Julio Sotelo es un paranaense que vivía en la zona de La Pasarela, y tras ser vinculado con al menos ocho robos impactantes bajo la modalidad denominada "boqueteros", quedó prófugo desde fines de 2016. En las últimas horas fue detenido en Santa Fe, tras un trabajo de inteligencia entre las policías de Entre Ríos y de la vecina capital, luego de que se produjera un hecho delictivo que incluyó la apertura de una caja fuerte.
Tras estar dos años prófugo, cayó el jefe de la banda de boqueteros que tenía en jaque a la Policía
Julio Sotelo es considerado el organizador de la asociación ilícita que cometió no menos de ocho atracos en estudios jurídicos, contables, empresas y comercios de Santa Fe y Entre Ríos. Tiene vinculación con un par de jefe policiales que están acusados de impactantes asaltos en el interior.
19 de marzo 2018 · 16:42hs
UNO supo que tras un hermético trabajo de la División Robos y Hurtos, se logró ubicar los pasos de Sotelo. A los investigadores encabezados por el comisario Carlos Schmunk, les había llegado el dato que el prófugo con pedido de captura, estaría escondido en la capital santafesina.
Para la justicia de Paraná, Sotelo es el jefe de la banda que operaba en esta capital, como así también en Nogoyá, Rosario del Tala y Gualeguaychú, y Santa Fe.
Del trabajo a cargo de la Dirección de Investigaciones iniciados a mediados del 2016, se desbarató una parte de la banda que estaba integrada por dos comisarios: Oscar Braín y otro que no pudo ser imputado por el momento, quienes fueron detenidos en su momento y acusados de integrar la que se denominó "La banda de los rompepuertas".
Este grupo de delincuentes contaba con el apoyo de Policías, expertos en electricidad e instalación de alarmas (para neutralizar los mecanismos de seguridad), como de aperturas de cajas fuertes y boquetes de todo tipo, sea en las paredes o techos.
En el arranque de esas causas, quedaron mencionados por las escuchas telefónicas los hermanos Sotelo: Julio y Remo que tenían sus viviendas en la zona del barrio Belgrano y la Villa 351 de Paraná.
La organización trabajaba de modo cinematográfico. Los policías pasaban datos claves de las potenciales víctimas, y el resto de los integrantes avanzaban con las tareas de inteligencia y logística, incluso -surge de las escuchas telefónicas- tenían el asesoramiento de una conocida abogada paranaense.
UNO publicó en su momento que la investigación judicial a cargo del fiscal Juan Ramírez Montrull, estuvo muy cerca de caerse, porque hubo filtraciones previo a los allanamientos dispuestos en Paraná y otras localidades. Pese a la carencia inicial de elementos, se llegó a poder localizar elementos de sospechas para los acusados.
Desde la Justicia se observó algunos oficiales de la Policía de Paraná, pudieron haber pasado los datos por aquel entonces.
Finalmente Julio y Remo Sotelo, fueron detenidos y tras el avance de la causa, se les dictó la prisión domiciliaria. Los dos escaparon a fines del 2016. Ayer Julio Sotelo, quedó preso en Santa Fe.
Para las causas que llevan adelante, el director de Investigaciones Favio Jurajuría y el personal de elite de la Policía, lograron en los últimos días más avances sobre el posible paradero de los cuatro prófugos con pedido de captura, por lo que no se descarta que pueda haber novedades.
"Gran dolor de cabeza"
UNO dialogó en la tarde de este lunes, con el fiscal Juan Ramírez Montrull. El funcionario no ocultó la satisfacción al saber de la detención de Sotelo en Santa Fe. Se hizo saber que el prófugo fue detenido por la policía de la vecina ciudad, luego de que se realizara un atraco que incluyó la apertura de una caja fuerte.
"Por ese hecho, me informaron las autoridades judiciales de Santa Fe que Sotelo será indagado en las próximas horas, y luego sí se autorizará el exhorto para su traslado a Paraná, y de esa manera ser indagado en las cerca de ocho causas por robos y boquetes de la banda que él lideraba", recalcó el fiscal para indicar: "Tenemos una gran cantidad de elementos que los comprometen, desde celulares, computadoras, testimonios, tareas de inteligencia y en especial escuchas telefónicas con más de cuatro meses de investigaciones".
Por el accionar delictivo de la banda hubo resonantes robos a estudios jurídicos, contables, comercios como Swat, la concesionaria Castellaro y otras entidades que sufrieron el ingreso por huecos realizados en paredes o techos. Además, la organización lograba neutralizar los sistemas de alarmas internos como externos. En definitiva de todos esos lugares lograron alzarse con sumas altas en valores económicos, que van desde los 300.000 al millón de pesos.
"Para nosotros fue un gran dolor de cabeza los robos y atracos, pero más compleja fue la situación de la búsqueda de los rebeldes y con pedido de captura. Desde hace casi dos años los estamos buscando y por ello es que ahora se podrá avanzar en profundizar las causas acumuladas", enfatizó Ramírez Montrull.
Otro punto que el funcionario judicial recordó, es que "pudo haber existido filtraciones. Recuerdo que en un allanamiento el personal policial llegó y encontró el mate caliente y otros indicios como que habían estado hasta pocos minutos antes del procedimiento".