Las elecciones generales de hoy definen el rumbo del país, de la provincia y cada ciudad. Se dan un contexto que, según el doctor en Ciencia Política, docente e investigador en la Universidad Nacional de Entre Ríos y la Universidad Nacional de Rosario, Diego Gantus es de “altísima incertidumbre”. En diálogo con UNO, el analista explicó: “En ese sentido, se parecen a las elecciones de 2003. Pero su potencial impacto en el sistema de partidos las asemeja más a las de 1995, en que por primera vez desde que coexistían, PJ y UCR no se alternaron en el 1º y 2º puesto de una elección presidencial. A nadie debería escapársele, entonces, que cada voto cuenta”. En Entre Ríos, en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) el voto en blanco significó el 12, 29% del total, convirtiéndose en la tercera fuerza. A nivel nacional, acumuló el 4,78% de los sufragios.
Voto en blanco: qué implica en los comicios provinciales
En las PASO 2023, el voto en blanco significó el 12,29% de los votos.
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En los comicios generales, los votos en blanco son válidos pero no se cuentan de la misma manera que en las Primarias. En las generales, según la Cámara Nacional Electoral, cuentan los “votos afirmativos válidamente emitidos”, es decir, los que eligen a una boleta de candidatos. Por este motivo, para calcular los porcentajes sólo se cuentan los afirmativos y se excluyen los votos en blanco. Al excluirlo, es más sencillo para un partido político llegar al 40% necesario para imponerse en primera vuelta y evitar el balotaje, que si se contaran todos los válidos.
Ante esta variación, Gantus valoró –en una entrevista con este medio, una semana luego de las PASO– que “Entre Ríos ha tenido elecciones pasadas con un nivel alto de voto en blanco. En 2019 fue mayor en la categoría de gobernador y llegó casi al 17% en la categoría de diputados provinciales. Tradicionalmente, el voto en blanco expresa insatisfacción con la oferta electoral”.
Sobre la jornada de hoy, dijo que se prevé que “irán más personas a votar que en las PASO. Mayoritariamente, esas personas emiten votos afirmativos (votan alguno de los partidos o frentes que compiten) porque estas son las elecciones que verdaderamente importan, y allí quieren expresar sus preferencias. Esa mayor cantidad de votos afirmativos hacen crecer el universo sobre el que calculamos los porcentajes que aquellos partidos o frentes deben obtener para ganar la elección presidencial, o para ganar el derecho de competir en un balotaje, de acuerdo a las previsiones constitucionales. Se hace más difícil, entonces, ganar, o entrar al balotaje, porque se necesitan mayor cantidad de votos absolutos”.
Sobre el voto en blanco, precisa: “El efecto contrario sobre ese universo, lo tienen los votos en blanco. En las PASO, los votos válidos emitidos (afirmativos y en blancos) componen, sumados, ese universo sobre el que calculamos los porcentajes que importan (por ejemplo, las fuerzas que superan el umbral del 1,5% de dicho universo, acceden al derecho de competir en las elecciones generales). En las elecciones generales, esos votos en blanco no son contabilizados junto con los afirmativos para constituir ese universo. El voto en blanco, hace más sencillo ganar, o entrar al balotaje, porque se necesitan menor cantidad de votos absolutos.
Ambos efectos, ciertamente, podrían neutralizarse mutuamente, si crecen en proporciones semejantes. En Entre Ríos, el nivel de voto en blanco ha sido especialmente elevado en algunas elecciones del pasado inmediato, y las PASO no fueron la excepción. Habitualmente, ese voto en blanco ha sido interpretado como expresión del descontento ciudadano con la oferta electoral en particular, y/o con la política en general. Es, obviamente, una de las alternativas que el régimen electoral nos brinda, y que podemos utilizar legítimamente”.
Por lo tanto, el analista político avisoró a UNO: “Habiendo tanto en juego, y siendo el escenario preelectoral tan incierto, vale la pena considerar no sólo el contexto de nuestra decisión, sino también las consecuencias potenciales de la misma”, y explicó, a modo de reflexión: “La Teoría de la Decisión es una empresa intelectual que reúne esfuerzos interdisciplinares, con el propósito de conocer y explicar como los seres humanos efectivamente tomamos decisiones, para traducir ese conocimiento en recomendaciones sobre cómo deberíamos tomarlas si lo que nos proponemos es lograr un objetivo X. Esa teoría puede concebirse, en principio, dividida en dos grandes áreas: las decisiones individuales, y las decisiones de grupos. Entre los hallazgos de la segunda, quiero compartir dos que considero oportunos. El primero: cuando los miembros de un grupo toman individualmente las decisiones que creen que más les convienen, pueden acabar, como grupo, peor de lo que estaban. El segundo: los grupos suelen ser más arriesgados para tomar decisiones que lo que lo somos cada uno de sus miembros, individualmente considerados”.