La iglesia de Paraná transita una semana diferente con la noticia que se anunció el 8 de mayo y que indicó la apertura de la causa de beatificación y canonización de tres Siervos de Dios, los jóvenes Carlos Rodolfo Yaryez, fiel laico, María Cruz López, también laica y Víctor Manuel Schiavoni, alumno del Seminario.
Paraná: Una joven lujanera camino a los altares
Colegio Privado D-118 Nuestra Señora de Luján
María Cruz López. La Sierva de Dios tendrá hoy una misa especial por el aniversario de su natalicio.
Imagen de video/Parroquia Nuestra Señora de Luján
Sonriente. A pesar del duro tratamiento contra la leucemia y sus consecuencias, María Cruz se mostró siempre alegre y feliz de compartir con sus amigos.
Fundación Crisálida
La mamá. De María Cruz, Noemí Johnston fue la cofundadora de la Fundación Crisálida de Paraná.
Inmediatamente comenzaron a trascender sus historias personales, ligadas a grupos como la Acción Católica y como así también su relación con otros jóvenes como ellos.
Porque Carlos, Víctor y María Cruz fueron seres humanos de carne y hueso, con debilidades y defectos, pero también repletos de sensibilidad y amor por el prójimo. El Espíritu Santo sembró en los tres gracias que llevaban en su ser y que hoy los hace trascender, primero como personas de fe y luego transitando el camino de la santidad.
Una lujanera
Desde la parroquia Nuestra Señora de Luján de Paraná compartieron la historia de una hija de la comunidad que supo vivir su apostolado misionero entre los alumnos de las escuelas parroquiales y también en diferentes grupos.
María Cruz López nació en Paraná el 24 de noviembre de 1986, en el seno de una familia creyente. Fue bautizada el 14 de diciembre en la parroquia Nuestra Señora del Carmen.
Inició sus estudio en la escuela del Instituto Cristo Redentor para continuarlos en la escuela primaria e instituto secundario Nuestra Señora de Luján. Allí recibió los sacramentos de la Comunión y de la Confirmación.
María Cruz se destacó por tener una inmensa sonrisa, serena, por preocuparse en ayudar a los demás. Además de dibujar, cantar, tocar el teclado.
Fue dedicada en su estudio y con sus conocidos. Vivió con alegría su juventud. A los 14 años incentiva la formación del Movimiento MIsionero Claretiano "Prejumicla" en la capilla San Francisco Javier. Allí demostró su gran espíritu misionero. Motivando, visitando hogares y comprometiéndose con las familias que visitaba.
En 2003, con 17 años, comenzó a formar parte de la Acción Católica de la parroquia San José Obrero. En 2004 fue dirigente del grupo de niños en la comunidad Jesús Buen Pastor.
A diario ayudaba a sus compañeros de curso, al notar la división entre ellos, buscaba no hacer diferencias, compartir con todos. Su viaje de estudios fue vivido por ella como desafío para unirlos. Allí aparecieron los primeros síntomas de la enfermedad que posteriormente fue diagnosticada: tenía leucemia.
Al recibir la noticia decidió ofrecer su enfermedad por la unidad de sus compañeros. Aceptó serenamente la prueba como voluntad de Dios. y su curso comenzó a transformarse con el lema "todos por María Cruz".
Realizaron obras de teatro para recaudar fondos y donaron el dinero de su fiesta de recepción para su tratamiento.
En 2005 fue transplantada de médula y retomó gradualmente sus actividades. Comenzó un nuevo apostolado para acompañar a los niños con leucemia y sus familias del Hospital Materno Infantil San Roque de Paraná.
Hacia 2006 la enfermedad reapareció y el cuadro clínico empezó a empeorar. Se apoyó en la oración. Manifestó estar preparada para partir pero que le preocuba su mamá.
Pasó sus últimos días de vida en su casa, con los cuidados básicos necesarios y el amor incondicional de los suyos. Su cuerpo se fue quedando paralizado, incluso su rostro.
Fue auxiliada con los sacramentos y la oración de muchísimas personas. Un 2 de junio a la tarde, escuchando las palabras de su madre: "María, si lo ves a Jesús andá con él", hizo su Pascua.
No hubo velorio público. Sus restos descansan en el cementerio Parque de La Paz, donde se reunió mucha gente para despedirla, a pesar de una lluvia torrencial.
La mamá de María Cruz siguió su obra
Noemí Johnston, conocida como Mimí, transformó el dolor por la muerte de María Cruz en amor hacia los pequeños pacientes con cáncer.
Y se transformó en la cofundadora de Crisálida, integrada por un grupo de padres, que atravesados por la experiencia de perder un hijo decidieron incorporar amigos y personas de buena voluntad con la necesidad de canalizar el dolor a través de la solidaridad.
Su incansable labor finalizó en diciembre del 2021 con su fallecimiento.
"Lamentamos tener que comunicar el fallecimiento de Noemi Johnston, vicepresidenta y cofundadora de nuestra institución. Descansa en paz querida Mimi, te vamos a extrañar. Fuiste el pilar fundamental para muchas familias atravesadas por el dolor de tener un hijo enfermo y el amoroso acompañamiento que brindaste durante los períodos de duelo, es un sello que llevan marcado y que nunca se olvidara. Nos reconforta saber que ya no sufrís más y que estás con María Cruz. Nos quedamos con los momentos compartidos, los logros y los sueños por cumplir, con la promesa de continuar nuestra misión", expresaron desde la Fundación Crisálida.
En febrero de 2022 se homenajeó a Mimí colocando su nombre en la sala de juegos de la fundación, en reconocimiento a su trabajo y entrega hacia los pacientes y familiares.