Las consecuencias de un femicidio son incalculables. En los relatos de los familiares de Romina Roda que han declarado como testigos en la causa evidencian secuelas demasiado traumáticas. En las voces de sus hermanos, su madre y su tío, entre otras, se pudo saber cómo sucedió el crimen de género, y comprometer aún más a la expareja de la víctima, Jonatan Rivero. Mientras, se analizan los últimos informes, de la autopsia y de los celulares.
Con dramáticos testimonios e informes avanza la causa del femicidio de Romina Roda
Cuatro de los testimonios fueron del hermano de Romina, de 12 años, su hermana de 16, su madre y su tío. “Todos aportaron que tenían una relación con violencia constante”, dijo a UNO el abogado querellante que los representa en la causa, Fernando Millán.
El niño declaró en cámara Gesell, donde una psicóloga le hizo las preguntas interesadas por las partes. Aquella mañana del domingo 26 de abril, alrededor de las 8, su madre le dijo que fuera a despertar a Romina para tomar unos mates. Mientras el chico se dirigía hacia la casa ubicada en la parte de atrás del mismo terreno, escuchó los gritos de su hermana, y luego a una persona que escapaba corriendo. Pudo identificar a ese hombre como Jonatan Rivero, a quien reconoció por determinadas característicias, y describió la ropa tal como la que el acusado vestía al ser detenido.
El testimonio más desgarrador fue el de la hermana adolescente de Romina, quien fue la última en verla con vida. Cuando su hermano más chico fue a avisarles lo que había pasado, ella acudió a la vivienda y encontró a su hermana sobre la cama. Observó las múltiples heridas, le apretó la mano e instantes después falleció.
En la casa estaban un hijo de Romina, de 2 años (cuyo padre es Rivero), mientras que la hija de 6 estaba en la casa de su abuela.
El testimonio del oficial Zárate de la Policía de Entre Ríos, aportó a la reconstrucción del asesinato. El hombre contó que esa mañana alguien golpeó la puerta de su casa, atendió y vio a un muchacho ensangrentado, quien le preguntó: “¿Usted es policía?”. A la respuesta afirmativa, agregó: “Me vengo a entregar”. Pero nunca dijo lo que había hecho.
Entonces, el policía llamó al Comando: “Tengo un masculino en mi casa que presuntamente cometió un ilícito, está lleno de sangre”. Desde el otro lado de la línea le dijeron: “Sí, mató a una chica”. Zárate tuvo que esperar un buen rato con el femicida en su casa hasta que fueron a buscarlo para detenerlo.
Pericias
Sobre dos medidas fundamentales para la causa, el abogado querellante informó a UNO que los resultados llegaron esta semana y los están analizando. “Recibimos el informe de Cuerpo Médico Forense. Se extrajeron muestras de sangre de la ropa de Romina, de las sábanas de la cama y de tres cuchillos” para eventuales cotejos, así como se habían tomado “muestras de sangre de la remera y cuerpo de Rivero”.
Por otro lado, “el área de Informática peritó dos celulares secuestrados (de la víctima y el victimario), nos remitieron los CD con mensajes cruzados entre ellos. Vamos a leer y escuchar todas las conversaciones de WhatsApp, tanto escritas como de audios”, detalló Millán.
Asimismo, indicó: “Falta que nos remitan la prueba dacticolscópica, de las huellas digitales de los cuchillos, que son tres. Uno es con el que la mató, de 23 centímetros de lonja y 10 del mango de guampa y madera, y otro de sierra tipo tramontina y otro oxidado que también fue secuestrado”.
Como se ha informado, tanto la Fiscalía, a cargo de Oscar Sobko, como la querella, acusan a Rivero por el delito de Homicidio triplemente calificado: por el vínculo (estaban casados), por violencia de género (según lo revelado por testigos y la misma Romina en sus estados de WhatsApp) y por alevosía (se aprovechó del estado de indefensión de la víctima al atacarla mietras dormía).
Rivero está en la Unidad Penal de Paraná, con 120 días de prisión preventiva. Por cómo marcha la investigación, difícilmente vuelva a salir.