Comenzó la temporada estival, mucha gente ya se fue de vacaciones y otra se dispone a hacerlo en los próximos días hacia algún destino en el que pueda disfrutar de una playa o, al menos, de alguna piscina para escaparle al calor sofocante de las primeras semanas de enero. En este contexto, desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) emitieron una serie de recomendaciones para que las familias con niños puedan disfrutar de un verano seguro, previniendo accidentes y alguna dolencia típica de esta época.
Verano: consejos a familias con niños que van de vacaciones
Por Vanesa Erbes
En vacaciones de verano hay que tener ciertos recaudos con los más chicos
Entre las dolencias habituales que se presentan en esta época y que están motivando la consulta en las guardias de nosocomios públicos y privados está la gastroenteritis, causada normalmente por una infección vírica, bacteriana o parasitaria, que puede producir vómitos, diarrea, cólicos, fiebre e inapetencia, y derivar en una deshidratación.
Al respecto, Gisela Giorgio, médica pediatra (matrícula profesional N° 10.952) y presidenta actual de la filial Río Paraná de la Sociedad Argentina de Pediatría, comentó a UNO: “La gastroenteritis se produce por el tema de los alimentos que no se conservan bien, y otras veces porque estamos ante brotes virales. Hay distintos tipos de gastroenteritis, y se han visto casos en consultas. Concurrir al médico es la recomendación”.
También aconsejó estar atentos a los síntomas respiratorios, ante el aumento de casos de Covid, respetando el lavado de manos y el uso de alcohol en gel como medidas básicas, y consultar al pediatra ante cualquier síntoma.
Por otra parte, refirió que los niños deben ingerir agua para evitar la deshidratación durante el verano: “Muchas veces los chicos prefieren las gaseosas, y debemos plantearnos primero qué estamos consumiendo los adultos. Porque si nosotros consumimos agua y hay agua en la heladera de la casa, van a tomarla; de lo contrario no”, dijo, y explicó: “Hay que tener en cuenta que las gaseosas no sirven para hidratar y que hoy en día son consideradas como productos ultraprocesados, que tienen un exceso de azúcar y que a los chicos no les hace bien; además, tomar gaseosa con tanta azúcar muchas veces hace que pierdan el apetito y las ganas de comer cosas con las que sí tienen que alimentarse”.
Acto seguido, remarcó: “No se recomiendan las gaseosas, o esas bebidas hidratantes. Como adultos deberíamos dejar de consumir estas bebidas, sabiendo los riesgos que tienen. Además, cuando nos vamos de vacaciones, hay que optar por el agua envasada para estar seguros de su origen y que no vamos a tener ningún inconveniente con ella. Y si tenemos dudas con el hielo, para estar tranquilos lo mejor es poner la bebida cerrada en una conservadora y que el frío se lo dé el contacto, no el hielo dentro del vaso o la botella”.
Los golpes de calor también suelen ser frecuentes en verano. No hay que exponer a los niños al sol entre las 10 y las 16; y evitar la falta de líquidos y el exceso de ropa, que puede producir aumento de la temperatura corporal y deshidratación. “Los niños menores de un año son los más vulnerables, ya que no tienen bien desarrollado el mecanismo de regulación de temperatura, presentan mayor sudoración y no pueden expresar su sensación de sed ”, advirtió la especialista.
En este marco, recordó que los síntomas de un golpe de calor pueden ser, además del aumento de la temperatura corporal, enrojecimiento facial o corporal, cefalea, mareos, irritabilidad, decaimiento, somnolencia, debilidad muscular, sequedad de labios o boca, sed intensa, náuseas y vómitos.
Por otra parte, refirió: “Es un tema frecuente en la consulta pediátrica cuáles son los cuidados de verano, sobre todo para los más pequeñitos, pero no hay que dejar de aplicarlos en los niños más grandes también. Porque a veces la mamá con un bebé de tres meses, o de cinco, se preocupa un montón por el sol pero no así cuando son chicos más grandes, y se olvida de colocar el protector solar cada dos horas”.
Sobre las quemaduras, la SAP señala que hay que evitar la exposición solar entre las 10 y las 16; y resalta que no hay que exponer al sol a los menores de seis meses. Luego, hasta los dos años, hay que utilizar protectores solares inorgánicos, adecuados para esa franja de edad.
La presidenta de la filial Río Paraná de la SAP también hizo referencia a los cuidados en las piscinas y las playas: “Por más que los chicos sepan nadar o flotar, la supervisión de los adultos tiene que ser constante. Esas cosas son super importantes para lo que es prevención de accidentes. Y no solo en piletas, sino en cualquier lugar que haya agua, aunque sea poca la cantidad, como es en un balde, porque en un bebé también causan el mismo efecto si un adulto no está supervisando”.
“Si van a nadar en el mar, en el río o en un arroyo, lo mismo: que los chicos estén siempre acompañados y solo bañarse en lugares permitidos. No hay que tirarse de cabeza si no se conoce el fondo, y no alejarse de la costa con colchonetas o flotadores”, añadió.
Por último, recalcó: “Para la gente que está viajando lejos, los niños tienen que ir en el sistema de retención infantil: los menores de 12 años o niños que tienen menos de 1,40 metros de altura tiene que ir en su buster, en el almohadoncito más alto de la sillita o en la sillita completa; o en el huevito”.
“En los más pequeños se recomienda que si van en el huevito no pasen más de dos horas sin sacarlo al bebé, movilizarlo, hablarle, darle de comer. Y hay que hacer hincapié en que los niños no deben ir comiendo durante el viaje, sobre todo los bebés, ni ingerir líquidos ni bebidas al poner el vehículo en movimiento para evitar un ahogo”, concluyó.