La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner encabezó el acto en la Plaza de Mayo de Buenos Aires por el aniversario de los 20 años del arribo del kirchnerismo al poder nacional. La súplica que la militancia coreó durante todo el discurso "Cristina Presidenta" no fue correspondida por la ex jefa de Estado, que insistió en su negativa a postularse para un tercer período presidencial.
Cristina no dio el Sí pero mostró a los presidenciables
"No es tarea de una persona, es militante. Basta de pedirle al otro lo que nosotros no estamos dispuestos a hacer. Hay que romperse el lomo todos y todas", clamó la vicepresidenta antes de concluir su discurso.
En tanto, mostró a su lado a tres dirigentes que suenan como alternativas para encabezar la boleta nacional del Frente de Todos: el ministro de Economía, Sergio Massa; el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof; y el ministro del Interior, Eduardo De Pedro. También la flanqueó su hijo y diputado nacional, Máximo.
La ex mandatario planteó un programa de cuatro puntos para el próximo gobierno nacional: romper el acuerdo vigente con el Fondo Monetario Internacional, una "alianza" entre el Estado y las empresas, la "renovación del pacto democrático" entre distintos partidos políticos, y una reforma judicial, con especial hincapié en la Corte Suprema de Justicia, a la que tildó de "mamarracho indigno".
A su vez, contra los medios hegemónicos de comunicación, Cristina Fernández pidió a los militantes "que cada uno en su lugar de estudio o trabajo cuenten en este entramado de desinformación sobre los verdaderos responsables de la situación que vive la Argentina en cuanto a endeudamiento, falta de dólares y corridas. Que la gente pueda decidir con claridad e información".
Contra Macri
La ex mandataria hizo un balance de sus años en el gobierno y los comparó con la administración de Cambiemos. Recordó el 9 de diciembre de 2015, la última vez que había hablado en la Plaza de Mayo, el día previo a la asunción de Macri en la presidencia: "Cuando me despedí, que no fue para siempre, después de tres períodos de gobierno decirle a los argentinos que les dejábamos un país mucho mejor que el que habíamos recibido, era una muestra de orgullo", evocó.
Y repasó: "Habíamos llegado con la deuda defaulteada más alta de la historia y nos íbamos desendeudados y con la deuda en moneda dura más baja, ocho por ciento en dólares. Las familias no estaban endeudadas y las empresas tampoco, el salario era el más alto de América Latina, como las jubilaciones, y el riesgo país era de 600 puntos. Esa era la Argentina que dejamos".
En contraposición, señaló contra la "herencia" de Cambiemos: "¿Qué fue lo que recibimos cuando volvimos en 2019? Nuevamente la Argentina endeudada en dólares. Fuimos el país que más deuda en dólares tomó en el mundo. Y cuando no se pudo pagar, otra vez el Fondo Monetario".
La ex presidenta apuntó contra el empréstito del FMI a la gestión nacional anterior. "No fue un préstamo stand by más o menos normales que se daban a la región por los organismos multilaterales. Le dieron 57.000 millones de dólares para que pudiera ganar las elecciones. Inédito, insólito. Les liquidaron 45.000 millones de dólares y ni así pudieron ganarlas", castigó. Y añadió que el PRO y la UCR, en 2019, "entregaron un país con dos dígitos de desocupación".
La vicepresidenta criticó a la administración que ella misma integra, pero adjudicándole responsabilidad al presidente Alberto Fernández, a quien no nombró, como tampoco invitó al acto. A quienes critican al gobierno del oficialismo les contestó: "Todos saben las diferencias que tengo. El crecimiento se lo están llevando cuatro vivos". Pero aclaró: "A pesar de los errores, equivocaciones o diferencias, este gobierno es infinitamente mejor de lo que hubiera sido otro de Mauricio Macri".
"Soy del pueblo y de ahí no me muevo"
En relación a la escasez de medidas distributivas del gobierno actual, Cristina Fernández desafió: "Hay que ponerle carita fea a los que tienen mucho. No se trata de confrontar. ¿Por qué se creen que en mi segundo gobierno pudimos llegar al 54%? ¿Por qué me odian y me persiguen? Porque nunca fui de ellos ni voy a ser. Hagan lo que hagan. Me quieran matar o meter presa. Yo soy del pueblo y de ahí no me muevo", remató.
La multitud kirchnerista que llenó la Plaza de Mayo coreaba reiteradamente "Cristina Presidenta" y "Una más y no jodemos más", en alusión a una tercera presidencia, pero la oradora no respondió específicamente en ningún momento ese clamor.
En cambio, exigió "profundidad territorial en los barrios, en las fábricas, en los sindicatos. Tiene que haber cuadros que tomen la posta y lleven adelante el programa de gobierno que necesita la Argentina".
El programa de cuatro puntos
La presidenta del Senado desarrolló cuatro ejes que, según la visión que viene expresando en sus distintas apariciones públicas, deberían regir al próximo gobierno. "Argentina necesita tres o cuatro ejes sobre los que desarrollar el programa. No me dirijo a los que piensan como yo o están en esta Plaza", aclaró.
El primero que mencionó es la renegociación del Acuerdo vigente con el FMI. "si no logramos que el programa que el FMI impone a sus deudores sea dejado de lado y nos permita elaborar uno propio de crecimiento, industrialización e innovación tecnológica, va a ser imposible pagarlo. Que lo aten a un porcentaje de exportaciones pero dejen de querer dirigir la política y clausurarnos la industrialización y convertirnos únicamente en proveedores de materias primas", sentenció.
Y propuso: "Frente a eso es imprescindible la unidad nacional. Fue un préstamo político y política tiene que ser la solución".
Segundo, instó a "abrir la cabeza y articular una alianza entre lo público y lo privado" para explotar recursos nacionales del país, como los yacimientos de gas no convencional de YPF en Neuquén o los de litio en el Norte. "Gracias a los kukas recuperamos Vaca Muerta", ironizó.
En tercer lugar ubicó la "renovación del pacto democrático" y recordó el triunfo electoral de Raúl Alfonsín del 30 de octubre de 1983. "En una plaza un argentino que no era de mi partido había ganado las elecciones afirmando ser la vida y la paz. Tenemos que volver a ese país en el que los que no piensan igual no eran enemigos sino adversarios", sugirió.
Asimismo, cuestionó a los discursos de odio. "Dicen hay que acabar con el peronismo y le kirchnerismo. Si con ganarle alcanza, ¿por qué tenemos que llegar al exterminio del otro?", observó.
El cuarto eje que enfatizó Cristina Kirchner en la Plaza de Mayo tuvo como blanco el Poder Judicial y especialmente la Corte Suprema. "Hay que volver a tener un Poder Judicial que se ha evaporado en una camarilla indigna para la historia argentina", anunció. La vicepresidenta tildó a la Corte de "mamarracho indigno" y convocó a discutir una reforma judicial, con indicios de votación popular de jueces.
"Tenemos que repensar el diseño institucional, argentinos. No podemos seguir con la rémora monárquica de personas que son designadas de por vida y nunca más rinden cuentas a nadie, no se saben sus declaraciones juradas, eso no es de República ni de democracia", advirtió.
Sin candidatura
Por último, para despedirse del acto en el que fue la única oradora, Cristina aludió breve pero contundentemente al operativo clamor por su postulación presidencial. Ratificó su decisión de no competir y aseveró: "No es tarea de una persona, es militante. Basta de pedirle al otro lo que nosotros no estamos dispuestos a hacer. hay que romperse el lomo todos y todas".
Al respecto, reclamó que "cada uno en su lugar de estudio o trabajo cuente ante este entramado de desinformación en cuanto a los verdaderos responsables de la situación que vive la Argentina en cuanto a endeudamiento, falta de dólares y corridas. Que la gente pueda decidir con claridad e información", convocó.