La pianista, cantante y compositora japonesa, Kotringo se presentó en la Sala Verónica Kuttel de La Vieja Usina de Paraná.
Kotringo brilló en Paraná junto a Sebastián Macchi Trío
En el marco de su gira por Argentina, la reconocida pianista japonesa Kotringo ofreció un único concierto en La Vieja Usina.
23 de octubre 2018 · 18:27hs
Foto UNO / Mateo Oviedo.
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Ella marcó 1,2,3,4 y pareció que habían puesto un disco de altísima fidelidad que iluminó la atmósfera de la sala.
Escuchá el primer tema:
Kotringo estuvo acompañada por Sebastián Macchi en piano y voz, Carlos Aguirre en bajo, y Gonzalo Díaz en batería.
Pasadas las 20.30 Sebastián Macchi Trío abrieron la noche con tres temas hermosos.
Gonzalo, el baterista, fue el encargado de presentar a la pianista contando que, en un ensayo, fue Luis AlbertoSpinetta que los reunió para que escuchen a Kotringo. Ese momento fue tan mágico que terminó en la presentación de la artista en la sala Kuttel del centro cultural.
La nota
Este domingo, en la edición de la Revista Nueva que circula con Diario UNO de Entre Ríos apareció un extensa entrevista con la artista que confesó sus gustos musicales.
Más allá de la fascinación del “Flaco”, entre Kotringo y la Argentina hay algo personal. A tal punto que, pese a ser un boom afuera de Japón, no suele realizar giras en el exterior. Con nuestro país hará una excepción y visitará distintos rincones para estrenar su más reciente disco, Ame no hako niwa. “Siempre quise viajar a la Argentina, donde tengo varios amigos a los que les tengo mucho cariño, como Claudio Cardone y Juan Carlos Fontana. Mi primer contacto fue a través de la pianista y compositora María Paula Torre, que tiene una banda con un nombre que se vincula con los pájaros, igual que el mío. A pesar de la distancia que nos separa, generamos una gran afinidad. Me da una inmensa alegría poder conocer su tierra”, adelanta. Y admite: “Conozco solo una parte de su música, pero la que escucho mucho tiene el ritmo de la tierra y me transmite su calidez. Mis preferidos son Spinetta, Carlos Arguirre y Aca Seca Trío. El famoso tango es muy sofisticado. Te hace sentir el fervor de los seres humanos”.
Kotringo es un juego de palabras: Kotri significa “pajarillo” y Ringo, “manzana”. El seudónimo (basado en dos de sus debilidades y en la marca de su computadora) lo inventó allá por 2006 para enviar una de sus canciones al programa del músico, compositor, productor, escritor y actor Ryuichi Sakamoto. Como Spinetta, la celebridad japonesa quedó boquiabierto, por lo que decidió apadrinarla. De inmediato debutó con el single “Konnichiwa Mata Ashita” y, desde ese momento, viene lanzando álbumes casi cada año. En noviembre de 2016, dirigió la banda sonora de la película En este rincón del mundo, del director Sunao Katafuchi, que convocó a dos millones de espectadores en todo Japón y llegó a ganar el prestigioso Japan Academy Prize.
–¿Por qué la música, Kotringo?
–Mis amigas estudiaban piano y eso me motivó a querer hacerlo también. Recuerdo que el nivel de exigencia de la escuela de música era muy alto y yo era muy chiquita… En aquel entonces, lo sentía como una carga. Por otro lado, a mi papá le gusta mucho el jazz y con frecuencia ponía vinilos en el tocadiscos. Y mi mamá siempre tuvo devoción por los musicales. En mi casa la música circulaba como el aire.
En el seno familiar no tardaron en advertir el talento de la niña, por lo que la enviaron al Berklee College of Music de Boston, en Estados Unidos. Después se perfeccionó en Nueva York. “Ya en la secundaria me atraía la música norteamericana. Cuando leía alguna revista, lo primero que me llamaba la atención era todo lo relacionado con los Estados Unidos. Radicarme allí para formarme musicalmente fue como unir los dos caminos”, confiesa.
–¿Te identificás como pianista, cantante o compositora?
–Abarco todo. No quiero encasillarme. Además, todavía estoy creciendo como cantante y pianista.
Kotringo dice que hay costumbres de su Osaka natal de las que no puede desprenderse, como quitarse los zapatos apenas ingresa en el lugar donde esté hospedada. En esa intimidad revela, con una mezcla de sorpresa y humildad, que aún está conmovida por el suceso de sus discos en diferentes puntos cardinales del planeta: “La música llega a muchos rincones y eso hace que sea más sencilla esta profesión, porque sería imposible poder ir físicamente a cada uno de esos destinos. No obstante, a veces me supera el hecho de que me escuchen en países con otras culturas, donde no entienden mi idioma”.
–Vivimos en una era globalizada, gracias a la tecnología que saltea las fronteras. ¿Eso benefició a los músicos?
–Sin duda. No solo escuchamos artistas de orígenes ignotos, sino que nos influenciamos mutuamente. Logramos un vínculo entre todos que hace que resonemos con mucha más fuerza. Yo soy un ejemplo de alguien multicultural: pasé mi infancia y adolescencia en Japón, me enamoré de la música clásica y, finalmente, me fui a estudiar jazz a los Estados Unidos. Me influenciaron un sinfín de vertientes.
–A propósito, ¿tenés alguna rutina para componer?
–No tengo algo tan preestablecido. Me inspiran los animales y las plantas. Y soy de las que alternan momentos de trabajo con otros de ocio, porque cuando uno se distrae o se divierte, afloran sentimientos que luego pueden servir para escribir una canción. Amo ver películas y adoro compartir comidas con mis amigos. Y tengo mis raptos de querer quedarme tranquila en casa. De alguna manera, todo eso se ve reflejado en mi obra.
–¿Cómo es tu proceso creativo?
–Soy de las que primero piensan en la letra. Se me vienen imágenes a la mente y sentimientos al corazón. De allí parto. Nunca pude acostumbrarme a hacerlo al revés. Pese a toda mi experiencia, no logro arrancar solamente con una melodía. A mí, la letra me lleva a la canción.
–Para mucha gente, la música es una parte esencial en sus vidas. En tu caso, ¿qué significa?
–La música me expande la imaginación, me muestra un mundo ideal. Es una fuente que me revitaliza, un puente que me permite conectarme con muchas personas. Y es una puerta al conocimiento. La música tiene el poder de transmitir lo que sentimos día a día, lo que nos hace reír, llorar… Es una parte inseparable de mi vida.