El Grupo Teatral Mojiganga vuelve a presentar La Madonnita, de Mauricio Kartun. El sábado, a las 21, en el Centro Cultural La Hendija (Gualeguaychú 171, Paraná), con capacidad limitada y con observancia del protocolo vigente. Las reservas de entradas deben realizarse al (0343) 155024599.
"La Madonnita" vuelve al Centro Cultural La Hendija
El amor es el tema de esta obra de uno de los dramaturgos más importantes que ha dado la escena nacional. El amor, pero también su lado negativo, desnudando la ambivalencia de este sentimiento noble que suele corromperse cuando se da cabida a la posesión y la cosificación del ser amado, aboliendo su voluntad y su deseo.
Augusto Carballal, Pablo Franco y Gabriela Verón son los protagonistas de esta puesta que nos acerca a un mundo canalla y marginal, pero profundamente humano, dirigido por Claudia Zaragoza.
La Madonnita transcurre entre los años 20 y 30 del siglo pasado. Un fotógrafo hace fotos de su mujer y hay un hombre que las compra y las da a la venta. Son fotos que tienen un objetivo pornográfico y de comercialización entre las clases trabajadoras y marginales. La Madonnita representa una fricción entre el deseo, el sexo y la poesía de un autor de enorme talento.
“Tomamos un texto de un autor tan importante y magníficamente poético como Mauricio Kartun. En la actualidad, en el teatro se está tendiendo a que el texto no sea el que se lleve todo el valor, sino que lo más importante es lo que acontece sobre el escenario. Pero el texto les ha prendido tanto a los actores que a veces tengo que pedirles que lo suelten un poquito. Es que es tan bello que cuesta no quedarse prendido de esas palabras. Y el público aprecia mucho la actuación, la escenografía, el vestuario y también el texto, que es uno de los ejes fundamentales de esta puesta”, dijo Claudia Zaragoza a Escenario.
Un fotógrafo (Augusto Carballal) hace fotos de su mujer (Gabriela Verón) y hay un hombre que las compra (Pablo Franco). Son fotos que tienen un objetivo pornográfico. Y los dos hombres tienen una relación con La Madonnita, si bien tienen también una relación comercial, por así decirlo, entre ellos. Ella está representada como un objeto de deseo, si bien no hay acciones físicas que conlleven una brutalidad excesiva sobre ella; pero la violencia y la brutalidad vienen por otro lado.
“La fantasía de mantener inalterable una imagen transmitida a la cabeza del amante. Perfecta. Sin el deterioro del tiempo ni la vulgaridad cotidiana de la relación. La carne deseada mantenida lejos de su propia carne. Olvidando, claro, que la carne duele. Que sufre”, dice el autor.
Sin embargo, los deseos de la mujer no son expuestos con palabras. “Justamente, es muy poético que la mujer no habla. Y eso es real, las mujeres, si bien hoy nos animamos más, no hablamos mucho, nos callamos, mantenemos en silencio lo que deseamos para nuestras vidas. Ojalá el público pueda hacer esta equivalencia y no decir ‘ah, esto ocurría en el siglo XX, cuando llegaban las polacas que las traían a prostituirse’. No, eso fue el inicio de esta situación, pero hubo y hay otros mecanismos de explotación, y que acá Kartún se atreve a poner en escena”, enfatizó Claudia Zaragoza.
La iluminación corresponde a Sergio Fabri, la música cuenta con arreglos de Andrés Main, el peinado es de Carlos Esteban Fernández, la escenografía está en manos de Sergio Schroeder, Gabriela Verón y Laura Sosa.