Nicolás Castrogiovanni, más conocido como El Gordo Nico, concentraba el poder total en su banda narco. No obstante, su hermano Iván, Ramón Pucheta, el policía entrerriano Rodrigo Medina y Pedro Guillermo Aguirre tenían un rol preponderante en la organización compuesta por otros 10 procesados. Esto surgió de las 25 escuchas telefónicas que se difundieron ayer en la segunda jornada del juicio oral por venta de cocaína en la capital entrerriana y Diamante.
Escuchas telefónicas dan cuenta del liderazgo del "Gordo Nico" en su banda narco
El juicio contra 15 acusados de vender cocaína desde el barrio Paraná XVI de la capital entrerriana. Las pruebas van demostrando los roles de los procesados
21 de septiembre 2017 · 08:05hs
La jornada empezó con el pie derecho para la Fiscalía porque pudo incorporar como prueba el expediente de la causa que tiene como procesado a Germán Ernesto Herlein, apodado Morrón. Este hombre detenido desde abril de 2016, según la Fiscalía Federal, le compraba droga a Pucheta para revenderla en distintos barrios capitalinos. Para Pucheta, quien se presentó ante los jueces como un taxista, el anexo de la causa lo complica aún más, ya que su figura como proveedor de otros narcos va quedando establecida. También del trabajo investigativo de la Policía Federal surgió que El Gordo Nico movía cuantiosas cantidades de dinero y cocaína. Sin embargo, el dinero importante no le llegaba a todos los integrantes de la red narco. Solo algunos disfrutaban de las pingües ganancias ilícitas.
Según el procesamiento así eran los roles en la organización delictiva: "Nicolás Castrogiovanni dirigía y organizaba las actividades, impartiendo directivas a sus asistentes, Iván Castrogiovanni (su hermano) y Edith Alejandra Lorena Torres, intermediarios en las gestiones de comercialización, como así también a los distribuidores Pedro Guillermo Aguirre y Evangelina Priscila Álvarez (agente penitenciaria); al vendedor Víctor David Villaverde; a los encargados del almacenamiento y provisión Fernando Manuel Gómez, Rodrigo Javier Medina (policía de la Provincia) y Lorena Cecilia Bianchi; y estos últimos las transmitían a los encargados del subalmacenamiento Germán Andrés Gómez, Héctor Medina (policía retirado) y Liliana Ruiz. A su vez, por indicación del organizador, Aguirre encomendaba la guarda del tóxico y/o sustancia de estiramiento a Victorio Bernardo Aguirre (exdirector de la Unidad Penal Nº 6 de mujeres), en cuyo domicilio se halló una sustancia blanca que se encontraba dentro de una bolsa de nailon en una valija".
Rostros de preocupación
Las caras de los acusados denotaban preocupación tras las escuchas telefónicas realizadas por la Federal.
Lo más llamativo fue cómo en la mayoría de los audios se pudo ubicar a las personas que hablaban y formaban parte de la banda en los roles que se presumía. Por ejemplo Ariel Pucheta, considerado proveedor, apareció su voz cruzando consultas con Nico sobre distintos montos, valores y hasta palabras vinculadas con el mundo narco, como es "cortada y lista".
Otro que quedó mal parado es el policía provincial Rodrigo Medina. En la escucha se lo oye hablando y ordenando a su mujer, La Rusa, como le dicen a Lorena Bianchi- que vaya a buscar a la termera con el escudo de Patronato los sobres de té. En la investigación se estableció que así se denominaba a las bochitas de cocaína listas para comercializar.
Además en una charla le exige plata a Nicolás Castrogiovanni para darle a su madre Liliana Ruiz plata. "A mamá le gusta la plata", dijo en un tramo de la conversación en la que Castrogiovanni se quejó por los constantes pedidos de efectivo que le realizaba el funcionario provincial.
Medina había logrado incorporar a sus padres a la organización como almacenadores de droga para que ganaran plata.
Cuando terminó la difusión de las conversaciones los rostros de la mayoría de los procesados reflejaban seriedad, manos que agarraban sus cabezas, y la huida de algunas sonrisas iniciales previo a la medida judicial.
Los abogados defensores tomaron notas y solo Claudio Torres del Sel esgrimió una tenue aclaración. "En la escucha habla un tal Ariel, pero no se da el apellido", reclamó que se marcara el letrado que asiste a Ariel Pucheta.
Al que sí se lo vio muy satisfecho con la medida judicial y el resultado fue al fiscal Ignacio Candioti. Se supo que en la Fiscalía General se consideró que ayer se produjo un gran paso en la consolidación de pruebas contundentes, de las cuales les será muy difícil a los defensores tratar de descomprimir la compleja situación de los acusados.
El juicio avanzará con la tercera audiencia, el martes a las 10, con la etapa de los testimonios de los testigos civiles y de las fuerzas de seguridad.