“Entregamos esta semana 10 muestras de agua para ser analizadas física, química y microbiológicamente, extraída de las dos plantas potabilizadoras, los tres centros de distribución y de cinco puntos de la ciudad conectados a pozos: los dos tanques del barrio Paraná V, el tanque de la escuela Tabaré, Loma Verde (calle Crisólogo Larralde) y barrio Prensa (zona sur). Contratamos un control externo, neutral y reconocido, a cargo de la Cámara Arbitral de Cereales de Entre Ríos, para monitorear la calidad del agua a través de análisis periódicos y permanentes”, dijo el subsecretario de Obras Sanitarias de la Municipalidad de Paraná, Juan Pablo Arroyo, ante el planteo de algunas comisiones vecinales con respecto al proyecto de pozos semisurgentes que el municipio lleva adelante como medida transitoria, acotada y reducida en volumen, solo para favorecer un mayor caudal y fundamentalmente más presión ante el alto consumo de verano.
Paraná: el agua de pozos es una solución transitoria
“Los resultados de los análisis tomados en boca de pozo –algunos ya publicados en el portal oficial– nos demuestran que se cumplen con las normas de calidad establecidas en el Código Alimentario Argentino. Pero en el caso del arsénico, en algunos pozos éste da por encima de los valores permitidos. Por este motivo es que recurrimos a realizar los análisis a la salida de los reservorios para conocer la calidad del agua que estamos distribuyendo en toda la ciudad, ya que al mezclarse se diluye el valor del arsénico”, reafirmó, en respuesta a las declaraciones formuladas a radio La Red Paraná, por Norma Santángelo, presidenta de la vecinal de barrio Mercantil.
Habitantes de un grupo de vecinales de la zona sudoeste de Paraná se reunieron el jueves en la intersección de las calles Gutiérrez y Pirán, en el barrio Mercantil, para informar y definir acciones acerca de tres pozos semisurgentes que el municipio de Paraná habilitará en esa zona. Y cuestionaron la calidad del agua en base a afirmaciones de habitantes de la vecinal Las Américas.
Al respecto, Arroyo puntualizó que en el centro de distribución se conectarán tres pozos, que en total pueden llegar a aportar –en caso de necesidad– hasta un máximo de 180 metros cúbicos, a un tanque de reserva cuya capacidad es de 4.500 metros cúbicos.
“El agua de pozo se mezcla y diluye en un muy bajo porcentaje, del orden del 6%. Igualmente estamos midiendo la calidad a la salida de los centros de distribución”, planteó el funcionario municipal: “Nosotros hacemos estudios permanentes en el laboratorio de Control de Calidad de Obras Sanitarias, pero para este caso recurrimos a un control externo y neutral”, remarcó sobre la labor y participación de la Cámara Arbitral de Cereales.
Sobre el planteo de fondo sobre el agua de pozos semisurgentes, Arroyo dijo a UNO: “La solución de los pozos es válida técnicamente. Si bien tenemos el río, cuesta distribuir el agua en algunas zonas por las distintas alturas topográficas, y hay momentos que en la red se requiere aumentar presión y caudal. Por otro lado –acotó– la gestión del intendente Adán Bahl permitió avanzar con el gobierno provincial y con el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (Enhosa) en la construcción del centro de distribución sur, en el marco de la obra del acueducto metropolitano. Hoy tenemos el compromiso del ministro de Infraestructura, Marcelo Richard, que el centro será lo primero que se hará cuando comience esa obra. Ese centro dará solución a toda la zona sur y se sacarán de funcionamiento los pozos. Mientras tanto, en los veranos los pozos estarán activos en la medida necesaria”, planteó.
Planteo
“No queremos agua salada, ni mezclada; ya tuvimos y sabemos cuáles son las consecuencias. Tenemos que pensar en un desarrollo sustentable para Paraná, no volver para atrás. Además ya no están las condiciones que argumentaron en su momento, porque el río creció y se perdió un año sin dragado y sin pensar alternativas, en una ciudad con un río al lado y dos plantas potabilizadoras”, planteó la vecinalista Santángelo, a La Radio de UNO.
Y consideró que arreglando las muchas pérdidas y controlando derroches y conexiones clandestinas se puede solucionar el tema de la baja presión que aqueja a los barrios del oeste tras la proliferación de nuevas construcciones.
Sobre el consumo y derroche, Arroyo informó que desde Obras Sanitarias se ha venido gestionando, en los últimos meses, dos proyectos ante la Nación: por un lado, la instalación de micromedidores domiciliarios para controlar el consumo, y por otro lado un proyecto de válvulas de presión, que permitan regular flujos de caudales y presiones, y así compensar zonas con alta presión del suministro, y otras con baja. “Hoy una falencia es que no hay mediciones de consumo por zonas. Instalar micro y macromedidores nos va a permitir conocer el comportamiento de zonas y problemáticas en cada una de ellas”, explicó el funcionario.
Ambas iniciativas serán presentadas en marzo, ya que Enohsa dio el visto bueno para las presentaciones formales.
Reuniones con los vecinos y visitas en los barrios
El reclamo por el agua de pozo unió a vecinos de los barrios Mercantil, Cuarteles, 3 de Febrero, Antonini, Leopoldo Lugones, Las Américas, El Sol, San Agustín y Bajada Grande. La vecinalista Santángelo cuestionó en la entrevista radial la falta de reunión con autoridades municipales. “Arroyo nos canceló las reuniones pedidas por cuestiones de agenda y de pandemia en dos oportunidades y nunca nos convocó”, puntualizó.
Ante la consulta de UNO, el funcionario sostuvo: “Pido disculpas si no la atendí o si olvidé convocarla a una reunión, si me había comprometido. No lo recuerdo, pero de todos modos estamos a disposición para dialogar. Solo por este tema me reuní con los vecinos de la zona sur, del barrio Paraná V, del Kilómetro 5 y 1/2, del barrio 199 Viviendas, con gente de la Asamblea Vecinalista. Visité y dialogué en los barrios, en mi oficina, y hasta en otras reparticiones, como en la Dirección de Comunidades Vecinales. Y también en dos o tres oportunidades en la Defensoría del Pueblo, siempre con los vecinos”, graficó.