Martín Insaurralde estuvo 14 días al borde de la muerte, tras recibir tres balazos cuando regresaba en su moto a su casa del barrio Paraná XX. Los dos acusados (dos hermanos, uno menor y otro mayor de edad) estuvieron casi un año con prisión preventiva domiciliaria. Ayer recuperaron la libertad y la madre de la víctima expresó su indignación: “La justicia no existe para nosotros”, aseguró Viviana. El juicio por el intento de homicidio sería el año que viene.
Liberaron a acusados de intentar matar a un joven en Paraná
Los detenidos por la policía.
El hecho ocurrió a las 0.30 del 11 de julio de 2020, cuando Martín (hoy de 21 años) volvía de trabajar en una verdulería a su vivienda. Llevaba de acompañante a Martín Palacios, vecino del barrio. Cuando se dirigía por calle Celia Torra, al llegar a la intersección con Garcilazo (en el límite del Paraná XX con el barrio Jauretche) dos personas salieron de un montículo de tierra que había en un terreno, con armas de fuego, y comenzaron a dispararles. Tres balazos impactaron en Insaurralde, ambos cayeron de la moto y los agresores se acercaban para ejecutarlos, pero aparentemente como salieron varios vecinos, les arrojaron piedras y escaparon del lugar.
El joven herido fue asistido y trasladado al hospital San Martín. Lo derivaron directamente al quirófano donde le practicaron una cirugía que duró unas cuatro horas. Un balazo que le ingresó por la cintura, le perforó el vaso; otro que ingresó por el abdomen, le afectó el estómago, y un proyectil que lo hirió en el homóplato le perforó un pulmón, que le provocó un neumotórax. Estuvo 14 días en Terapia Intensiva y pudo salir adelante. Hoy puede llevar una vida normal, aunque le quedaron secuelas por la perforación de un pulmón y del estómago y porque debieron sacarle un baso.
Ayer fue la audiencia de revisión de la medida cautelar de los acusados, Alexander Silva y su hermano que era menor al momento del hecho. El vocal del Tribunal de Juicio y Apelaciones de Paraná, Gervasio Labriola, resolvió hacer lugar al pedido del defensor Javier Aiani de excarcelarlos, y rechazar el pedido del fiscal Laureano Dato y del querellante Walter Rolandelli de que continuaran con la prisión domiciliaria hasta el juicio con tobilleras electrónicas.
“Hablé con el juez y le dije que no me parecía justo, así estamos en Argentina con esta Justicia. Cuando mi hijo estuvo internado me amenazaron y a eso no le importó, le sacó las tobilleras con restricciones a 1.000 metros a mi casa en el Lomas del Mirador II y de la casa de mi hijo”, dijo Viviana, quien no ocultó su indignación, y aseguró: “Ellos no la van a respetar, porque ya no me respetaron porque se me aparecieron en todos lados, menos ahora que no tienen tobillera ¿quién los va a controlar? ¿quién me va a garantizar la seguridad de mi hijo? Porque él no tiene custodia policial ni nada. Me dijeron que si veo algo sospechoso que llame al 911 y saque fotos. Ahora tengo que dejar de hacer mis actividades para acompañar a mi hijo al trabajo”.