Un grupo de atletas de élite del más alto nivel nacional decidieron poner manos a la obra para marcar una pista de atletismo de entrenamiento y así seguir con sus preparativos. Entre ellos se encuentra el paranaense Julián Molina, quien anunció que este será el último año como atleta profesional y por eso está trabajando duro para poder llegar a los Juegos Olímpicos de Francia, donde buscará mejorar la performance mundialista del año pasado en Budapest y cerrar una carrera gloriosa.
Julián Molina, a puro pico y pala en suelo salteño
Ocurrió que desde el 1° de enero, cuando Molina llegó a Cachi (ciudad del Valle Calchaquí ubicada a 2.400 metros sobre el nivel del mar) junto con el santafesino José Zabala para preparar sus objetivos de este año, la carpeta de tartán había sido arrancada para reacondicionar la pista y no había novedades con respecto a la finalización de obra.
La pista de Cachi brilla por su ausencia
“Nos dijeron que no podíamos ingresar más a la pista porque se dañaba el suelo, pero Félix Sánchez viene del palo de la construcción y sabe muy bien que eso no es así, que es todo mentira”, comentó el fondista nacido en Paraná y rosarino por adopción.
En ese contexto, tanto Molina como Zabala tuvieron que soportar la irrupción de la Policía salteña y hasta tuvieron que dialogar con las autoridades de aquella provincia para explicarles que su entrenamiento en altura no puede detenerse porque necesitan cumplir con los compromisos de espónsores y las becas que hasta ahora les venía proporcionando el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard), sumado a que en el caso de Molina, su jornada en pista se caracteriza por realizar pasadas con vallas para poder mejorar su marca y buscar la clasificación a Francia 2024 en la prueba de 3.000 metros con obstáculos.
Entonces, gracias al ingenio y solidaridad del bonaerense Félix Sánchez, el maratonista argentino que eventualmente reside en Cachi y hasta no hace mucho tiempo se ganaba la vida como albañil en Buenos Aires, decidieron poner manos a la obra en una humilde cancha de fútbol de tierra ubicada en el barrio Luján de aquella localidad de altura y comenzaron a marcar una pista de atletismo de tierra de 430 metros de extensión.
“Félix nos contó que en diciembre estaba haciendo la Vuelta al Desierto y vieron la cancha de fútbol. Ahí mismo hablaron con el presidente del club y decidieron marcar una pista de 430 metros”.
Recordó que una mañana estaban entrenando en la pista de atletismo del Cenard y se desayunaron con que ya no podían ingresar más a la pista por razones de infraestructura, aunque ellos aseguran que tienen otra versión respecto del parate de las obras en la pista de atletismo.
“Sabemos que es todo mentira y que los fondos destinados a la pista desaparecieron por cuestiones que desconocemos a partir del cambio de gobierno nacional”, comentó.
En ese sentido, apuntó que con Zabala habían intentado trotar alrededor de la pista del Cenard y los expulsó la Policía.
“Queríamos trotar algo de llano porque entre los dobles y triples turnos acá en la altura, propio del terreno irregular de montaña, estamos fatigados, teniendo en cuenta que es un año olímpico. Entonces vino la Policía y tuvimos que explicarles que éramos atletas profesionales y necesitábamos entrenar”, explicó.
En tanto, protestó: “Los atletas sabemos lo que está pasando ahí en Cachi, pero tenemos que ir 3 kilómetros para ir al otro pueblo, sin baño ni agua a puro rastrillo y pala, y rompés zapatillas a lo loco porque el suelo no es el mismo que el que debería tener la pista”.
Después de esas situaciones, con Sánchez y otro grupo de deportistas que se encuentran por estos momentos en la altura de Cachi decidieron hablar con el club de fútbol de barrio Luján y obreros de la zona para darles trabajo, ya que los atletas no daban abasto con su rutina y la inversión de tiempo que demanda trazar y rastrillar una pista de tierra en un terreno agreste y pedregoso.
Comienza a despedirse
Julián Molina reveló que es su último año como atleta profesional pese a que apenas tiene 30 años y aún mucho hilo en el carretel.
“Este es el último año como atleta profesional, por eso intentaré ir a los Juegos Olímpicos, ya que hay otros chicos de mucha proyección. Por lo pronto, ahora cuando bajo de la altura tengo previsto correr tres carreras en febrero (Noetinger Run, Nocturna de Sonder y una posible en Paraná) para volver a subir en marzo a la altura y terminar de pulir el sueño de todo atleta, aunque el mío ya lo cumplí el año pasado al correr el Mundial de Atletismo de Budapest”, reveló.
“Mi sueño lo logré al representar al país en Budapest y cuento con nueve campeonatos argentinos de mayores, dos medallas en el Iberoamericano de Alicante (España) y una dorada en el Sudamericano de San Pablo. Lo que estamos haciendo acá en Cachi es para que otros atletas tengan su pista y no pasen lo que pasamos nosotros en plena preparación olímpica”, valoró Molina, quien logró prácticamente la totalidad de sus medallas corriendo en Atenas Rinning Team y hoy entrena con Darío Núñez (ADN).
En el camino directo a Francia 2024, Molina intentará buscar el campeonato argentino que se desarrollará en Mar del Plata el jueves 11, viernes 12 y sábado 13 de abril, luego hará escala en Brasil y finalmente probará suerte con algunas pruebas de relieve en Europa.
“Si alcanzo el récord argentino tendré medio pie adentro de los Juegos porque estoy bien rankeado a partir de mis tres mejores marcas, luego tengo expectativas en el Iberoamericano que se disputará en Brasil y luego viajaré a Europa para buscar algunas competencias de roce internacional y terminar de abrochar la clasificación a los Juego Olímpicos”, adelantó el Picante Molina.
Producción: Matías Petisce (La Capital).