Los resultados de las PASO demostraron que el discurso y el desempeño escénico que despliega Javier Milei son absolutamente efectivos para convencer de que puede sacar a la Argentina de la crisis económica que la tiene atrapada hace años. O, como mínimo, que es el mejor vehículo para el ‘voto bronca’. También quedó al descubierto que el diputado y sus propuestas son populares entre poblaciones empobrecidas de todo el país.
Las promesas de Javier Milei: ¿es viable dolarizar?
Por Ramiro García
La nueva realidad que inauguró el 30% de votos del libertario incluye la necesidad de tomárselo en serio, a diferencia de sus épocas de (solo) gritante televisivo. El personaje puede, si se dan ciertos números, convertirse en presidente de la Nación. A la vez, la nueva etapa de su carrera electoral obliga a Milei a transparentar las incendiarias medidas que promete aplicar.
El candidato se pasó la semana en estudios de televisión tratando de explicar cómo supone cumplir ese programa de gobierno que si se escucha con sentido común suena alocado y totalmente destructivo. Pero esta nueva fase recién arranca. Le esperan meses en los que va a ser puesto a prueba para demostrar si realmente va a hacer lo que dice o si sus promesas son sólo relato; si sus medidas son factibles o simples consignas; si puede ser tomado en serio o quedarse en el personaje “loco”. En definitiva, si conviene votarlo de nuevo o no.
Zona de promesas
La plataforma electoral presentada por Milei ante la Justicia dice que la reforma integral que necesita la Argentina llevará, “según lo proyectado desde La Libertad Avanza, 35 años en tres etapas sucesivas”.
La primera implica “un fuerte recorte del gasto público del Estado”, una reforma tributaria que empuje una baja de impuestos, flexibilización laboral y una reforma financiera. La “segunda generación” de reforma incluye el recorte del gasto del Estado en jubilaciones y pensiones “alentando un sistema de capitalización privado”, la reducción del número de ministerios nacionales a ocho, la eliminación “progresiva” de los planes sociales y la liquidación del Banco Central. La “tercera generación” de la plataforma contempla las reformas de los sistema de salud y educativo.
Algunas medidas económicas puntuales que enumera el programa libertario son la “privatización de las empresas públicas deficitarias”, la “competencia de monedas que permitan a los ciudadanos elegir el sistema monetario libremente o la dolarización de la economía”, liberar “inmediatamente todos los cepos cambiarios”, eliminar retenciones a las exportaciones y derechos de importación y unificar el tipo de cambio.
¿Con qué dólares?
La promesa más resonante y conocida de Milei es la dolarización de la economía argentina. Para analizar esta idea, no desde las opiniones sino desde su consistencia y posibilidad. UNO consultó a Rocío Arce, licenciada en Economía por la Universidad Nacional de Entre Ríos y becaria doctoral del Conicet.
“Aparece como algo nuevo, en Argentina tenemos una cultura del dólar y por eso es tan resonante y llama la atención”, explica la economista. Según Arce, “algunos creen de que va a haber una conversión mágica de 100 pesos a 100 dólares y no es así. Ahí hace un poco de agua Milei y su equipo económico. Porque, ¿cómo dolarizamos?”, se pregunta la investigadora.
Y sugiere: “Básicamente, con los pasivos y los activos del Banco Central. Hoy no te dicen cuánto es, porque se tiene que ver la cantidad de dólares que hay en la reserva del Banco Central al momento de dolarizar. Entonces, la cuenta sería: la cantidad de pesos que existen en circulación en Argentina dividido por las reservas del Banco Central, que hoy sabemos que son bajas. Eso daría una cuenta bastante elevada, hoy un dólar valdría entre 4.000 y 11.000 pesos”, advirtió Arce.
Esta cotización, de concretarse, “va a empezar a licuar los ingresos y los activos de los argentinos. Es decir que se destruye el valor del peso y perdés todo tipo de capacidad de compra, porque no vas a ganar 100 dólares, sino que vas a ganar 20 o 30”, calculó la licenciada por la UNER.
El equipo económico de Milei (como el asesor Emilio Ocampo) viene difundiendo que esto no sucedería porque los argentinos tienen muchos dólares “bajo el colchón”, que se cuentan como dólares en circulación, explicó Arce. Con eso financiaría el cambio de moneda. “Eso es real. Ahora bien, varios gobiernos han intentado que esos dólares salgan a circulación y no se ha podido. ¿De qué manera lo van a hacer? ¿Con un nuevo plan Bonex?”, recordó la economista el programa de comienzos del menemismo. Y añadió que, para cualquier plan de conversión, “no va a ser tan rápido ni fácil” ganar la confianza de los ahorristas.
Una tercera vía podría ser un préstamo extranjero que nutra de dólares al eventual Gobierno, pero la investigadora del Conicet tampoco ve viable “seguir sumando al elevado endeudamiento del país”. En resumen, la economista paranaense considera que “cualquiera de las opciones son bastante catastróficas”.
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Según Arce, estas dudas traslucen en el discurso de Milei de estos días. “Ha cambiado y está intentando moderarlo. Puede ser para traer más votantes a sus filas o bien está viendo que hay cosas impracticables en este contexto”, analizó.
Aún así, haciendo un ejercicio para imaginar cómo sería la economía nacional con esa moneda, la investigadora señala dificultades. “No somos un país que produzca dólares. El Banco Central no va a tener la capacidad de emitir dólares, más allá de la otra propuesta de Milei de eliminarlo. Vamos a depender exclusivamente de las exportaciones y por lo tanto del contexto internacional”, observó.
Aquí aparece otro enredo del programa libertario, que anunció esta semana que va a bajar acuerdos comerciales, por ejemplo, con China, por ser un país ‘comunista’. “Va a limitar esa entrada de dólares solamente por su ideología. Entonces, la inconsistencia empieza a hacerse parte de su propio relato”, señaló Arce.
La licenciada de la UNER dejó para el final lo que considera el mayor escollo de la propuesta. “En primer lugar, se pierde nuestra soberanía monetaria, económica y política. Eso es lo fundamental”. Y citó el ejemplo de Ecuador, que se viene comparando con la fantasía dolarizante argentina. “Ecuador no solucionó su problema. Hace diez años viene intentando salir de esta moneda. En el corto plazo tuvo una reducción de la inflación, pero en el largo plazo se ve un estancamiento del crecimiento y una dependencia de la divisa internacional”, indicó.
Por último, Arce sintetizó: “Es bastante complejo de pensar, porque no entendemos cómo va a realizarlo. Sabemos que una gran parte de la sociedad va a caer en crisis, porque en un contexto como en el que está la Argentina, no se ve viable dolarizar”.