“¡Un día de rebelión, no de descanso! Un día en que con tremenda fuerza la unidad del ejército de los trabajadores se moviliza contra los que hoy dominan el destino de los pueblos de toda nación. Un día de protesta contra la opresión y la tiranía, contra la ignorancia y la guerra de todo tipo. Un día en que comenzar a disfrutar ‘ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas para lo que nos dé la gana’”. Estas palabras impresas en un volante recorrieron fábricas y talleres de Estados Unidos durante 1885 e inicios de 1886.
Primero de mayo
Por José Amado
Entre abril y mayo de ese año, las huelgas paralizaron el país, con centro en Chicago en las protestas del 1º de mayo y conquistaron las ocho horas sin reducción salarial. La persecución patronal y la represión policial no se hicieron esperar: 31 trabajadores fueron detenidos, en su mayoría dirigentes anarquistas, y unos meses después sometidos a una parodia de juzgamiento. Condenaron a tres a prisión y a cinco a la horca: Adolfo Fischer, George Engels, Albert Parsons, Augusto Spies, Louis Lingg.
Algunos de los dirigentes de aquella revuelta obrera habían llegado a Estados Unidos huyendo de los pedidos de captura en Europa por haber protagonizado, 15 años antes, el alzamiento que conformó la Comuna de París, el primer gobierno de la historia dirigido por la clase obrera.
En 1890, Federico Engels propuso al Congreso Internacional de París la fecha del 1º de mayo para manifestarse en todos los países y ciudades a la vez: “Hoy el proletariado de Europa y América pasa revista a sus fuerzas, movilizadas por primera vez en un solo ejército, bajo una sola bandera y para un solo objetivo inmediato: la fijación legal de la jornada legal de ocho horas”.
Argentina no fue una excepción: en el Prado Español de Buenos Aires se llevó a cabo una reunión de obreros, muchos de ellos inmigrantes, donde los oradores manifestaron las deplorables condiciones de trabajo en todos los gremios. También hubo manifestaciones en Rosario y otros centros proletarios.
Hoy cumplimos 130 celebraciones del Día Internacional de los Trabajadores. Algunos de ellos fueron conmemorados enfrentando sangrientas dictaduras, otros festejando conquistas, principalmente durante los primeros gobiernos peronistas, y otros buscando recuperar derechos arrebatados por gestiones de la democracia moderna. Cada año pareciera que son más los reclamos y mayores los sufrimientos de trabajadores, como se observa en cada rincón del país y de Entre Ríos.
Será el primer 1° de mayo de la historia con escasas manifestaciones en las calles del mundo, por exclusivas razones sanitarias. Las manifestaciones serán más virtuales y menos ruidosas; los mejores homenajes a los mártires de Chicago se harán en los hospitales y centros sanitarios donde trabajadores de la salud ponen el pecho a la emergencia, así como en los comedores comunitarios de cada barrio donde se vuelve a demostrar que cuando una clase social oprimida se organiza, la lucha se encamina y los derechos se alcanzan.