Este 2 de abril se cumplen 40 años de la herida que los argentinos no pueden cicatrizar: la guerra por las Islas Malvinas. Como cada aniversario, se recuerda a los ex-combatientes que pelearon en el campo de batalla y la lucha por la soberanía de un territorio arrebatado.
Alicia Reynoso a 40 años de Malvinas: "Aún se niegan a reconocernos"
Sin embargo, hay personas que permanecen en el olvido a pesar del servicio prestado a su patria. Alicia Mabel Reynoso tiene 65 años, es enfermera y desempeña su profesión en el centro de salud Aldea Grapschental. Detrás de su cálida sonrisa y profesionalismo a la hora de asistir pacientes, se encuentra una mujer que tuvo al conflicto de Malvinas frente a sus ojos y a quien, en 2021, el Estado reconoció los derechos como ex-combatiente.
Salvar vidas como profesión
Alicia nació en Estación Carbó, departamento Gualeguaychú, en 1957. Su profesión la llamó desde una temprana edad y afirmó que jamás dudó que la enfermería era su camino. “En los colegios había una caja de la Cruz Roja y siempre peleaba por quedarme con ella. Nos turnábamos para tenerla una semana cada uno, pero yo la quería siempre. Creo que ahí nació mi vocación”, relató a UNO, entre risas, Alicia Reynoso.
Una vez finalizado el secundario, Alicia se trasladó a Santa Fe para cursar en la Escuela Superior de Enfermería (ESE) y luego a Buenos Aires, en búsqueda de oportunidades laborales. “En 1979 vi la propaganda en televisión que convocaba a mujeres en la Fuerza Aérea y me quedé ahí hasta el año pasado”, explicó la enfermera. La iniciativa consistió en la incorporación de personal femenino como militares subalternas del Cuerpo de Apoyo Operativo y Técnico, Escalafón General, Especialidad Policía Aeronáutica y en el Cuerpo de Apoyo Logístico, Escalafón Sanidad y Especialidad Enfermero. El proceso de admisión constó de seis meses en los que Alicia y las demás postulantes fueron evaluadas en diferentes campos y sólo quedaron seleccionadas 21 profesionales. “El examen fue bastante exigente”, recordó Reynoso, “se evaluaba cultura general, estado físico y el ejercicio de nuestra profesión, además de otros requisitos de altura y peso”.
Malvinas: el relato de las enfermeras
Para todo el país fue una sorpresa la ocupación de Puerto Stanley, medida impuesta por la Junta Militar el 2 de abril de 1982. En ese momento, Alicia Reynoso se desempeñaba como jefa de Enfermería. “Estábamos en el Hospital, haciendo tareas de jefatura y me llamaron para una reunión con los demás superiores”, relató Reynoso, “nos comunicaron que nos íbamos y me indicaron seleccionar a las cinco enfermeras que yo considerara con más fortaleza en situaciones de estrés y partimos hacia Comodoro Rivadavia en avión”.
Alicia arribó a la ciudad chubutense entre el 4 y el 6 de abril. Dividió la experiencia en dos etapas: antes y después del 1° de mayo. “Antes de ese día era todo una tensa calma con proyectos y preparativos para lo que podía pasar. Atendíamos a los pedidos de nuestros camaradas en las Islas. Después fue una actividad constante con la llegada de heridos, su evacuación hacia otros hospitales con más capacidad y equipos. Nosotras cumplíamos la función de lo que se denomina ‘cama caliente’. Nunca sabíamos cómo, cuándo y cuántos heridos vendrían. Debíamos estar alerta para todo lo que podía llegar”. El rol de Reynoso se conformó en la instrumentación quirúrgica que involucró la preparación de quirófanos, esterilización de materiales y preparación de elementos para envío a las Islas Malvinas.
Si bien al principio eran cinco enfermeras quienes atendían en el hospital de campaña reubicable, se debieron incorporar refuerzos por la situación crítica. “Nos superaba el trabajo que había. No sólo en ese lugar, sino que hacíamos evacuaciones aeromédicas en las que íbamos y veníamos enseguida o nos trasladamos por la mañana y volvíamos en la noche”. La estadía en el Hospital era las 24 horas del día y Alicia recordó las guardias como intensas y sin la posibilidad de descansar. “A veces nos sacábamos los borcegos para estirar los pies, porque nos cansaban y pesaban en las piernas, pero no recordamos ese tiempo de descanso”.
Si bien la enfermera, junto a sus compañeras, rememoran constantemente su tiempo en Comodoro Rivadavia, afirmó que hay muchas partes que tienen bloqueadas en su memoria: “Esto no es fácil, es estrés post-traumático. Pude sacarlo a tiempo, empecé a hablarlo y ahí inició la guerra más cruel: con mis compañeros, mis jefes y compatriotas. Hasta el día de hoy me ningunean”.
Esta fue la rutina de Alicia hasta que fue replegada, los primeros días de junio de 1982. La enviaron a la Escuela de Aviación a hacer un curso que la convirtió en una de las primeras enfermeras con grado de Oficial, junto a mujeres odontólogas, bioquímicas y farmacéuticas.
Luchar por la visibilidad
En 1988, la ex-alférez de la Fuerza Aérea fue reconocida, junto a sus colegas, por la Ley N° 23.118 que las condecoró por su servicio durante las acciones bélicas. En el diploma que les fue entregado, se las reconoció como Veteranas de Guerra. “Después vino una grieta sobre los que cruzaron y no cruzaron a Malvinas”, explicó Alicia refiriéndose a que se consideraba ex-combatiente sólo a aquellos que llegaron a las Islas desde el 2 de abril hasta el 14 de junio de 1982. “Lo aceptamos así porque lo creímos de ese modo. Después nos enteramos que no. Permanecimos con mucho dolor y angustia, porque quedamos en un mar de silencio e ingratitud a esas mujeres”, recordó la enfermera.
En 2009, Reynoso decidió iniciar un proceso para ser reconocida como veterana para “levantar esta bandera por la visibilidad de la mujer porque, si bien se hablaba del papel de la mujer, inclusión, violencia, la Fuerza Aérea es un ambiente muy machista y patriarcal”, afirmó la enfermera. En primera instancia, inició el proceso sola pero luego se sumaron sus compañeras y recordó el juicio como “un camino difícil y más doloroso que la guerra misma, pues esta lucha era con quienes estuvimos codo a codo y me decían: ‘no existís’. Cuando no se cobraba, éramos todos hermanos y , con las pensiones, inició la pelea”.
En lugar de debilitar a Alicia, afirmó que “el juicio la empoderó". "Lejos de ponerme a llorar como lo hice durante 30 años, armé la escalera más alta hasta que la Justicia me vio”. El 6 de mayo de 2021, la Sala II de la Cámara Federal de la Seguridad Social brindó la sentencia definitiva en favor de la ex-alférez. Se la reconoció como ex-combatiente, según la Ley N° 23.109 y el decreto 1244/98, otorgándole el beneficio de la pensión mensual como a los demás veteranos de guerra. El expediente especificó que la enfermera Reynoso sufrió desigualdad normativa y que el servicio prestado resultó merecedor del reconocimiento. Además, la Corte Suprema de Justicia de la Nación señaló el derecho de igualdad ante la ley que merece la reparación legal de Alicia y las demás enfermeras que prestaron servicio junto a ella. “Este fue el primer fallo con perspectiva de género en este tema. Para mí es un canto a la verdad, a la justicia y a los derechos de las mujeres que, durante años, nos lo quitaron por simplemente ser y aún se niegan a reconocernos”.
Aunque la Corte Suprema de Justicia de la Nación y el Estado reconocieron a Alicia y a sus compañeras, ellas no tienen el reconocimiento que merecen por el servicio que prestaron a la Nación. Tras ser consultada por UNO, Alicia expresó que sus compañeros veteranos de la provincia no la validan, pero que no precisa de ellos: “Soy la única veterana de guerra entrerriana y no recibí ninguna invitación para conmemorar estos 40 años, pero tengo mis propios proyectos junto a mis compañeras. Quienes vivimos la exclusión, trabajar para la inclusión es el mayor reconocimiento que podemos tener”, cerró.
UNO/Fedra Venturini