana y el martes, lo material y lo invisible se tejerán para tener un tiempo- espacio de hacer y observar, descubriendo “algo” de los comportamientos humanos y el modo en que se vinculan en lo que será Refugio, posibles poéticas para la incertidumbre. Se trata de una propuesta de la artista Pamela Villarraza que tendrá lugar en la Sala Kuttel del Centro Cultural La Vieja Usina, localizado en Gregoria Matorras de San Martín 861.
"Refugio, posibles poéticas para la incertidumbre" podrá visitarse en La Vieja Usina
La instalación-performática podrá verse ambos días a las 20 (puntual), con entrada libre y gratuita.
Refugio es una instalación viva donde la artista continúa su investigación poética y sensible sobre la condición humana y su relación con el juego en distintos momentos de la vida; dando lugar a las cuestiones del vivir, del autosostén y el contacto con el sentir . Durante esos dos días se generarán experiencias que permitirá abrir el espacio de libertad individual.
La espontaneidad y la presencia son la clave de esta propuesta de producción lúdica, donde el contacto -más allá o más acá- se convierte en un facilitador para reconectar con la vitalidad creativa del existir.
Cabe mencionar que Villarraza es acompañada en este proceso creativo por Francisco Paredes, mientras que luces y puesta está a cargo Sergio Fabri.
En una entrevista con Escenario, Villarraza quien se refirió a cómo surgió la iniciativa y lo que podrá compartirse durante las dos jornadas. En ese sentido, sostuvo: “En 2017 hice una instalación interactiva donde me acompañó Francisco Vázquez y estaba en una sala de La Vieja Usina. Es por ello que, un poco retomando el material físico de aquel momento que son una maderas, empecé a hacer un trabajo con Francisco Paredes que es entrerriano pero vive en Buenos Aires abordando esta materialidad y sobre todo la inmaterialidad”.
Tras ser consultada sobre lo que significa esta propuesta, la artista además añadió: “Siento que este es un proceso que vengo haciendo de la mano del juego, el cual está relacionado con la incertidumbre. En el 2020 fue como un año que tuve que empezar a hacer un proceso más hacia adentro y en mi casa empecé a descubrir dónde estaba el potencial”.
Consecuentemente, como parte de ese recorrido Villarraza regresó a las conexiones primarias del juego y a la relación que mantiene este con la infancia. “Fui sacando las maderas de mi casa y algunos juegos para estar conectada con lo vital. Así, fui encontrando lo que pudo haber sido un refugio y pienso en el trabajo que hago con personas tan pequeñas y ver que el espacio del juego puede ser un lugar donde me puedo refugiar”, remarcó Villarraza.
Asimismo, sobre las dos instancias que propone en el marco de la instalación, la artista expresó que serán jornadas diferentes con una impronta distinta cada día “en el sentido de cuál sería el punto de partida”.
Sobre Villarraza
Nació en Paraná y en los últimos años ha estado vinculada al arte, la educación y la salud.
Facilita desde el año 2007 talleres y espacios de formación vinculados al juego y al juego cooperativo, la creatividad y la comunicación, en distintas instituciones y organizaciones.
Actualmente forma parte del colectivo Ensayos anfibios. También realizó profundizaciones sobre El tiempo desde este lugar -una propuesta poética cotidiana en el patio de mi casa, invitando a artistas de distintas disciplinas-.
Cabe mencionar que la artista multifacética también desarrolló distintas exploraciones de movimiento y voz en lo que viene siendo Lunáticas y Las Cantantas y formo además parte de la grupalidad Ysyry en la que bordamos colectivamente en torno a las aguas que corren, con el propósito de dar visibilidad a la problemática del agua como parte de la colectiva Río Feminista.