En pocos días de trabajo Nicolás Domingo asumió el rol de referente en Patronato. Dentro del campo de juego tiene voz de mando. Ordenó a sus compañeros en todos los pasajes del encuentro amistoso que el Rojinegro disputó en el predio La Capillita ante Atlético Rafaela. Sus aptitudes deportivas las exhibió en el escenario de juego, en el lugar donde disfruta estar día a día. A los 37 años el mediocampista formado en la cantera de River Plate conserva las pasión por el fútbol. “Es mi vida, es una pasión. Nunca perdí la pasión que tuve desde chico”, aseveró, en diálogo con Ovación.
Nicolás Domingo: "No perdí la pasión que tenía de chico"
Por Matías Larraule
UNO / Juan Manuel Hernández
Nicolás Domingo espera devolver a Patronato a Primera División.
—Llevás una semana en la ciudad. ¿Cómo estás transitando tu estadía?
—Estoy terminando de aclimatarme a la ciudad. Como me recibió la gente del club, los compañeros, el cuerpo técnico y empleados hace que todo sea más fácil.
—¿Pudiste recorrer Paraná?
—Poco y nada. Después del amistoso con Unión aproveché para ir a Buenos Aires a buscar a mi señora. Este fin de semana haremos algo. Igual ya salí a comer. Es una ciudad tranquila. Igual nací en un pueblo cercano que está a 180 kilómetros. Estoy acostumbrado a la siesta y a que pare todo al mediodía.
—Asimismo en Buenos Aires vivías a otro ritmo. ¿Extrañabas la tranquilidad?
—Estaba acostumbrado porque me fui a los 14 años a Buenos Aires. De todos modos en esta etapa de mi vida viene bien bajar un cambio. Aprovechar a disfrutar otras pequeñas cosas, estar más cerca de casa y estar más tiempo en casa. Acostumbrándome, disfrutando y tratando de ponerme lo mejor posible rápidamente. Me siento bien. Este parate por el Mundial fue atípico, y sobre todo conociendo a mis compañeros
—¿La necesidad de bajar un cambio fue uno de los motivos que te llevó a aceptar la oferta de Patronato?
—Antes de tomar la decisión de venir hablé dos o tres veces con Walter (Otta). Patronato es un club de Primera, más allá de que hoy le toque transitar en la B Nacional porque hizo muy bien las cosas. Tenemos desafíos muy importantes. Lo principal es devolverlo a Primera División. Pero también no hay nada más lindo que jugar la Copa Libertadores y defender el título en la Copa Argentina. Son muchas cosas. He tenido llamados, pero el que más sedujo fue Patronato. Cuando pude acomodar la situación de mi señora y podamos venir juntos terminé de tomar la decisión porque solo no hubiera venido.
—El acompañamiento de la familia es determinante.
—A esta altura de la vida es clave. Le decía a los chicos que lo que más me está costando es concentrar y los viajes. Amo entrenar, amo jugar a la pelota, pero también amo disfrutar la familia. Y como son los últimos años lo que más cuesta es estar fuera de casa. Cuando ella me dijo “vamos”, acepté la oferta.
—¿En los últimos años de carrera se disfruta más el día a día?
—Trato de disfrutarlo al máximo. Me tocó vivir cosas muy lindas a lo largo de mi carrera y se empieza a disfrutar desde otro lugar. De ayudar a los más jóvenes y dejar algo por donde uno pasa. Que no sea simplemente jugador de fútbol. En esa parte estoy acá, tratando de ayudar a los más chicos. Lo mejor es pregonar con el ejemplo, entrenar, ser profesional, buena persona. Después podemos jugar mejor o peor un partido, pero ser una buena persona es lo más importantes
—Llegaste a Patronato con el rol de referente. ¿Cómo cargas esa etiqueta?
—Con tranquilidad. Es lo que hice a lo largo de mi carrera. Tratar de entrenar, de estar a disposición, de sumar desde donde me toque. Todo jugador quiere jugar, pero lo más importante es cómo uno se entrena. Después las oportunidades siempre llegan. Si uno hace las cosas bien y entrenás podés llegar al fin de semana y tener un mal día, pero lo respaldaste toda la semana. Eso al técnico le da tranquilidad
—Patronato tendrá tres desafíos, ¿cómo se convive con cada uno de ellos sabiendo que lo primordial es el ascenso?
—Debemos abstraernos de la ilusión que tiene el hincha por jugar la Copa Libertadores. Obviamente que haremos las cosas bien, daremos pelea. De nuestra parte disfrutaremos con dientes apretados. Iremos a jugar con equipos con mucho presupuesto, mucha jerarquía, por lo cual tenemos que hacer las cosas bien para dejar bien plantado a Patronato. En la Copa Argentina apuntamos a llegar lo más lejos posible porque es el último campeón y es lindo defender el título. Y sin dudas que el objetivo principal donde apuntaremos, trataremos ser protagonistas, intentaremos a fin de octubre estar en la final será el ascenso. Ese es el primordial objetivo sin dejar de competir en las próximas competencias.
—¿En el Nacional Patronato será el equipo a vencer?
—Siento que hay cuatro, cinco candidatos como San Martín de Tucumán, Aldosivi. Quilmes y Ferro. También agrego a Estudiantes de Río Cuarto, que ha realizado campañas regulares. Y Patronato por ser el último campeón de la Copa Argentina, porque viene de jugar siete años en Primera y hacerlo muy bien. Por todo eso seremos el equipo al que todos querrán ganar. Igual tenemos que estar más allá de eso. Nuestro primer objetivo será el martes (debut en la Copa Argentina) y después el primer finde de febrero. El trayecto es muy largo y no podemos mirar más allá de eso.
—Jugaste dos veces en el Nacional y ascendiste las dos veces. Igual el campeonato cambió.
—Es mucho más difícil ahora. En las dos veces que me tocó jugar los tres primeros ascendían. Ahora podés ir primero todo el año, pero perdés la final y parece que no sirve de nada. Nuestro objetivo es llegar con chances a esa final. Y si no toca ahí llegar con chances al reducido. De 37 equipos ascenderán dos. Trataremos de ser uno de esos dos, pero si no lo somos intentaremos competir hasta el final.
—¿Qué es el fútbol en tu vida?
—Es mi vida, una pasión. Es mi trabajo, pero nunca perdí la pasión desde cuando era chico. Eso no se puede perder nunca. No se juega solo por el profesionalismo. Siempre hay una parte donde la pasión te lleva a querer ganar, querer aprender, querer mejorar y querer competir siempre. Eso es lo que me trajo hasta acá.
Los fierros, los afectos
El deporte motor es una de las debilidades de Nicolás Domingo.
"De chico corrí durante tres años en motos en categorías zonales. También sigo mucho al TC”, relató el volante. Hoy la principal pasión son los afectos, “la familia, los amigos, el mate, un asado. Las cosas simples de la vida. La carrera demanda y desgasta mucho. Si ganás servís, si perdés parece que no. Estar con quienes siempre estuvieron al lado del camino es lo que más se disfruta”.