La comunidad de la parroquia San José Obrero, de O’Higgins (provincia de Buenos Aires), organizó días atrás una misa en agradecimiento por los 90 años de edad del sacerdote entrerriano Luis Antonio But Toller y por sus 18 años de fiel permanencia en la Mariápolis.
El sacerdote Luis But Toller festejó sus 90 años
Durante la celebración eucarística, el sacerdote expresó su agradecimiento a quienes se acercaron a compartir la acción de gracias, “con la certeza de que con todos ustedes nos sentimos unidos en esta gran familia de la Iglesia”.
“Especialmente recuerdo hoy a mi madre, que no solo me engendró a la vida, sino que también me trasmitió la luz del Evangelio y me sigue acompañando también ahora”, añadió, reconociendo "el amor infinito y misericordioso de Dios que me eligió para este ministerio y me acompañó con su gracia”.
Refiriéndose al carisma de Chiara Lubich, fundadora y presidente del Movimiento de los Focolares, el padre But Toller destacó: “Fue un regalo especial de la Virgen conocer esa espiritualidad mariana, que me hizo experimentar el amor del Padre en la década del '60, en medio de las turbulencias del post Concilio. Si en ese momento no hubiese encontrado esa luz, no estaría aquí como sacerdote”.
“Por todo esto, en estos momentos en que ofrecemos nuestras plegarias, quiero presentar con todos ustedes mi gratitud al Señor", concluyó.
Datos biográficos
El padre Luis Antonio But Toller nació el 10 de octubre de 1933 en la ciudad de Federación (Entre Ríos). Fue bautizado de niño y luego también ordenado sacerdote, el 13 de diciembre de 1959, en la Iglesia de esa localidad, que luego fue totalmente destruida debido a la construcción de la represa de Salto Grande sobre el río Uruguay.
Hizo sus estudios en el seminario de Paraná y ejerció el ministerio sacerdotal durante 45 años en varias parroquias de la arquidiócesis, promoviendo escuelas, colegios y el cuidado de los niños en general.
Estando animado espiritualmente por el Movimiento de los Focolares, en ocasión de una reunión en Italia, tomó contacto con la parroquia de Adliswil (Suiza). Esta comunidad asumió el compromiso de colaborar con las parroquias más necesitadas de Feliciano y de Santa Elena, donde además se debía construir una nueva Iglesia.
“Si ustedes se ayudan nosotros trataremos de ayudarlos”, fue la consigna. La comunidad de Santa Elena se puso en marcha, y unos 700 obreros del frigorífico local donaron el 1% de sus sueldos (el diezmo del diezmo) durante cinco años. De ese modo, se pudo concretar la construcción de un templo amplio y hermoso.
Además, la Iglesia Reformada de Suiza y la Municipalidad de Adliswil ayudaron en otras necesidades y construyeron una escuela en Feliciano y otra en Santa Elena. Por la profunda relación que tuvieron esas instituciones con el cardenal Estanislao Karlic, arzobispo emérito de Paraná, han seguido colaborando luego generosamente también con el Seminario de Paraná.
En 2004, como en la Mariápolis hacía falta un sacerdote, con el permiso de su obispo, el padre Luis dejó su parroquia en Paraná para trasladarse a O´Higgins al servicio de la Mariápolis y de la parroquia de San José Obrero, de la arquidiócesis de Mercedes-Luján.